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Sin antídoto para la violencia

Médicos y pasantes de medicina se enfrentan a una de las peores olas de violencia que ha tenido el gremio.

Por ello, ya preparan movilizaciones en todo el país para el próximo 1 de mayo, donde pedirán garantías para realizar su labor con seguridad.

Luego del secuestro de tres médicos en el sur de Veracruz –aunque se dice que los desaparecidos son ocho-, y el asesinato de otros en Guerrero y Sinaloa, miembros del sector salud del país vuelven a levantar la voz.

Esta semana, los médicos del sur de Veracruz realizaron un paro de labores para exigir mayor seguridad.

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agresiones
a estudiantes de Medicina se denunciaron entre el 2007 y el 2015

Médicos y pasantes de medicina se enfrentan a una de las peores olas de violencia que ha tenido el gremio.

Por ello, ya preparan movilizaciones en todo el país para el próximo 1 de mayo, donde pedirán garantías para realizar su labor con seguridad.

Luego del secuestro de tres médicos en el sur de Veracruz –aunque se dice que los desaparecidos son ocho-, y el asesinato de otros en Guerrero y Sinaloa, miembros del sector salud del país vuelven a levantar la voz.

Esta semana, los médicos del sur de Veracruz realizaron un paro de labores para exigir mayor seguridad.

Asaltos, amenazas, secuestros y asesinatos también afectan a los pasantes que acuden a las zonas rurales del país a realizar su servicio comunitario al final de su carrera.

A través de las redes sociales, grupos de médicos de todo el país han convocado a manifestarse en las más importantes plazas públicas de los estados el próximo domingo 1 de mayo.

¿La razón? La imparable violencia que afecta al sector.

Sea con secuestros, asaltos, extorsiones o amenazas, los médicos se autocalifican como uno de los sectores más vulnerables del país.

La alerta roja se prendió luego de que en Minatitlán y Coatzacoalcos varios galenos han sido secuestrados.

En los medios locales resonaron los casos de los plagios más recientes.

José Natividad Contreras, un médico de 70 años de edad, fue secuestrado el 30 de marzo en Coatzacoalcos y liberado una semana después, luego del pago de su rescate, con huellas de tortura –podría perder las manos por gangrena-.

El 31 de marzo, los plagiarios se llevaron a la doctora Carmen Medel, en Minatitlán. Al día siguiente, fue secuestrada la médica Marcela Esparza, directora del Hospital Civil de esa misma ciudad.

El cautiverio de las facultativas duró dos semanas. Medel fue liberada por la policía cuando encontraron la casa de seguridad donde la tenían cautiva; Esparza fue dejada en libertad una vez que su familia pagó su rescate.

A raíz de esos tres casos, los médicos veracruzanos decidieron llevar a cabo un paro de labores para exigir que las autoridades resolvieran los casos y cesaran los plagios.

No son los únicos 

Otro ejemplo es el de Rigoberto Martínez, subdirector médico de una clínica del IMSS en Minatitlán, quien fue plagiado el 21 de enero pasado; horas después burló a quienes lo tenían cautivo y logró escapar de la casa de seguridad donde se encontraba.

El 6 de abril fue secuestrada la ginecóloga Isalia Juárez, de quien se ignora su paradero.

En enero pasado fue asesinado el médico y dueño de una cadena local de farmacias, Héctor Enrique Aguilar, en un intento de plagio.

En Veracruz no es la única entidad donde se han registrado plagios y asesinatos.

En Guerrero, médicos de varias regiones del estado también han enfrentado acciones de la delincuencia.

En esa entidad, la ola de violencia contra los galenos aumentó a mediados del 2015, cuando fueron plagiados los médicos Marvin Hernández, Raymundo Tepeque y Oswaldo Ortega. Sus cuerpos fueron encontrados días después en un poblado de la sierra de Chilpancingo.

Aunque las cosas parecieron calmarse para el gremio, esta semana las labores se pararon en la capital guerrerense por la desaparición de Óscar García, enfermero en un Centro de Salud de la ciudad.

Según datos de una encuesta sobre violencia contra el gremio médico, realizada por la Federación Nacional de Colegios Médicos, los delitos que más se cometen contra los galenos son la extorsión telefónica, el asalto a mano armada, el cobro de extorsiones o por derecho de piso y el robo en sus consultorios.

El secuestro ocupa el quinto lugar, seguido de asesinatos, plagios express y violaciones.

También los pasantes padecen

La violencia afecta no solamente a los médicos en funciones, también a los pasantes.

Una vez que han completado las materias de su carrera profesional, los jóvenes que terminan sus estudios de medicina son enviados a comunidades de todo el país a ejercer su oficio.

Lo hacen, sin embargo, sin garantía alguna de que su integridad estará a salvo.

Un punto de acuerdo aprobado por el Senado para pedir a la Secretaría de Salud que garantice la seguridad de los médicos pasantes, revela que conforman la tercera parte de la fuerza de trabajo médica con que cuenta el Sistema Nacional de Salud.

Los médicos pasantes, señala el Senado, realizan sus actividades con pobres condiciones de seguridad y para la realización de su trabajo en sí.

“La Secretaría de Salud marca que un promedio de dos pasantes de medicina fallecen cada año durante el transcurso de su servicio social, aunque la mayoría de las muertes no son relacionadas con el trabajo médico, la falta de mecanismos de apoyo incrementa la probabilidad de que los pasantes sufran depresión, accidentes o ataques”, afirma el Senado.

Las agresiones

De acuerdo con registros de la Secretaría de Salud y del Instituto Politécnico Nacional, entre el 2007 y el 2015 se denunciaron 84 agresiones a estudiantes de Medicina -50 mujeres y 34 hombres-.

El mayor número de agresiones ocurrieron en Nayarit, con 15; le siguen Zacatecas y San Luis Potosí, con 11; en Guerrero se registraron 10 casos.

“Lamentablemente no hay cifras exactas, ya que muchos pasantes de medicina deciden no denunciar por miedo, por ello la necesidad de dar seguridad a la integridad de aquellos pasantes de medicina que se encuentran en zonas de peligro.

“Por ende, se tiene la obligación de realizar acciones y estrategias para que no sucedan los hechos que se han dado en diversas entidades federativas”, piden los senadores.

También hay registro de que médicos pasantes han sido asesinados mientras se encuentran realizando su labor.

“Ocurrieron cinco asesinatos: uno en 2008 en Jalisco; en 2011 en Nayarit; en Colima en 2012; y en Sonora y Tamaulipas en 2014. Sin embargo existen casos aislados o fuera de registro pero que tuvieron eco en los medios, uno en Campeche, 2013 y otro en Guanajuato 2015”, sostiene.

Además de las condiciones de violencia que los tocan en algunas comunidades donde realizan su servicio social, los médicos deben enfrentar la pobreza de instrumentos y medicamentos con que deben trabajar, además de la falta de apoyo técnico que les ayude a tratar a los pacientes.

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