Hace unos años los escándalos de corrupción que protagonizó Juan Manuel Sánchez Rodríguez como Juez Penal obligaron a desterrarlo de Monterrey y enviarlo a la zona rural de Nuevo León.

El ahora Juez Tercero de Control del Estado, cuestionado por su polémico historial, estuvo deambulando como autoridad judicial en los municipios de Cerralvo, Doctor Arroyo y Linares, lejos de la atención mediática.

Pero hace unos años un personaje influyente de la administración del gobernador Rodrigo Medina lo regresó del exilio y lo puso otra vez en los reflectores de la capital regia.

Que ya empezaron los medinistas a incursionar con empresarios para pedirles el apoyo al nuevo chico del barrio, Federico Vargas, con el objetivo posicionarlo como el gallo tricolor rumbo al 2015.

Desde esta semana el nombre del secretario de Desarrollo Social del Estado, y amigo del gobernador Rodrigo Medina, empezó a nombrarse en las mesas de los restaurantes más prestigiados.

Pero cuando es mencionado por algún empresario, obviamente priista, pues resulta que nadie lo conoce en la mesa.

Todos preguntan: “¿Y quién ese Federico Vargas?”...

La espada de Damocles pende sobre la cabeza del alcalde de Santa Catarina, el panista Víctor Pérez, y su antecesor en el cargo Gabriel Navarro.

El día de ayer la SCJN ordenó la destitución de Pérez como presidente municipal, por desacato a una sentencia de amparo que ganó un particular que reclama el despojo de un terreno de su propiedad en el Municipio de Santa Catarina, durante la época de Alejandro Páez.

No hay duda que la resistencia al cambio por parte de todos los actores –jueces, ministerios públicos y abogados- es el principal problema que enfrenta la implementación del nuevo sistema de justicia en Nuevo León.

Pero la designación de funcionarios como Juan Manuel Sánchez Rodríguez, hoy exhibido por su despotismo en los espacios de Reporte Indigo, garantiza sólo una cosa: el fracaso del Estado en la aplicación de la reforma penal.

La negociación por los recursos del PEF 2014 provocó una confrontación entre alcaldes panistas de Nuevo León, dejando endeble la cohesión que se intenta construir en el PAN para el 2015.

La noche del miércoles la alcaldesa Margarita Arellanes se apersonó con la bancada panista de la Cámara de Diputados, porque vio venir que el Municipio de Monterrey saldría con menos dinero que el año pasado.