La perpetración de los roles de género tradicionales pueden limitar el desarrollo profesional, personal y el bienestar físico y mental de las mujeres. Foto: Especial

Tareas del hogar ‘encadenan’ a las mujeres

Aunque las mujeres llevan décadas saliendo a trabajar, las labores domésticas continúan siendo ejercidas en su gran mayoría por ellas, quienes además deben combinar las actividades remuneradas y el cuidado de hijos y familiares

A pesar de los pasos, lentos pero seguros, hacia la equidad entre mujeres y hombres, la sociedad muestra reticencia a descargar a las mujeres de las tareas que históricamente se les asignan con base en el género.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revela que las mujeres tienen a cuestas una carga desproporcionada de trabajo no remunerado, ya que ellas destinan 2.6 veces más tiempo a tareas del hogar y de cuidados.

La perpetración de los roles de género tradicionales pueden limitar el desarrollo profesional, personal y el bienestar físico y mental de las mujeres.

Muchas de estas mujeres no solo realizan el trabajo no remunerado inherente al hogar, como el cuidado de los hijos, la preparación de alimentos, la limpieza de la casa, entre otras actividades, sino que además laboran fuera del ámbito familiar, en muchas ocasiones, en la informalidad.

Sin oportunidad para mejorar

Fernanda Domínguez, coordinadora de Educación en el área de Sociedad incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), menciona que de acuerdo a mediciones de este organismo, las mujeres dedican 40 horas a la semana a las tareas no remuneradas, mientras que los hombres, en promedio, realizan labores domésticas durante solo 16 horas, lo que prácticamente convierte a los trabajos del hogar en una segunda jornada de tiempo completo.

“Las mujeres dedican 40 horas a la semana a este trabajo que al final, si lo analizamos, es un trabajo de tiempo completo, los hombres dedican 16 horas. Entonces, ahí empiezan los obstáculos, pues ¿En qué momento las mujeres van a tener tiempo para dedicarle a su desarrollo profesional para avanzar en su carrera laboral? ”, cuestionó.

De acuerdo con el IMCO, la desigualdad entre hombres y mujeres está presente en los diversos ámbitos de la vida como en el hogar y el mercado laboral. Debido a que México es el cuarto país con menor participación económica de las mujeres en América Latina, las mujeres se encuentran subrepresentadas en los centros de trabajo.

Según la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) del INEGI, 9 de cada 10 personas que abandonan el mercado laboral por realizar tareas de cuidados, son mujeres.

De 53.3 millones de mujeres del país de 16 años o más, 24.7 millones cuentan con un trabajo remunerado, 13 millones de ellas trabajan en el sector formal y 11.7 en la informalidad.

Por otra parte, 28.5 millones no participan en el mercado laboral, mientras que 25.8 no buscan trabajo remunerado, 3.5 tampoco lo hacen, pero aceptarían uno en caso de que se los ofrecieran. De los 28.5 millones de mujeres que no trabajan remuneradamente, 69 por ciento se dedican a las tareas de cuidados y del hogar.

Domínguez menciona que de las 24.7 millones de mujeres que laboran fuera de su hogar, la gran mayoría de ellas se enfrentan a condiciones de informalidad, de violencia, laboral, entre otras dificultades.

Después de la brecha de ingreso por género y condiciones de violencia, laboral y discriminación en los entornos de trabajo, no vemos que haya cambiado drásticamente la participación de la mujer en la economía en casi 20 años, pues apenas aumentó 5 puntos porcentuales.

“Entonces, hicimos un estimado de que si siguiéramos esta tendencia de crecimiento México tardaría en tener una paridad económica, en la participación económica de hombres y mujeres, 119 años”, afirmó.

La coordinadora de Educación del IMCO menciona que una de las fallas en las políticas de las empresas es la falta de flexibilidad, pues el mercado laboral sigue siendo estricto.

“Las mujeres necesitan una mayor flexibilidad y seguimos viendo un mercado laboral que castiga la flexibilidad, pese a lo que pasó en la pandemia, todavía no estamos viendo que lleguemos ahí entonces eso también condena a muchas mujeres a trabajar dentro de la informalidad.

“Aunque, por supuesto, los hombres también tienen altas tasas de informalidad, están en el 49 por ciento, mientras que las mujeres en 55 por ciento, bastantes puntos porcentuales por encima y al final esto condena a las mujeres a no tener prestaciones como el Seguro Social, vacaciones, a no tener certeza jurídica sobre tu contrato, entre muchas otras cosas que la formalidad conlleva”, resaltó.

De acuerdo con el INEGI, el trabajo no remunerado tiene un valor económico para el país, el cual se estima en 7.2 billones de pesos. Si este tipo de labores fueran un sector económico del país, tendría una equivalencia al 24 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), cifra por encima de otros sectores como la industria manufacturera o el comercio, que aportan 22 por ciento, cada uno, al PIB.

El IMCO sostiene que si se suma el valor de las tareas del hogar y de cuidados, las mujeres aportan 2.6 veces más valor económico que los hombres por el trabajo no remunerado que realizan.

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