Marcelo Quintanilla
COLUMNISTAINVITADO Los osos y sus lecciones

Él describía cómo con su mirada el animal lo había paralizado y que el sonido de sus garras sobre las hojas había provocado que su piel se erizara por completo. 

Tengo que admitir que siempre dudé de ese encuentro, pues después de muchas caminatas nunca vi ninguna señal de que en las sierras de Coahuila habitaran osos.

Hasta que años más tarde vi pelaje de un oso negro en un tronco, señal de que uno de ellos paró a rascarse. Y aunque no fue un espectacular encuentro, para mí indicaba que esta especie había repoblado la zona.

Y al parecer no estaba tan equivocado.