Tras una década de asistir a distintos centros de reclusión, han podido constatar que alrededor de ocho de cada diez mujeres encarceladas no tienen a nadie que las visite. Foto: Especial

‘Vivas y libres’, exigen organizaciones prevenir la delincuencia femenil

El mayor castigo de las mujeres encarceladas es el olvido, la estigmatización y la desigualdad, por lo que organizaciones plantan atender la violencia de género estructural para prevenir la delincuencia femenil y procurar nuevas oportunidades de vida a las reclusas

“A las mujeres se les visita considerablemente menos que a los hombres, 80 por ciento de ellas son abandonadas en prisión por sus familias y sus parejas, y esto no distingue clases sociales, ahora la pregunta es, ¿a qué se debe eso?”, cuestionan las autoras del libro Acusáis a la mujer sin razón (Aguilar, 2023).

La obra plantea el panorama en el que viven las reclusas en distintos estados de la República a través de sus historias, desde el tiempo presente hasta las vivencias previas a su ingreso a la cárcel; en todas ellas, el factor constante es la violencia de género estructural.

Daniela Ancira, directora general y cofundadora de La Cana Proyecto de Reinserción Social A.C., afirma en entrevista con Reporte Índigo que la publicación que realizó junto con Mercedes Becker, Raquel Aguirre y Wendy Balcázar busca visibilizar que las mujeres que están en prisión viven violencia desde su niñez, por lo que abordan los casos desde las causas y no a partir de los delitos.

“Abordamos también el tema del abandono, que es una de las más dolorosas diferencias que existen entre la población penitenciaria varonil y femenil. Si bien ambas sufren muchas carencias como falta de espacios y de higiene, en las mujeres es muy acentuado el tema del abandono”, detalla.

Ancira explica que esto tiene que ver con el género, debido a que si una mujer se sale del rol que se espera de ella en la sociedad, “de mujer buena, que se queda en su casa, que atiende al marido”, y comete un delito, es mucho más juzgada y criminalizada.

Precisa que, tras una década de asistir a distintos centros de reclusión, han podido constatar que alrededor de ocho de cada diez mujeres encarceladas no tienen a nadie que las visite o les lleven alimentos o productos de higiene.

“Si tú vas un día de visita a la cárcel, la fila para visitar a los hombres es enorme, se forman desde la madrugada, llevan comida, ropa, zapatos; y las filas para visitar a las mujeres son muy cortitas y casi siempre son las mamás, las hermanas o las hijas”, precisa.

Entender el contexto

La también abogada subraya que nada justifica la comisión de un delito, pero es importante comprender el contexto que vive la persona que lo lleva a cabo al destacar el impacto de la historia familiar.

Como ejemplo, refiere la historia de una mujer que fue obligada a contraer matrimonio con un hombre de 50 años cuando ella era menor de edad.

“Ella no sabía, pero él era secuestrador, y al final termina en prisión por secuestro; entonces, aquí es preguntarnos, ¿qué esperábamos de una niña de 14 años, quien era incluso víctima de esa misma persona, y que, además, fue sentenciada con más años de cárcel?”, plantea Daniela Ancira.

De este modo, indica que la única solución para enfrentar el problema de delincuencia femenina no puede ser la privación libertad, sino que debe haber un objetivo de reinserción social y de prevención del delito con perspectiva de género que empodere y dote de herramientas a las niñas y mujeres para salir de los ambientes de violencia.

“De nada sirve que nos propongan medidas populistas como incrementar el catálogo de delitos que ameritan la medida de prisión preventiva oficiosa si no estamos atacando el problema de raíz”, apunta.

Perspectiva institucional

El “Informe Diagnóstico sobre las Condiciones de Vida de las Mujeres Privadas de la Libertad desde un enfoque interseccional”, publicado en 2022 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) refiere que desde 2015 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación respecto de las condiciones de las mujeres privadas de la libertad en México.

“No obstante, la fotografía actual de las condiciones de las mujeres frente a dicho informe nos lleva a revisar que no han existido cambios significativos en torno a los escenarios en los que se desenvuelven y que enfrentan las mujeres durante su detención y al estar privadas de la libertad ni las causas del incremento de los delitos cometidos por ellas”, señala el estudio.

A su vez, indica que se ha observado una tendencia al incremento en la población de mujeres, al pasar del cuatro al cinco por ciento, lo que ha hecho que se centre la inversión y la política pública en ellos.

“Sin embargo, la condición de persona privada de la libertad de hombres y mujeres está atravesada por las necesidades particulares relacionadas con la desigualdad histórica que viven las mujeres, además del estigma social, roles y estereotipos, tareas de cuidado, condición y posición de género”, establece el documento.

Guiño a Sor Juana

El título Acusáis a la mujer sin razón hace referencia al poema “Hombres necios que acusáis” de Sor Juana Inés de la Cruz, porque, a decir de las investigadoras, al día de hoy las palabras de la escritora representan la realidad que viven las mujeres en México bajo el machismo y la normalización de la violencia.

En este sentido, la especialista Daniela Ancira señala, con miras al Día de la Mujer, que se conmemora cada 8 de marzo, que sí es posible concebir un feminismo que se ejerce desde la cárcel, porque: “¡Nos queremos vivas, sí, pero también libres!”.

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