No culpes al TLCAN

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se ha convertido en una obsesión para la administración de Donald Trump. En campaña, Trump dio origen a una narrativa en la que la pérdida de empleos manufactureros en Estados Unidos se ligó intrínsecamente a “malos acuerdos comerciales”, notoriamente al TLCAN.

367,000
millones de dólares es el déficit comercial de Estados Unidos con China, seis veces mayor que el desbalance que mantiene con México

"El progreso tecnológico únicamente nos ha provisto de maneras más eficientes de retroceder”
Aldous HuxleyEscritor británico
La posición de Estados Unidos en la mesa de negociación con México estará centrada en pedir concesiones. Las perspectivas de una renovación del tratado que sea benéfica para ambas partes prácticamente se han desvanecido
“Los tratados de libre comercio son irrelevantes en el problema de la disminución de oportunidades económicas en Estados Unidos” 
Bradford DeLongProfesor de economía de la Universidad de California Berkeley

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se ha convertido en una obsesión para la administración de Donald Trump. En campaña, Trump dio origen a una narrativa en la que la pérdida de empleos manufactureros en Estados Unidos se ligó intrínsecamente a “malos acuerdos comerciales”, notoriamente al TLCAN.

La realidad no podría ser más diferente. Si bien, Dani Rodrik, profesor de economía política en la Universidad de Harvard, refiere que las ganancias de este tratado comercial han sido marginales para la economía de Estados Unidos, esto no significa que el TLCAN sea un sinónimo de desastre.

Bradford DeLong, profesor de economía en la Universidad de California Berkeley, estima que en Estados Unidos, en los últimos 30  años, la proporción de los empleos manufactureros respecto al empleo total ha descendido en 21.4 puntos porcentuales. DeLong, quien fue subsecretario del Tesoro en la administración de Bill Clinton, calcula que el TLCAN es responsable únicamente de 0.1 puntos porcentuales  de este declive.

El deterioro del sector manufacturero, más bien, se explica por la automatización y robotización de los procesos de producción, así como por la entrada de China a la Organización Mundial del Comercio.  Actualmente, la economía china cuenta con una participación de 13 por ciento de las exportaciones mundiales y del 25 por ciento del valor agregado que genera la industria de manufactura a nivel global.

Para Bradford DeLong, seguir culpando a los tratados comerciales de la pérdida de empleos del sector secundario es “hacerse el tonto”. Argumenta que cumplir la promesa de Trump de “devolver los empleos” que fueron expatriados a regiones emergentes de bajo costo es algo que no va a suceder.

Esto obedece a una tendencia de décadas en el grueso de las economías avanzadas. En el caso específico de Estados Unidos, el fortalecimiento consistente del dólar ha restado competitividad al sector exportador doméstico y ha propiciado incentivos para que la inversión de manufactura sea llevada a países como México.
 
La mesa está puesta
 
La renegociación del TLCAN es inminente. Tanto el gobierno mexicano como el gobierno estadounidense han iniciado un proceso de consulta doméstico para evaluar cuáles serán  los lineamientos de cada  país en la mesa de negociación.

Sin embargo, la divergencia entre la posición de México y la posición de Estados Unidos es abismal. Del discurso de la administración de Donald Trump se infiere que la postura estadounidense considera que el comercio global representa un juego de suma cero. El argumento más utilizado por el presidente de Estados Unidos para asegurar que el país ha sido una víctima de los tratados de libre comercio se basa en una sola variable: el déficit comercial.

Paradójicamente, el déficit comercial de Estados Unidos con México, que representa el primer blanco de la retórica proteccionista de Trump, es equivalente apenas al 8 por ciento del déficit comercial total de la mayor economía global.

En cambio, el desbalance de bienes y servicios con China, representa el 48 por ciento del déficit comercial estadounidense.

No obstante, la agenda del presidente Trump aún no da muestras de que el comercio con China ocupe un lugar prioritario para esta administración. En México, analistas políticos como Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores, argumentan que esto se debe a que el país es un blanco fácil, dada la asimetría de la relación bilateral.

El consenso de economistas, por otra parte, señala que para Estados Unidos es mucho más fácil desmantelar el TLCAN y obtener una victoria mediática sin “destruir la economía” que empezar una guerra comercial con China, el mayor exportador global.

Este contexto implica que la posición de Estados Unidos en la mesa de negociación con México estará centrada en pedir concesiones. Las perspectivas de una renovación del tratado que sea benéfica para ambas partes prácticamente se han desvanecido.
 
Pedir peras al olmo
 
En el día uno de su administración, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para pedir la salida de Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Para México, este acuerdo significaba la renovación implícita del TLCAN. El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Economía, vendió al TPP como el instrumento de modernización de la relación comercial con Estados Unidos, destino del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas.

Ahora, con la cancelación del TPP y con la renegociación del TLCAN en puerta, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, pide una condición para sentarse a la mesa: que Estados Unidos reconozca que el TLCAN también ha sido benéfico para la economía estadounidense.

Peccata minuta

El déficit comercial de Estados Unidos con México representa una pequeña fracción del total. El problema de la economía estadounidense tiene nombre y apellido: China.

Proporción del déficit comercial de Estados Unidos

48%
China
20%
UNIÓN
EUROPEA
13%
OTROS
9%
JAPÓN
8%
MÉXICO
2%
CANADÁ

Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos
 

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