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Dilma y Lula se atrincheran

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su antecesor Lula da Silva han decidido emparentar sus destinos. 

La lógica es muy sencilla de aquí en adelante: si Lula cae arrastrará a Dilma al abismo con él.

Y viceversa. Si la mandataria brasileña es destituida por el Congreso, el expresidente brasileño seguramente será testigo de ese momento histórico desde una cárcel paulista.

El expresidente brasileño tiene gran influencia sobre los diputados del Partido de los Trabajadores, la organización política de izquierda que lo llevó a la presidencia en el 2003
“Creo que solicitar mi renuncia es reconocer que no existe base para el impeachment”
Dilma RousseffPresidenta de Brasil
Si Lula se incorpora como ministro al gabinete de Rousseff sólo el Tribunal Supremo tendrá facultades para poder investigarlo y en su caso castigarlo con la cárcel

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su antecesor Lula da Silva han decidido emparentar sus destinos. 

La lógica es muy sencilla de aquí en adelante: si Lula cae arrastrará a Dilma al abismo con él.

Y viceversa. Si la mandataria brasileña es destituida por el Congreso, el expresidente brasileño seguramente será testigo de ese momento histórico desde una cárcel paulista.

Para enfrentar la crisis política que enfrenta Brasil, provocada por los escándalos de corrupción en Petrobras, la empresa petrolera brasileña, Dilma y Lula han decidido juntos atrincherarse ante la situación adversa.

Lula da Silva – uno de los políticos más populares de América Latina- pretende conseguir fuero incorporándose al gabinete de la presidenta Dilma Rousseff.

El plan del fundador del Partido de los Trabajadores es protegerse legalmente en caso de una acción judicial en su contra por el caso de Petrobras.

El ex mandatario brasileño hoy enfrenta acusaciones de parte de la Fiscalía de Sao Paulo por haber recibido regalos de parte de empresas contratistas durante su gobierno. 

La semana pasada fue detenido por la policía brasileña y llevado a declarar. Lula fue liberado horas después, pero la posibilidad de ser encarcelado existe.

Horas después de su detención, Rousseff acompañó públicamente a Lula da Silva.

La Fiscalía paulista acusa a Lula por blanqueo de capitales y por haber recibido presuntamente un departamento de lujo de tres pisos en Guaruja, en el litoral de Sao Paulo, de parte de un contratista de gobierno ligado a Petrobras.

Los fiscales solicitaron la semana pasada prisión preventiva para Lula, quien ya acudió a declarar sobre las acusaciones que pesan en su contra.

El juez que lleva el caso Petrobras, Sergio Mora, puede decretar en cualquier momento prisión para el exmandatario brasileño. 

Es por eso que a Lula le urge conseguir inmunidad con un cargo en el gobierno de Dilma.

La noticia de la posible incorporación de Lula al equipo de Dilma fue adelantada ayer por el periódico O Globo.

Con el cargo de ministro, Lula pretende eludir la investigación que se le sigue como parte de la Operación Lava Jato, que ya tiene en la cárcel al dueño de la empresa constructora, Odebrecht, Marcelo Odebrecht.

Un escenario complejo

La posible incorporación del expresidente Lula al gabinete de Dilma ocurre días después de que millones de brasileños salieron a las calles para pedir la renuncia de la presidenta y protestar por los casos de corrupción que salpican al expresidente Lula.

Algunos medios brasileños calificaron las manifestaciones como las más grandes en la historia de este país.

Brasil no sólo enfrenta la crisis política, ocurrida tras los escándalos de corrupción de la empresa Petrobras, sino también una de sus peores crisis económicas que se han registrado en el país sudamericano.

Dilma, con Lula de su lado, busca también impedir que avance en el Congreso el juicio político (impeachment)  que se le pretende iniciar por el caso Petrobras.

El congreso brasileño comenzó el proceso para destituir a Rousseff y que podría llevarse a cabo este mes.

Lula puede ser el enlace que necesita Dilma en el Congreso para evitar que sea removida de su cargo.

El expresidente brasileño tiene gran influencia sobre los diputados del Partido de los Trabajadores, la organización política de izquierda que lo llevó a la presidencia en el 2003.

Lula para los legisladores del PT, que representan una quinta parte del Congreso, sigue siendo su líder.

El viernes pasado Rousseff aseguró que no renunciará a su cargo.

“Creo que solicitar mi renuncia es reconocer que no existe base para el impeachment”, dijo la presidenta brasileña.

“Es imposible creer que por mi trayectoria política, por mi honradez, me voy a resignar ante los que actúan con absoluta falta de respeto a ley. No dimitiré”.

Si Lula se incorpora como ministro al gabinete de Rousseff sólo el Tribunal Supremo tendrá facultades para poder investigarlo y en su caso castigarlo con la cárcel.

Y existen más posibilidades de que Dilma supere la crisis política y el proceso de destitución con Lula de su lado.

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