Creían que tenían una conversación con una niña filipina de 10 años. Las casi 20 mil personas que contactaron a “Sweetie” en un lapso de dos meses, hicieron comentarios sobre su cuerpo, su virginidad, la edad de sus propias hijas e incluso le pidieron a la pequeña que realizara distintos actos sexuales frente a una cámara.
Lo que no sabían es que su interlocutora era un modelo hecho en una computadora, cuyos movimientos emulaban los que realizaba un miembro de “Terre des Hommes Netherlands”, asociación sin fines de lucro que defiende los derechos de los niños.
Ana Paulina Valencia