Regresa por un instante a tu infancia, al momento justo en que te asustó algo en particular, como un monstruo imaginario o cuando un feroz pastor alemán te ladró al pasar por la reja de una casa. Recuerda cómo tu corazón palpitaba y la respiración se te entrecortaba. Esa sensación de miedo se queda con nosotros.
Ahora imagina que puedes borrar de tu cerebro ese recuerdo de miedo. No se trata de ficción pura, borrar de la memoria un pasaje de miedo ahora es posible.
María Alesandra Pámanes