El senador panista Javier Lozano tiene sus días en el PAN contados. El recurso partidista para expulsarlo ha empezado a correr pero la dirigencia le tiene preparado algo más.

Al no ser miembro del partido o recibir una fuerte sanción, Lozano tendrá que dejar de presidir la Comisión de Telecomunicaciones. 

La cosa no será fácil pues al interior del CEN del PAN se habla que Lozano ya no podría cumplir compromisos que ha hecho con directivos de las dos principales televisoras del país.

De inmediato reaccionó ayer el gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, a la publicación hecha por Reporte Indigo sobre su programa estrella antipobreza “Corazón Amigo”.

El mandatario perredista ordenó una investigación –no para castigar la inclusión ilegal de los sobrinos del alcalde Humberto de los Santos en el padrón de Corazón Amigo- sino para dar con el origen de la filtración.

Núñez sin duda recordó sus viejos tiempos en el régimen priista y desempolvó sus habilidades aprendidas en la Secretaría de Gobernación.

En los próximos días se dejará sentir la respuesta del líder nacional del PAN, Gustavo Madero, contra las constantes críticas que ha hecho en su contra el senador Javier Lozano.

Al ex secretario del Trabajo le están preparando un punto de acuerdo que será presentado ante la Comisión Permanente del Comité Ejecutivo Nacional del partido para que a su vez lo turne a la Comisión de Orden y se le aplique una sanción por sus dichos de que Madero tiene “una ambición desmedida”.

La idea es que sea presentado por uno de los militantes cercanos al líder albiazul a título propio.

Joel Ortega, director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, parece olvidar que a veces es peor el remedio que la enfermedad.

El funcionario capitalino sigue declarando que el problema de los trenes de la Línea 12 del Metro en la Ciudad de México se soluciona si se llevan a cabo las recomendaciones que presentó la empresa Systra.

Pero lo que no dice Ortega es que existe un estudio que mandó a realizar el Gobierno capitalino que pone en duda las conclusiones de Systra.

Ahora resulta que “cualquier católico” tiene abiertas las puertas del Vaticano para hablar con el Papa Francisco.

Por allá andaba ayer el perredista Miguel Barbosa, presidente de la mesa directiva del Senado, quien en aquellas tierras se reunió con el secretario del estado Vaticano, Pietro Parolin y con el Papa Francisco, quien hasta le recomendó que ya no comiera dulces por aquello de la diabetes.

El viaje de él y su familia, dijo Barbosa, fue pagado con sus propios recursos y no hay envuelto ningún dinero del Senado. Presumió que fue “como cualquier católico” al Vaticano.