Al tiempo que la Société Générale de Surveillance (SGS) ganaba en México la concesión para ser el perito independiente que validaría las obras en la refinería de Cadereyta a finales de los 90, se enfrentaba a un juicio por sobornos en Pakistán.
La compañía fue sentenciada por haber pagado a la exprimera ministra de ese país, Benazir Bhutto, asesinada en diciembre de 2007, para conseguir contratos.
El caso llevó a su esposo, Alí Assif Zardari, a la cárcel y desempolvó una trama de corrupción con bancos y abogados suizos.
Peniley Ramírez