Como un torrencial chubasco que azotó el respetado cubil felino, la tormenta causada por el Monterrey contra Tigres en el Clásico Regio 97 dejó a su paso destrozos y daños considerables que los felinos empiezan a contabilizar aún cuando su alegría debe ser su presencia en la próxima Liguilla.
“Perdimos un partido que nos duele un chingo”, razonó Ricardo Ferretti, técnico de Tigres, 38 horas después de la tormenta y en el momento en que el examen de conciencia es clave para levantar los ánimos rumbo a las finales.
Rocío Cepeda