Los niveles de contaminantes como el dióxido de azufre fueron más altos en áreas urbanas alejadas de la refinería de Cadereyta durante el período de alerta ambiental. Foto: Especial/Antonio Hernández

Anatomía de una alerta ambiental en Monterrey

Los niveles de contaminantes como dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y ozono fueron más altos en áreas urbanas alejadas de la refinería durante el período de alerta ambiental

En repetidas ocasiones, al anunciarse alertas ambientales por contaminación atmosférica en la Zona Metropolitana de Monterrey, se ha atribuido parte de la principal responsabilidad de estas medidas a las emisiones provenientes de la refinería Héctor R. Lara Sosa, situada en Cadereyta Jiménez.

Sin embargo, un análisis de las mediciones de diversos contaminantes, calculadas en promedio para toda la Zona Metropolitana de Monterrey, durante el período de la alerta ambiental reciente, del 17 al 19 de noviembre de 2023, revela que la ubicación de la refinería en Cadereyta no coincide con las áreas de concentraciones contaminantes más altas en ese lapso de tiempo.

El 17 de noviembre se emitió una alerta ambiental que se relacionó con el incremento de las concentraciones de PM10. Esta situación, según lo publicado, se debió a una combinación de factores, que incluyeron condiciones de estabilidad atmosférica y emisiones provenientes de la refinería.

Aunque los datos satelitales no proporcionan una estimación directa de las concentraciones de PM10, una aproximación indirecta es la basada en la medición de los aerosoles en el aire. Las evaluaciones basadas en Sentinel-5P revelaron que la refinería registró una concentración promedio de aerosoles de -0.46901324686526 unidades de profundidad óptica (AOD). En ese mismo período, en la zona central y norte del municipio de San Nicolás de los Garza, se observó un valor más alto de 0.48861403763351. Esta comparación refleja una diferencia significativa en las concentraciones de aerosoles entre la refinería y la mencionada área, destacando niveles más bajos en la refinería y más altos en la zona centro y norte de San Nicolás de los Garza.

Se observó una tendencia similar en el caso del dióxido de azufre, uno de los contaminantes más visibles de la refinería. Durante los días de alerta ambiental, la planta de refinación registró un valor promedio de dióxido de azufre de 0.000883151353601542 ppm (partes por millón). Sin embargo, nuevamente, se identificó una zona en la ciudad con un valor más alto de 0.00339223471681046 ppm. Esta se encuentra en la colindancia de los municipios de Juárez y Guadalupe, en la parte sur, cerca del Monumento Natural Cerro de la Silla. Esta diferencia refleja una concentración mayor de dióxido de azufre en la mencionada área en comparación con la refinería, durante los días de alerta ambiental.

La situación no fue distinta respecto al dióxido de nitrógeno, porque durante la duración de la alerta, la concentración en la refinería fue de 0.00020018163011979 partes por millón (ppm). Pero el valor más alto de este contaminante no fue ahí, sino en zonas de las avenidas Gonzalitos, Venustiano Carranza y el centro del municipio de Monterrey, con 0.000771479433751989 ppm. Esta discrepancia resalta una concentración significativamente mayor de dióxido de nitrógeno en las áreas urbanas mencionadas, en comparación con la refinería durante el período de alerta.

Comparando las concentraciones de metano, la más alta se registró en la zona ubicada en los límites entre los municipios de Cadereyta Jiménez y Los Ramones, Nuevo León, alcanzando un valor de 1971.71008300846 partes por billón en volumen (ppbv), durante los días de alerta. Por otro lado, en ese mismo período, la concentración en la refinería fue ligeramente más baja, con un valor de 1946.03808593659 ppbv. O sea, la zona cercana a los límites municipales experimentó concentraciones de metano ligeramente más altas que las de la refinería.

Por último, la medición del ozono también mostró una tendencia similar, con una concentración de 0.10803433898658 moléculas por centímetro cúbico en la refinería. Sin embargo, el valor más alto de ozono, que alcanzó las 0.109415164309112 moléculas por centímetro cúbico, se registró en la comunidad de San Juan, en el municipio de Cadereyta, en una zona distante de la refinería.

Es importante entender porqué se señala a la refinería como la causante de la alerta ambiental cuando las mediciones independientes muestran una realidad diferente. Los datos recopilados a través de mediciones satelitales indican claramente que, en varios casos, los niveles de contaminantes, como aerosoles, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y ozono, fueron más altos en áreas urbanas alejadas de la refinería durante el período de alerta ambiental.

Es importante destacar que la información ajustada al período de la alerta ambiental no necesariamente excluye la refinería como una fuente de alta contaminación atmosférica. La misma fuente de datos utilizada para el análisis presentado en esta columna también confirma que la refinería es una fuente significativa y mayoritaria de emisiones de contaminantes, como el dióxido de azufre, especialmente cuando se consideran mediciones promedio anuales o multianuales.

Si bien la refinería sigue siendo una fuente importante de contaminación atmosférica en la Zona Metropolitana de Monterrey, es esencial llevar a cabo evaluaciones integrales y basadas en datos, para comprender plenamente el panorama de la calidad del aire y tomar medidas efectivas para proteger la salud pública y el medio ambiente.

Aunque la refinería puede no ser la principal fuente de un contaminante en particular durante un evento de alerta, su contribución constante y acumulativa a lo largo del tiempo la convierte en un factor relevante a regular. Pero es válido también cuestionar por qué, durante una alerta ambiental, se imponen medidas justificadas de reducción de emisiones específicamente a la petrolera, cuando las mediciones indican que no tenía los valores más altos de contaminación en la ciudad. Esta situación puede parecer desequilibrada, ya que otros establecimientos industriales y fuentes de emisión en la ciudad no enfrentan indicaciones de medidas igualmente estrictas.

Esta disparidad plantea preguntas sobre la equidad en la aplicación de medidas de reducción de emisiones y resalta la importancia de una evaluación exhaustiva de todas las fuentes de contaminación en la ciudad para abordar de manera justa y efectiva la calidad del aire en beneficio de la salud pública en Monterrey.

Verificación de datos en información

Los análisis en los que se basó la medición de contaminantes presentada en esta columna se llevaron a cabo mediante códigos de Google Earth Engine, que se muestram a continuación y están disponibles de manera libre para su revisión directa:

Aerosoles: https://code.earthengine.google.com/5911970cc8fc4dd4d36f8d5f86435261
Dióxido de azufre: https://code.earthengine.google.com/a17cd119a827595784301d30f7caccd1
Metano: https://code.earthengine.google.com/2856c56de8bceb393c783a6f12700419?noload=1
Ozono: https://code.earthengine.google.com/5d5d8f2636bf60b1bc8c3fd36dfa19aa
Dióxido de nitrógeno: https://code.earthengine.google.com/be1ce206bb65d5969d511a38d1102cc0

Los mapas de contaminación, que muestran las concentraciones y distribución espacial de los contaminantes, fueron desarrollados mediante el software de Sistemas de Información Geográfica QGIS. Los archivos raster utilizados en estos mapas fueron descargados desde Google Earth Engine y están disponibles para su descarga, junto con la cartografía, de manera libre en el siguiente enlace.

Twitter: @tonyo_hernandez

 

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