Ciertamente que todos estamos de acuerdo en que lo ocurrido en Iguala, Guerrero, es indignante, doloroso, e inaceptable, y no debe caber impunidad alguna, como bien dijo el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. 

La investigación debe de ser profunda, cuidadosa y detallada, para conocer el verdadero móvil. 

No basta la mera explicación de que la policía municipal de Iguala fue infiltrada por la delincuencia organizada.

Aunque no faltaron los que criticaron al secretario de Gobernación porque supuestamente les dio todo lo que pedían a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, lo cierto es que Miguel Ángel Osorio Chong no les “dio” nada que no fuera razonable.

Y es que los que están acostumbrados a ver la política como regateo entre el gobierno y la sociedad, no pueden entender que ante una demanda justa lo procedente es una respuesta justa por parte del gobierno. 

Dadas las circunstancias, la denuncia presentada por Florence Cassez en contra de quien resulte responsable por la violación a su derecho a un debido proceso, le cae como anillo al dedo al Gobierno Federal. 

Y es que no hay duda alguna de que se violó el derecho al debido proceso de la ciudadana francesa. 

La Suprema Corte de Justicia lo determinó así. Por eso Cassez pudo obtener su libertad y regresar a su país.

Los que no han querido entender que Enrique Peña Nieto realmente está comprometido con el respeto a los derechos humanos, debieran releer cuidadosamente lo que dijo ayer el presidente de la República. 

Y es que en lugar de rehuir el tema, el presidente Peña, comandante Supremo del Ejército Mexicano, se comprometió públicamente ante diversos defensores internacionales de los derechos humanos, a que se investigará a fondo para esclarecer lo ocurrido en Tlatlaya. 

Compromiso que por cierto jamás escuchamos de Felipe Calderón, como tampoco de Vicente Fox. 

Que se recuerde, ningún secretario de Gobernación se había atrevido a salir a dialogar con miles de manifestantes, tal y como lo hizo ayer el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con miles de estudiantes politécnicos.

Habrá que reconocer que el de Osorio Chong, además de un acto audaz también fue un acto valiente, porque nunca se puede saber cómo habrán de reaccionar los estudiantes en una manifestación.