El otro golpe de Turquía

El golpe de estado fallido en Turquía no sólo dejó una cicatriz política. El levantamiento de una parte de los militares turcos en contra del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan provocó una reacción inmediata en el mercado.

El viernes, en el punto más álgido de la crisis política, la lira llegó a desplomarse casi 5 por ciento frente al dólar, la mayor caída intradía desde la crisis global del 2008. En ese momento, aún era incierto si sobreviviría el gobierno de Erdogan.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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“Creo que si pides prestado más de 100 mil millones de dólares a bancos extranjeros en un país que se encamina a convertirse en una república bananera, como inversionista, vas a tener que mantener un ojo en la puerta de salida” 
Paul McNamaraAdministrador del fondo de inversión GAM UK

El golpe de estado fallido en Turquía no sólo dejó una cicatriz política. El levantamiento de una parte de los militares turcos en contra del gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan provocó una reacción inmediata en el mercado.

El viernes, en el punto más álgido de la crisis política, la lira llegó a desplomarse casi 5 por ciento frente al dólar, la mayor caída intradía desde la crisis global del 2008. En ese momento, aún era incierto si sobreviviría el gobierno de Erdogan.

La aversión al riesgo se volvió generalizada en el mercado. El peso, la divisa emergente más operada del mundo, cerró el viernes en la tarde con una pérdida de 1.29 por ciento frente al dólar.
La moneda mexicana es comúnmente referida como un termómetro del sentimiento de los inversionistas hacia activos emergentes.

Jorge Mariscal, director de inversión para mercados emergentes en la firma UBS Wealth Management, dijo a Reuters que la crisis política de Turquía sirve como un recordatorio de la importancia de los riesgos específicos que conlleva cada una de las economías emergentes.

Los bonos de deuda soberana de Turquía presentaron una alza de 173 puntos base en su prima de riesgo, su mayor alza desde 2013, un año que fue particularmente malo para los mercados emergentes dado que la Reserva Federal de Estados Unidos anunció el fin de su programa de compra masiva de bonos.

El domingo, el gobierno de Erdogan comunicó que había recobrado el control del país y de la economía. Al día siguiente, el valor de la lira frente al dólar registró un avance que alcanzó el 3 por ciento intradía.

Sin embargo, el intento de golpe de estado se sumó a una serie de preocupaciones que ya estaban pesando sobre la economía de Turquía. Tanto HSBC como Goldman Sachs pronostican que la lira turca continuará una trayectoria de depreciación.

Ambas firmas argumentan que esta trayectoria obedece no sólo a la incertidumbre derivada de la crisis política, sino a un creciente déficit de cuenta corriente que ya alcanza el 4.5 por ciento del producto interno bruto de Turquía.
 
Crisis bancaria en riesgo
 
Por otra parte, la incertidumbre política podría traducirse en una crisis bancaria con alcances de mayor magnitud para la economía real que un deterioro de la paridad cambiaria.

De acuerdo al Banco de Pagos Internacionales, los bancos turcos tienen un pasivo de 120 mil millones de dólares con entidades financieras del exterior.

Esto vuelve al país vulnerable a un cambio de sentimiento repentino en la percepción que los inversionistas tienen de la economía turca.

Pese a la turbulencia, hasta el momento, la mayoría de los inversionistas considera que la situación turca no representa un evento significativo para los mercados globales, al menos no como el Brexit.

Tras la crisis política, el banco central comunicó que ofrecería liquidez ilimitada a los bancos y que tomaría “todas las medidas necesarias” para mantener la estabilidad del sistema financiero.

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