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Al son de los bancos centrales

El mundo vive un escenario inédito que está fuertemente marcado por la volatilidad y la incertidumbre. Detrás de las fragilidad financiera exhibida el pasado lunes negro y de la debilidad de las economías emergentes está la política monetaria de los principales bancos centrales del mundo.

Debido a la presión de la Fed, Banxico está obligado a aumentar su tasa de interés aún y cuando la economía mexicana no ha repuntado como se esperaba
El Banco Popular de China recortó ayer, por quinta vez en el año, su tasa de interés de referencia con el propósito de estimular su economía
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El mundo vive un escenario inédito que está fuertemente marcado por la volatilidad y la incertidumbre. Detrás de las fragilidad financiera exhibida el pasado lunes negro y de la debilidad de las economías emergentes está la política monetaria de los principales bancos centrales del mundo.

El índice de volatilidad CBOE, conocido como el indicador del miedo, está en su máximo nivel desde enero del 2009. Las divisas de países emergentes como México, Chile, Turquía, y Malasia están en mínimos históricos frente al dólar. Asimismo, los commodities, particularmente el precio del petróleo, están tocando su menor nivel en seis años.

La reciente coyuntura no puede ser explicada sin la influencia de las políticas poco convencionales de los bancos centrales que surgieron como respuesta a la crisis financiera de 2008.

Ahora, Estados Unidos se prepara para salir de una década de tasas de interés cercanas a cero. El fin de la época del crédito fácil ha vaciado las cuentas de capital emergentes y ha puesto al mercado a la espera del siguiente movimiento de la Reserva Federal.

Sin embargo, Estados Unidos no es el único jugador que está irrumpiendo el sistema financiero. Japón y Europa aún mantienen programas de compras de activos que tendrán que ser “normalizados” en un futuro mediante un proceso que implica correcciones.

En China, la devaluación del yuan, la de mayor magnitud en 20 años, así como los constantes recortes a la tasa de interés ponen en duda la capacidad que tiene esa economía para seguir sosteniéndose, capacidad de la que depende la dinámica económica global. 

China: Dragón enfermo

El día de ayer, por quinta ocasión desde noviembre del año pasado, el Banco Popular de China (BPC) recortó su tasa de interés de referencia. El banco central chino además recortó, por tercer ocasión durante el mismo periodo, el nivel de reservas de capital que exige mantener a los bancos de su sistema financiero.

Estos movimientos de estímulo, añadidos a la reciente devaluación del yuan (la más grande en los últimos 20 años), se presentan en un momento en el cual la institución se enfrenta a una economía desacelerada, que con un objetivo oficial de 7 por ciento presenta su menor nivel de crecimiento en un cuarto de siglo. 

Por si éste reto no fuese suficiente, el BPC además tiene que lidiar con un desplome bursátil que invita comparaciones con el crash de 1929 en Estados Unidos y que ha borrado billones de dólares del valor de las acciones chinas después de que éste tocara un pico histórico el 12 de julio.

Ahora que las principales bolsas chinas han vuelto al mismo nivel donde estaban hace un año a pesar de la fuerte intervención gubernamental, la pregunta es si las políticas de estímulo del BPC restaurarán o lastimarán aún más la confianza de los inversionistas sobre la economía China y sobre la capacidad de sus autoridades.

Estados Unidos: Alza complicada

Durante meses las expectativas de que un alza de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, suceda durante este año han fortalecido el dólar contra monedas como el peso, cuyo tipo de cambio frente al dólar se encuentra cerca de un pico histórico.

Pero ahora el cuándo se dará el alza de la Fed está en duda, gracias a volatilidad en los mercados financieros y a presiones deflacionarias en Estados Unidos.

Dennis P. Lockhart, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta y miembro con voto del comité de política monetaria de la Fed, dijo esta semana que espera “que la política monetaria -es decir las tasas de interés- se normalicen en algún momento de este año”.

Pero aunque en el pasado Lockhart enfatizó que la reunión de la Fed de septiembre era el momento más probable para esta alza, ahora advierte que “actualmente desarrollos como la apreciación del dólar, la devaluación de la divisa china, y el mayor declive en los precios petroleros son factores que complican” las predicciones y decisiones de la Fed.

Más allá de septiembre, la Fed sostendrá reuniones en octubre y en diciembre. El consenso de analistas prevé que de no alzar en septiembre la Fed actuaría en diciembre, con tal de cumplir con las fuertes expectativas de los mercados pero de igual forma extender el apoyo monetario lo más posible.

Banco de México sigue esperando

México, uno de los países con mayor apertura financiera y comercial del planeta, no está exento de la volatilidad generada por los cambios en las decisiones de los principales bancos centrales del mundo.

El peso mexicano ha perdido el 30 por ciento de su valor en los últimos doce meses. Banco de México ha puesto en práctica una política de subastas diarias de dólares para asegurar la liquidez del mercado cambiario y evitar una depreciación desordenada.

Desde inicio del mes hasta el cierre semanal del 21 de agosto, las reservas internacionales de México presentaron una disminución de casi 3.5 mil millones de dólares. Además, el pasado lunes negro cuando el tipo de cambio alcanzó un máximo histórico en ventanilla de 17.45 pesos por dólar, el banco central agotó los 400 millones de dólares disponibles para las subastas diarias.

Banco de México se encuentra en un dilema que lo tiene entre la espada y la pared. La actividad económica ha registrado un bajo dinamismo en un contexto de inflación controlada, por lo que un alza de tasas de interés sería perjudicial para el crecimiento.

Sin embargo, mantener el stau quo tiene sus costos. El mecanismo de subastas está drenando las reservas internacionales y una subida de tipos de interés en Estados Unidos significaría una severa salida de capitales que pondría en jaque a un país cuya tenencia de activos financieros se encuentra en gran medida en manos de extranjeros.

Pese a que un alza de tasas anticipada por parte del Banco de México haría frente a estos dos factores, en la última Junta de Gobierno del banco central, únicamente un miembro argumentó a favor de una subida de tasas.

La última ola de pérdidas en las bolsas y activos globales cambió el consenso que existía respecto a una posible alza de tasas en septiembre por parte de la Reserva Federal. Barclays Capital estima que el banco central esperará hasta marzo para elevar los tipos de interés.

Asimismo, la firma considera que el Banco de México dará seguimiento a su política de intervención cambiaria, elevando el monto de subastas, antes de subir la tasa de interés. 

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