Ese día no le quedó más opción que pedir prestadas dos latas de atún.
Gloria Méndez sabía que si no lo hacía, su hijo Chuy de 15 años y ella no tendrían qué comer esa semana.
Su situación era igual a la de millones de mexicanos que viven al día. Y mientras en las noticias se hablaba de desaceleraciones, depreciaciones y falta de inversión, Gloria lo vivía en carne propia: en su cartera.
Ese mismo día, la despensa de la Estancia Infantil Coahuila en Saltillo, estaba bien surtida.