Rusia ‘arma’ su influencia

Las sanciones económicas y los amagos de Estados Unidos y la Unión Europea no han mermado la influencia de Rusia en el este de Ucrania y en otros países europeos.

El conflicto alcanzó otro punto crítico ayer, cuando miles de  activistas prorrusos tomaron la sede del Gobierno de Donetsk, región del este ucraniano, para clamar su independencia y convocar a un referendo el 11 de mayo para anexarse a Rusia. 

12 horas
tardarían las tropas rusas en desplegarse en Ucrania
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Las sanciones económicas y los amagos de Estados Unidos y la Unión Europea no han mermado la influencia de Rusia en el este de Ucrania y en otros países europeos.

El conflicto alcanzó otro punto crítico ayer, cuando miles de  activistas prorrusos tomaron la sede del Gobierno de Donetsk, región del este ucraniano, para clamar su independencia y convocar a un referendo el 11 de mayo para anexarse a Rusia. 

Los manifestantes afines a Moscú, que piden la ayuda del Kremlin para separarse de Kiev, también ocuparon ciudades como Luhans y Járkov, la segunda más grande de Ucrania.

“Kiev acusó a Rusia de comenzar una ‘segunda fase de desmembramiento de Ucrania, luego de la anexión de Crimea’, según la expresión del presidente interino de Ucrania, Olexandre Tourtchinov”, reportó ayer Le Monde. 

Pero el Gobierno del presidente Vladimir Putin, quien aún no abre la puerta a estas regiones, emitió un boletín en el que desmiente haber financiado y organizado las revueltas.

“Dejen de culpar a Rusia de todos los problemas de Ucrania. Sin una verdadera reforma constitucional en Ucrania, en la que, con una federalización, se respeten los intereses de todas las regiones, será difícil encontrar estabilidad”, reza el texto. 

Desde que anexó a Crimea el 16 de marzo, Putin ha reiterado que no tiene interés en ir tras otras zonas de Ucrania, pese a que en el este de país existe una gran mayoría rusa.

La OTAN se muestra escéptica de las promesas del Kremlin al afirmar que existen cerca de 40 mil soldados rusos cerca de la frontera de Ucrania.

Un ejército poderoso 

En 1998 la OTAN ridiculizó al ejército ruso al tacharlo de “congelado, hambriento e inútil”, según una nota de The Economist. 

Esas provocaciones desencadenaron que Putin invirtiera miles de millones de dólares en armas y entrenamiento para sus fuerzas armadas.

“Son absolutamente capaces de constituirse en una fuerza invasora, con todas las piezas y partes necesarias para acompañar el avance de fuerzas terrestres”, alertó Philip Breedlove, el más alto oficial de la OTAN, informó ayer BBC Mundo.

En 2013, el Parlamento ruso aprobó aumentar en tres años el presupuesto militar en 40 mil millones de dólares, para que en 2016 tuviese un total de 106 mil millones de dólares.

Además, en 2008 Putin impulsó una reforma que disminuyó el número de soldados efectivos de 395 mil a 270 mil,  sin contar los que están en fuerzas de reserva, para tener una mejor administración de las brigadas y dar un mejor entrenamiento. 

Para incentivar su desempeño, los militares recibieron un aumento de sueldo de hasta 200 por ciento en 2012, cuando su salario promedio pasó a ser mil 200 dólares mensuales, el doble que la media del país. 

 La OTAN estima que solo le bastarían 12 horas a Rusia para desplegar sus tropas en Ucrania, algo que los separatistas de Donestk le piden a Putin.

La incógnita pendiente es si ante una invasión de tropas rusas en el este ucraniano, la OTAN, Washington y la UE volverían a limitarse a ofensivas verbales.

“Todos se dan cuenta de que está teniendo lugar un plan contra Ucrania, contra Donetsk, Lugansk y Járkov. Un plan de desestabilización (…) para que las tropas extranjeras crucen la frontera y ocupen el territorio”, advirtió el primer ministro Arseni Yatseniuk.

¿Todos contra Rusia?

La canciller alemana Angela Merkel, al frente de la UE, ha tenido un duro discurso contra el Kremlin, pero no toda Europa está en contra del actuar de Rusia en Ucrania.

Partidos de derecha de países como Francia, Grecia y Hungría, e incluso importantes miembros del Social Demócrata de Alemania, han respaldado a Putin.

Para el excanciller alemán Gerhard Schröder, la culpa de la crisis ucraniana es de la UE y no de Rusia, pues el organismo europeo le ofreció un trato a Kiev que lo obligó a elegir entre Bruselas y Moscú, lo que resulta conflictivo en un país tan dividido.

“Era más razonable proponer a Ucrania un acuerdo que le permitiera seguir en buenas relaciones con ambas partes. Sobre todo porque se trata de un país culturalmente dividido. Lo que se hizo fue abocar el país a una crisis política”, declaró a la prensa.

La revista Foreign Affairs publicó la semana pasada que el Kremlin y el partido francés de extrema derecha El Frente Nacional, que arrasó en las pasadas elecciones, también están estrechando sus lazos y concuerdan con la situación de Crimea.

El tercer partido político más grande de Hungría, Jabbok, y el partido Amanecer Dorado de Grecia, también  apoyan las ideas de Putin. 

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