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Pemex no está sola

Desde la primera bonanza petrolera de la década de los setentas, la carga del financiamiento de gran parte del gasto público del gobierno federal ha recaído sobre Pemex.  

En los últimos cinco años, en promedio, el 29 por ciento del presupuesto federal provenía de los ingresos petroleros.

Ahora, Pemex podría necesitar un rescate temporal del gobierno para sobrevivir.

Sin embargo, éste no es un fenómeno aislado. La difícil coyuntura por la que atraviesa la industria energética global se ha acentuado en las empresas estatales petroleras de América Latina.

96%
es el porcentaje
que representa
el petróleo respecto de las exportaciones totales
de Venezuela, lo que pone en riesgo la viabilidad financiera del país

Desde la primera bonanza petrolera de la década de los setentas, la carga del financiamiento de gran parte del gasto público del gobierno federal ha recaído sobre Pemex.  

En los últimos cinco años, en promedio, el 29 por ciento del presupuesto federal provenía de los ingresos petroleros.

Ahora, Pemex podría necesitar un rescate temporal del gobierno para sobrevivir.

Sin embargo, éste no es un fenómeno aislado. La difícil coyuntura por la que atraviesa la industria energética global se ha acentuado en las empresas estatales petroleras de América Latina.

En la región, el rango de los ingresos petroleros como parte de los ingresos fiscales totales va desde el 20 por ciento hasta el 50 por ciento. Para el caso de Venezuela, la venta de crudo en el exterior significa el 96 por ciento de las exportaciones del país.

La caída del precio del petróleo a niveles que rondan los 30 dólares acabó con el interés de los grandes inversionistas globales. El barril de crudo a más de cien dólares es visto como un espejismo. El mercado considera que la probabilidad de que se recupere este nivel en el corto y en el mediano plazo es casi nula.

José Antonio González Anaya, director de Pemex, dijo en una conferencia de prensa en la que anunció una fuerte reestructura de la compañía que había llegado el tiempo de ajustarse a la nueva realidad.

Para Pemex el ajuste se traducirá en un recorte de 100 mil millones de pesos y un programa de venta de activos. La petrolera mexicana cambió la estimación del precio del petróleo para este año de 50 dólares a 25 dólares. La corrección representa un costo de 6.2 mil millones de pesos.

Al sur del continente, hay otros casos tan críticos como el de Pemex, que en el 2015 presentó pérdidas antes de impuestos por primera vez en su historia.

Ecopetrol, la firma energética de Colombia, perdió casi toda su capitalización de mercado en tan sólo tres años. Su valor de mercado pasó de alrededor de 130 mil millones de dólares en 2013 a un valor actual de apenas 15 mil millones de dólares.

El programa de ajuste de la petrolera colombiana incluye el despido de 16 mil trabajadores, lo cual equivale a un tercio de su planta laboral.

De igual forma, el auge y caída de Petrobras, la firma energética de Brasil, también es un caso significativo. Hace cinco años, el gran interés de los inversionistas globales se hizo patente en la exitosa emisión de acciones por 70 mil millones de dólares.

Esa confianza se evaporó cuando, en el seno de Petrobras, emergió el mayor escándalo de corrupción en la historia de Brasil, el cual continúa amenazando la presidencia de Dilma Rousseff.

Actualmente, la compañía es la petrolera más endeudada del mundo y en el debate público de Brasil es cada vez más común escuchar la posibilidad de un rescate financiero. 

Ilusiones pasadas

América Latina parecía estar destinada a convertirse en un nuevo polo energético con un peso creciente en la oferta petrolera global.

El descubrimiento de yacimientos petroleros marítimos en Brasil, la adopción de políticas económicas amigables al mercado en Colombia, el hecho de que Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo en el mundo y la promulgación de la reforma energética en México ofrecieron un panorama alentador para los inversionistas.

La debacle de los precios del crudo pusieron fin a las expectativas. En las primeras tres rondas de licitaciones de la reforma energética a firmas privadas en México, no se han asignado campos a alguna de las grandes firmas energéticas globales. Asimismo, se espera que algunas firmas ganadoras asuman pérdidas y abandonen los yacimientos.

 

 

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