El precio de bienes agrícolas como el maíz, el trigo o la soja se deciden en la Bolsa de Chicago, también conocido como el mercado de futuros. Foto: Especial

Grandes empresas controlan los precios de los bienes y servicios en todo el mundo, piden regularlas

Al contar con información privilegiada, poder de mercado y capacidad para incidir en los precios, el actuar de las grandes empresas debe regularse y supervisarse para evitar que se cometan abusos y se perpetúen desigualdades entre productores y comercializadores

Las grandes comercializadoras mundiales de granos y cereales incrementan sus ganancias en un contexto de alta especulación y volatilidad de los precios, lo que refleja la necesidad de mercados más regulados y justos.

Los estragos generados por la pandemia y la intensificación del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania provocaron un encarecimiento del costo de vida en todo el mundo, pero representó una oportunidad sin precedentes para las grandes compañías comercializadoras como Archer Daniels Midland, Bunge, Cargill y Louis Dreyfuss, también conocidas como las empresas “ABCD”, porque controlan el 70 por ciento del comercio global de bienes agrícolas.

Justo en el contexto de presiones inflacionarias entre 2021 y 2022, las empresas “ABCD” incrementaron sus ganancias de manera dramática en una magnitud similar a la rentabilidad obtenida por las compañías líderes del sector energético internacional, de acuerdo con el informe más reciente de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés).

Por ejemplo, en un año considerado excepcional, la compañía Archer Daniels Midland reportó en 2022 una ganancia operativa ajustada por 4.4 mil millones de dólares gracias a los servicios agrícolas y las semillas, un incremento del 58 por ciento respecto a 2021, cuestión similar a lo sucedido con la empresa Bunge, que obtuvo mil 610 millones de dólares en ingresos netos durante el año pasado “alcanzando uno de los mejores desempeños de su historia”.

“La compañía aprovechó su presencia global, inteligencia de mercado y marco de gestión de riesgos, reforzados desde la llegada de COVID-19, para capturar oportunidades de generación y ventas rentables y, al mismo tiempo, satisfacer la demanda de los clientes”, se lee en el informe financiero de Louis Dreyfus al obtener una utilidad neta de mil millones de dólares en 2022.

Sin embargo, los beneficios económicos alcanzados por Cargill y el resto de comercializadoras convergen con uno de los periodos de presiones inflacionarias más álgido en décadas.

Desde la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), hasta el Banco Central Europeo (BCE), implementaron políticas monetarias restrictivas para contener el encarecimiento de bienes y servicios que comenzaron a ceder al inicio de este año.

La relación entre el alza en los precios de bienes como los alimenticios y las grandes ganancias de las empresas “ABCD” se encuentra, de acuerdo a la UNCTAD, en la capacidad que tienen para administrar el riesgo y cubrirse a través de instrumentos financieros con los cuales diversos agentes especulan dentro del mercado de futuros.

Un proceso complejo

El precio de bienes agrícolas como el maíz, el trigo o la soja se deciden en la Bolsa de Chicago, también conocido como el mercado de futuros.

Ahí la oferta y demanda de cereales determina su precio y, es en ese punto, donde las empresas “ABCD” toman una relevancia determinante para el encarecimiento o abaratamiento de dichos insumos.

“Las empresas “ABDC” son importantes y juegan un papel estratégico, ya que estas adquieren materias primas y te venden por ferrocarril o por camión y asumen el tema de administración de riesgos, ya que ellos le compran al productor de Estados Unidos y formulan sus programas de coberturas; asumen un rol que a veces quisiéramos evitar, aunque ellos le dan mucha certeza a la comercialización de los productos porque, al ser empresas transnacionales, pueden venderte productos de todo el mundo”, explica Juan Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícola(GCMA).

Las coberturas, que se definen como un contrato entre dos partes que se comprometen en una fecha futura establecida y a un precio determinado a intercambiar un activo que puede ser físico, financiero, inmobiliario o de materia prima, según BBVA, han figurado como un mecanismo de certidumbre para llevar a cabo grandes transacciones de granos, pero también ha sido utilizado como medio de especulación.

Por ejemplo, Greenpeace documentó que los principales fondos de cobertura obtuvieron ganancias por un monto de mil 900 millones de dólares a través del mercado de cereales al comienzo de la guerra de Ucrania.

Comercio justo y regulación

Al contar con información privilegiada, poder de mercado y capacidad para incidir en la fijación de precios, el actuar de las grandes empresas debe regularse y supervisarse para evitar que se cometan abusos y se perpetúen desigualdades entre productores y comercializadores, de acuerdo con el informe sobre el comercio y desarrollo.

Incluso organizaciones como Oxfam y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés), proponen impuestos a las ganancias extraordinarias de las grandes compañías con el objetivo de compensar las afectaciones que puedan llegar a generar y propiciar una condición de competencia más justa.

“La concentración del mercado en sectores clave, como el comercio de productos básicos agrícolas, ha aumentado desde 2020, profundizando la asimetría entre las ganancias de las principales empresas multinacionales y la disminución de los ingresos laborales a nivel mundial”, advierte la UNCTAD.

Lo que hay detrás del encarecimiento de los precios

La evidencia apunta a que el encarecimiento de bienes y servicios durante el año pasado pudo agudizarse con las ganancias extraordinarias de las empresas y la especulación.

Aunque las presiones inflacionarias han comenzado a ceder, una gran cantidad de mercancías continúan encareciéndose, tomando como detonante cualquier señal enviada al mercado que implique un probable aumento en la demanda o disminución de la oferta, tal como ha venido sucediendo desde el año pasado, explica a Reporte Índigo, Diego Merla, coordinador de justicia fiscal en Oxfam México.

“Cuando menos, esta ola inflacionaria a nivel global, aunque sea diferente dependiendo el país, detonó por un efecto dominó donde otras industrias vieron la oportunidad de incrementar sus márgenes de utilidad al subir sus precios dado que todo el mundo esperaba un encarecimiento de los productos, más allá de que existió un componente importante a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania en los precios”, señala Merla.

El Banco Central Europeo detectó que a pesar de las afectaciones a la actividad económica en el continente, las ganancias de los empresarios continuaron elevándose, aportando más de la mitad de las presiones inflacionarias sobre los precios. Foto: Especial
El Banco Central Europeo detectó que a pesar de las afectaciones a la actividad económica en el continente, las ganancias de los empresarios continuaron elevándose, aportando más de la mitad de las presiones inflacionarias sobre los precios. Foto: Especial

Al respecto, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), ha realizado estimaciones para detectar los componentes que generan una mayor presión en los precios, encontrando que el alto poder de mercado de las grandes empresas tiene una implicación considerable para estimular las ganancias extraordinarias, cuestión que tiene un impacto en la inflación.

“En México, la contribución de las ganancias a las presiones en precios ha sido siempre elevada, en alrededor del 63 por ciento, mientras que el costo laboral contribuye en alrededor de 31 por ciento. Y aunque en años recientes se ha presentado una redistribución, la contribución de las ganancias a las presiones en precios siguen siendo mayores”, se lee en el documento de la CONASAMI.

Un ejercicio similar fue desarrollado por el Banco Central Europeo (BCE), en donde se detectó que a pesar de las afectaciones a la actividad económica europea, las ganancias de los empresarios continuaron elevándose, aportando más de la mitad de las presiones inflacionarias sobre los precios.

“Los productores de algunos sectores podrían incluso intentar aumentar sus márgenes más allá de lo que estaría justificado por mayores costos de insumos para recuperar también las pérdidas previas de ingresos reales derivadas de los diversos shocks de los últimos tres años”, según el BCE.

A pesar de los descubrimientos por parte de las autoridades en materia económica, ambas explicaciones siguen considerándose como experimentales, lo que impide consolidar el entendimiento de la inflación como resultado de un proceso de apropiación de ganancias y especulación.

El campo mexicano no escapa

Organizaciones como El Poder del Consumidor han denunciado el control corporativo que ejercen entidades políticas y comerciales para influir en la producción y distribución de insumos estratégicos como el maíz transgénico.

Las grandes comercializadoras no solo inciden en el mercado de granos e insumos alimentarios, con su poder también buscan posicionar productos y condiciones de intercambio que priorizan el beneficio económico de las empresas por encima de las necesidades del país, explica a Reporte Índigo Alejandro Calvillo, director de esta organización.

“La gran mayoría de la importación de granos en México viene de parte de Cargill, que a su vez pertenece a organizaciones donde se agrupan empresas de ese tipo, hacen cabildeos conjuntos tanto en los gobiernos nacionales como en los acuerdos internacionales, incluso en los organismos de naciones unidas, la cumbre sobre sistemas alimentarios que hizo la FAO desgraciadamente fue capturada por ese tipo de empresas”, explica Calvillo.

Las grandes comercializadoras agrícolas llevan a cabo diversas acciones para impulsar estrategias y productos sin tomar en cuenta los daños y beneficios para el país. Foto: Especial
Las grandes comercializadoras agrícolas llevan a cabo diversas acciones para impulsar estrategias y productos sin tomar en cuenta los daños y beneficios para el país. Foto: Especial

Con el poder que concentran, las comercializadoras han impulsado diversas iniciativas para que el maíz transgénico circule en los campos mexicanos, ya que el país representa un mercado primordial para la venta de su semilla.

Prueba de ello es que de acuerdo con el  Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), se estima que el consumo anual de tortilla de maíz oscila alrededor de los 56 kilogramos per cápita en zonas urbanizadas y en más de 79 en localidades rurales.

Desde el uso de personal científico para avalar el uso de semillas genéticamente modificadas, hasta la alternancia entre corporaciones e iniciativa pública que ejercen funcionarios públicos, práctica que se conoce como puerta giratoria, son algunos de los mecanismos que se han detectado dentro del ámbito político y corporativo para impulsar la agenda en favor del maíz transgénico, de acuerdo con la organización El Poder del Consumidor.

Esto mantiene viva la disputa iniciada por el gobierno de Estados Unidos , ya que “las medidas de México no se basan en ciencia y socavan el acceso al mercado que acordó brindar en el T-MEC”, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés).

“Estados Unidos lo que está haciendo es defender a estas empresas, el gobierno estadounidense es el peón, quien está actuando para procurar los intereses de estas grandes empresas y está totalmente coludido, por eso subsidia la siembra de maíz, principalmente transgénico. Por eso dominar el mercado internacional o el mercado de un país a través de los alimentos es someter a ese país”, advierte el director Calvillo.

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