Las mujeres con discapacidad suelen enfrentarse a barreras externas a las de su discapacidad por el simple hecho de su género. Foto: Especial

Desafíos de la inclusión de personas con discapacidad a la educación y el empleo

Las barreras en el acceso a la educación y al empleo para las personas con alguna discapacidad o condición mental transgreden sus derechos y les impiden vivir plenamente

Una de cada dos personas con discapacidad en Latinoamérica se encuentran desempleadas, de acuerdo con datos del Banco Mundial con corte a diciembre de 2022.

Dentro de los principales motivos de esta exclusión destacan las barreras en el acceso a la educación, mientras que desde la perspectiva empresarial se evidencia la falta de capacitación junto a la existencia de prejuicios y mitos relacionados a la productividad de las personas con discapacidad, explica el Banco Mundial.

La exclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral también se manifiesta con los salarios que reciben, ya que quienes se encuentran empleados ganan entre 6 por ciento y 11 por ciento menos por el mismo tipo de empleo que otros trabajadores y presentan una tasa de informalidad más alta.

En este sentido, el 72.9  por ciento de las personas con discapacidad se encuentran desempleadas, mientras que el 48 por ciento identifica su discapacidad como la principal dificultad para conseguir empleo, de acuerdo con la Encuesta Latinoamericana sobre Discapacidad (E.LA.Dis), la cual analiza la situación de 17 países de Latinoamérica: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Estas condiciones laborales se presentan pese a que la mayoría de los encuestados cuentan con un nivel de educación alto o muy alto, con hasta 88.5 por ciento que cursó hasta secundaría, 36.5 por ciento cuenta con educación universitaria y 4.2 por ciento tiene el posgrado completo.

Mujeres, doble desafío

Las mujeres con discapacidad suelen enfrentarse a barreras externas a las de su discapacidad por el simple hecho de su género, lo que las exponen a mayores riesgos económicos, sociales y a una mayor probabilidad de que sus derechos sean vulnerados.

De acuerdo con los datos de la Encuesta Latinoamericana sobre Discapacidad, la disparidad social y laboral de género se evidencia al revisar los datos, los cuales reflejan que el 57 por ciento de las mujeres en la región están inactivas, mientras que en los varones el porcentaje es del 40 por ciento.

Sobre este panorama, la empresa Incluyeme.com, que trabaja por la inclusión sociolaboral de las personas con discapacidad y que realizó la E.LA.Dis, dice que una de las consideraciones más importantes para entender este fenómeno son las dinámicas familiares donde las tareas de cuidado se les dan a las mujeres principalmente.

“Las tareas de cuidado suelen limitar las posibilidades laborales de quienes las llevan a cabo y se concentran de forma desproporcionada en las mujeres.

“Al analizar las respuestas sobre tareas de cuidado según género y tipo de discapacidad, destaca que en la mayoría de las discapacidades, la diferencia entre mujeres y varones es muy reducida. Sin embargo, en los casos de discapacidad psicosocial, intelectual y visceral, la diferencia entre mujeres y varones es más marcada, mostrando cómo hay más mujeres encargadas de labores de cuidado en contraste con los varones”.

Falta de datos, problema serio

La medición de la discapacidad de manera confiable resulta indispensable para la definición de políticas públicas: identificación de necesidades, ajuste de intervenciones, medición de resultados y efectividad de las políticas, establecimiento de prioridades y asignación de recursos, asegura el Instituto Belisario Domínguez (IBD) en sus notas estratégicas “La discapacidad y sus retos para su medición” publicado el 23 de febrero pasado.

La ONU generó a través del Grupo de Washington en 2001 una propuesta metodológica para medir la discapacidad.

Sin embargo, en México, la aplicación ha sido lenta y no se han realizado todas las mediciones.

“Actualmente resulta indispensable incorporar la Encuesta Modelo de Discapacidad de la OMS y el BM, que incluye indicadores adicionales a la del WG, especialmente los aspectos ambientales, el estado emocional de las personas, el cansancio y el dolor que sufren, que al ser incluidos en otros países han mostrado incidir en las estimaciones de prevalencia”.

La ONU dice que resulta imprescindible agilizar la incorporación de metodologías probadas que permitan precisar la dimensión de la discapacidad en México.

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