Solicitar o prestar una tarjeta de crédito para aprovechar promociones se ha vuelto una práctica cada vez más recurrente

¿Prestas tu tarjeta de crédito? Las deudas ajenas pueden ser responsabilidad personal

Prestar tarjetas de crédito a familiares y amigos para que accedan a preventas u ofertas exclusivas es una práctica al alza que, según especialistas, puede afectar fiscal y financieramente al usuario

Solicitar o prestar una tarjeta de crédito para aprovechar promociones o entradas exclusivas a espectáculos en vivo, así como para adquirir otro tipo de bienes, se ha vuelto una práctica cada vez más recurrente en México; sin embargo, el que el propietario de la cuenta asuma la responsabilidad de compras ajenas puede tener consecuencias para su historial crediticio y fiscal, indican especialistas.

Aunque durante los últimos años se ha registrado un incremento en el manejo de créditos formales entre los mexicanos, aún persiste la reticencia a adquirir uno para 53 por ciento de la población, en gran medida porque “no les gusta endeudarse”, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021.

Daniel Rojas, CEO de la plataforma de asesoría financiera Rocket, señala que, entre las razones por las que los mexicanos no adquieren créditos personales, también se encuentra la dificultad para que las entidades bancarias les asignen uno por falta de historial crediticio o por malos reportes.

“(Además algunos) ya tienen una mala experiencia como tarjetahabientes, tal vez no está reportado ni tiene un mal historial crediticio, pero le ha ido muy mal con estas entidades; y otro tema es que no se sienten con el conocimiento de adquirir una tarjeta de crédito y se autoexcluye”, afirma.

Agrega que las compras más riesgosas para pagar de manera diferida son las de alimentos o artículos de uso cotidiano, pues cuando ese producto se liquida, ya no existe; por lo que sugiere utilizar este método con bienes duraderos.

Respecto a la adquisición de boletos para eventos, como conciertos en vivo, comenta que esto se encuentra en una línea intermedia de peligro para el usuario cuando se trata de una compra individual e, incluso, puede generarle beneficios.

No obstante, si la línea de crédito se ve rebasada por realizar préstamos a terceros, puede resultar contraproducente al tener que asumir un gasto extra si la otra persona incumple con su pago.

Moisés Márquez, líder de Datos y Modelos de Rocket, asegura que lo mejor es utilizar el crédito bancario tomando en consideración que todo lo que se haga con ella impacta en el historial crediticio.

“La tarjeta de crédito es de uso personal, pues el banco te está prestando a ti y a tu situación personal. Lo recomendable es usarla como una herramienta financiera para gestionar y administrar nuestras finanzas, así como evitar, en la medida de lo posible, adquirir deuda por un externo”, precisa.

Consecuencias fiscales de prestar tu tarjeta de crédito

El impacto por asumir la obligación de cumplir con una deuda ajena se extiende a la situación fiscal del tarjetahabiente, pues el Servicio de Administración Tributaria (SAT) podría asumir estos movimientos de gastar más de lo que se percibe como una discrepancia fiscal.

“El artículo 91 de la Ley del Impuesto sobre la Renta nos explica que esta figura legal, que impacta a las personas físicas, es un procedimiento por el cual el fisco comprueba que el monto de las erogaciones en un año son mayores a las declaradas por el contribuyente.

Advierte que, si bien hasta cierto punto este es un tema contable, también puede llegar al terreno jurídico, “pues hay un principio fundamental del derecho que dice que el desconocimiento de la ley no te exime de su cumplimiento y, evidentemente, el SAT no te va a perdonar nada”.

Te puede interesar: Alcanza morosidad en tarjetas de crédito máximo histórico: estas son algunas historias

Te puede interesar
CRéDITOS Financieros alternativos

En México la falta de crédito es citada como una de las razones del bajo crecimiento económico. Los pequeños negocios y la población económica y geográficamente marginada está prácticamente excluida del sistema financiero mexicano. La revista The Economist reporta que menos del 7 por ciento de los micro negocios del país, que constituyen el 95 por ciento del total de las empresas mexicanas, tuvo acceso a un crédito bancario en el 2013.