El show de Trump

En términos mediáticos, Donald Trump se ha convertido en el presidente electo más activo en la historia reciente de Estados Unidos. Esto no se ha traducido en certidumbre respecto a la agenda política de la administración que iniciará el 20 de enero. Todo lo contrario.

“No hacemos decisiones de inversión basadas en ciclos de administraciones (presidenciales). Nuestro negocio cuenta con un horizonte de ocho, 12 o  14 años al momento en el que vemos nuestras inversiones” 
Hinrich WoebckenDirector de Volkswagen para América del Norte

En términos mediáticos, Donald Trump se ha convertido en el presidente electo más activo en la historia reciente de Estados Unidos. Esto no se ha traducido en certidumbre respecto a la agenda política de la administración que iniciará el 20 de enero. Todo lo contrario.

Sin embargo, los grupos de interés que pudieran ser afectados por las promesas de política económica de Trump,  particularmente por las posturas proteccionistas de su equipo comercial, han tomado medidas de contingencia. Al menos, esa es la impresión generada en el ánimo presidencial, a juzgar por las reacciones del presidente electo dadas a conocer a través de Twitter.

En ningún grupo de interés, el cambio de discurso ha sido tan evidente como en la industria automotriz.

En el marco del Show Internacional de Automóviles de América del Norte (NAIAS, por sus siglas en inglés), las principales armadoras globales han anunciado inversiones relevantes para Estados Unidos.

Trump ha celebrado estas decisiones de inversión como resultado de su postura adversa al traslado de producción manufacturera hacia regiones de bajo costo.

El presidente electo ha amenazado explícitamente a General Motors y a  Toyota de imponer tarifas arancelarias de importación si optan por continuar produciendo sus automóviles en México con la finalidad de exportar a Estados Unidos.

No obstante, Doug Holtz Eakin, exdirector de la Oficina Congresional de Presupuesto (CBO por sus siglas en inglés), argumenta que el presidente electo únicamente está imponiendo su agenda, pero asegura que ésta no se traducirá en políticas públicas concretas.  

“Mucho de esto se trata de dictar la agenda y de hacer que la gente hable de lo que él quiere que se hable” dijo Holtz Eakin a la agencia Bloomberg.

El consenso de analistas ha reiterado que la promesa de Trump de “traer de vuelta los empleos manufactureros” es el equivalente a una misión imposible en materia de política económica.
 
Cambia el negocio, no la política
 
En la última semana, tres armadoras dieron a conocer planes de inversión en Estados Unidos.
Ford anunció que gastaría 700 millones de dólares en una planta de Michigan que será adaptada para el desarrollo de vehículos de manejo autónomo.

Fiat Chrysler comunicó que realizará una inversión de mil millones de dólares para la construcción de camionetas SUV en sus plantas de Warren, Michigan y Toledo, Ohio.

Asimismo, Jim Lentz, director de Toyota para América del Norte, dijo que la compañía invertirá 10 mil millones de dólares en sus operaciones estadounidenses en los próximos 10 años.

A su vez, Volkswagen y Daimler (Mercedes) están en la etapa inicial de  sus planes de inversión en Estados Unidos por 7 mil millones de dólares y 1.3 mil millones de dólares, respectivamente. En ambas, compañías, el gasto está destinado a la producción de camionetas SUV.

La ventaja competitiva de la industria automotriz en México está concentrada en la producción de autos ligeros. La producción de vehículos de mayor valor agregado, como las camionetas SUV, aún se producen en su gran mayoría en Estados Unidos.

En ese sentido, analistas como George Galliers, de la firma Evercore, expresan que la oleada de inversiones en Estados Unidos responde a un cambio de tendencia en el consumidor y no a una estrategia de sustitución en México.

La reducción en el precio de los energéticos respecto a los niveles de los últimos cuatro años han virado la demanda hacia productos de menor ahorro de combustible como las camionetas SUV.

Aún así, las inversiones son recibidas por Trump como éxitos mediáticos. El consenso de analistas sugiere que la industria automotriz le está haciendo el juego al presidente electo: mucha forma y poco fondo, como se demostró  en la feria del automóvil de Detroit.

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