El TLCAN no llevó a la libre movilidad de personas, como la teoría indica que ocurre con este tipo de integración económica. Foto: Especial

Regularización de migrantes mexicanos, el gran pendiente del TLCAN y Estados Unidos

En las primeras negociaciones del Tratado de Libre Comercio no se dejó claro qué sucedería con la migración ilegal de personas hacia Estados Unidos, pero en teoría debería evolucionar hacia un libre tránsito como sucede en Europa

El expresidente Carlos Salinas de Gortari aseguró que, en una reunión privada con el exmandatario George Bush en la ciudad de Monterrey, antes de firmar el Tratado de Libre Comercio, éste le pidió que todas las mercancías estuvieran dentro de la negociación, incluido el petróleo.

Salinas se negó y protegió el hidrocarburo, y como respuesta, pidió discutir el movimiento libre de personas de México hacia el territorio estadounidense.

El mandatario norteamericano respondió que no podía pasar, además del tratado, otra negociación mayúscula en el Congreso de su país, por lo que la migración tendría que esperar.

La teoría señala que estos modelos de integración económica tienden a evolucionar hasta convertirse en uniones nacionales para crear bloques. El mejor ejemplo es la Unión Europea, en donde, a parte de los acuerdos comerciales, los ciudadanos pueden moverse libremente por el territorio de los distintos países.

Con la llegada del TLCAN durante el mes de noviembre de 1994, ya con Bill Clinton como presidente de Estados Unidos, se produjo una mayor subordinación económica de México hacia Estados Unidos y un crecimiento extraordinario de los flujos migratorios. México se convirtió en el primer corredor migratorio mundial hacia este país.

La migración se preveía tanto por los políticos y el mismo Salinas de Gortari, que con la firma del TLCAN, un nuevo instituto también nació en México durante 1993: El Instituto Nacional de Migración (INM).

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población Conapo, en la década de 1950 a 1959, la mayor parte del flujo de inmigrantes en Estados Unidos procedía todavía de Europa y 39 por ciento de América (con un tercio de Canadá), y apenas el seis por ciento de Asia.

Treinta años después, en la década de los ochenta, la composición de los inmigrantes era de sólo diez por ciento de Europa, 37 por ciento de Asia y 49 por ciento de América (la mayor parte de México, Centroamérica y el Caribe).

El mayor flujo de migración indocumentada mexicana hacia el país vecino se registró justo 14 años después de la firma, durante 2000 al 2007, pues sólo en ese lapso cruzaron 2 millones 561 mil 050 migrantes de acuerdo con cifras del American Community Survey de la Oficina de Censos de Estados Unidos. Flujo que se desaceleró posteriormente como resultado de la crisis financiera de alcance global del 2008.

Disminuye migración mexicana hacia Estados Unidos con el paso de los años

Con el paso de los años, poco a poco se estabilizó la cantidad de migrantes mexicanos. De acuerdo con datos del Foro de Remesas de America Latina y el Calibre publicadas durante el 2022, ya en el lapso del 2019 a 2021, el tamaño de la población mexicana inmigrante detectada en Estados Unidos comenzó a disminuir a partir de 2014.

Dicha disminución contrasta con incrementos de migrantes de origen latinoamericano y con fuertes aumentos en los grupos migratorios guatemalteco, hondureño, dominicano, venezolano, colombiano y de la India.

De acuerdo con información de la American Community Survey de la Oficina de Censos de Estados Unidos con datos de la migración del 2007 al 2021, la suma de las reducciones y variaciones que se han presentado cada año suman un millón 017 mil 115 migrantes en todo este periodo de 14 años.

Las cantidades de inmigrantes mexicanos detectadas en el territorio son menores a los 11.7 millones registrados durante el 2007, teniendo la cifra más baja el pasado 2021, con 10.6 millones. Esto quiere decir que las variaciones oscilan entre los 400 mil a 100 mil migrantes mexicanos que cruzan la frontera cada año desde el 2007.

A pesar de estas reducciones, la población mexicana residente no disminuyó. En el 2007 la misma American Community Survey reportó 29.1 millones de residentes mexicanos en aquel país. Al 2021, la cifra alcanzó los 37.2 millones de mexicanos viviendo en Estados Unidos.

Sí bien ocurrió una estabilización de la migración, el mismo reporte  del Foro de Remesas de América Latina y el Calibre señala que los motivos de esta estabilización fueron la mayor capacidad de las autoridades de aquel país para detener la migración ilegal, y a un sentimiento antimexicano que se presentó en los últimos años, y no a unas mejores condiciones de vida en México.

El aumento de la migración centroamericana

El Economista y académico de la Universidad de Carolina y la Universidad del Valle de Santiago, Héctor Malacara, afirma que a pesar de que el TLCAN también se vio como un alternativa para reducir los flujos migratorios de México hacia EU, realmente pasó lo contrario.

Primero fueron los campesinos los que comenzaron a mudarse a las ciudades que estaban en proceso de industrialización en el propio territorio mexicano y después se intensificó la migración internacional.

“En  la primera etapa de integración de la firma del Tratado libre comercio, sí hubo un aumento de la migración, primero del campo de la ciudad, es decir,  esta migración fue interna en México. Las personas que no dejaron sus tierras se quedaron marginadas, y empezaron a  migrar hacia Estados Unidos”, señala.

El experto explica, que si bien la migración de mexicanos se estabilizó, el gran conflicto se encuentra ahora con la migración de centroamericanos.

Añade que si Estados Unidos pudiese regularizar a 400 mil migrantes, la cantidad de personas indocumentadas que entran, podría ser más sostenible para este país.

Esta cifra es la reportada por el mismo Foro de Remesas y significa la cantidad de mexicanos que intentan llegar a Estados Unidos, pero debido a la crisis humanitaria en Centroamérica y la gran cantidad de ciudadanos que buscan mejorar su vida, hace que las autoridades opten por medidas de seguridad más severas y discursos anti migratorios por parte de los políticos.

“Si Estados Unidos tuviera que regularizar 400 mil migrantes por año, sería más fácil para ellos. Sin embargo, se suman los centroamericanos que su cifras llegan a un millón y medio hasta dos millones de migrantes por año. Para Estados Unidos, un país de 300 millones de habitantes, manejar 400 mil mexicanos, podría ser más fácil siendo que México es su principal socio comercial.  Pero no lo hace, porque al buscar una regularización de mexicanos, tendría que hacerlo también para los demás latinos”, apunta.

Libre movimiento de personas, el objetivo de los tratados comerciales

De acuerdo con el economista y académico, Héctor Malacara, dentro de las etapas de integración económica, en primer lugar se encuentran los acuerdos que trabajan sólo con ciertos productos dentro del intercambio comercial; le siguen tratados como el TLCAN, con una mayor cantidad de productos, aranceles y reformas a las leyes de comercio; y después la unión económica en las cual ocurre un tránsito libre de personas entre los territorios.

Un ejemplo de lo anterior es la Unión Europea. A 30 años del TLCAN, esto no ha ocurrido entre los tres países que lo conforman.

“México está jugando como un rol de Estados Unidos con Centroamérica. Sería como una economía mucho más grande. Juega este papel de cooperación para frenar los flujos migratorios. Al ser un país de paso, muchos migrantes centroamericanos deciden quedarse aquí”, dice.

Dicha unión no puede llevarse a cabo debido a las diferencias salariales, diferencias en el desarrollo económico, y porque abrir la frontera podría generar una crisis en los países más desarrollados dentro del TLCAN. En un panorama así, los ingresos de los norteamericanos se estancarían debido a lo barato de la mano de obra inmigrante que llega al territorio.

El TLCAN no llevó a la libre movilidad de personas, como la teoría indica que ocurre con este tipo de integración económica. Foto: Cuartoscuro
El TLCAN no llevó a la libre movilidad de personas, como la teoría indica que ocurre con este tipo de integración económica. Foto: Cuartoscuro

Bajo este contexto, México cedió a las presiones de Estados Unidos para aumentar el salario mínimo, ya que esto genera mayor desarrollo y así se espera reducir la migración.

José Luis Escobedo Sagas es maestro investigador de tiempo completo de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila y comparte la visión sobre la simetría que siempre existió entre Estados Unidos, Canadá y México, dicha diferencia hizo imposible el libre tránsito de personas. Además, a esta realidad se le agrega la variante ideológica de los políticos norteamericanos.

“Digamos que en las uniones comerciales, el TLCAN es el más bajo. Aquí tiene que ver con la simetría entre México y Estados Unidos. Entre más se integra, hay más compromisos. Nosotros nos quedamos en la primera etapa en lo que único negociaron fue comercio”, señala.

Un ejemplo de las reacciones ideológicas se pueden observar en las declaraciones del expresidente Donald Trump quien señaló en sus discursos antimexicanos que a México le fue mejor con el TLCAN estancado la economía de aquel país.

En EU cierto sector de los congresistas muestra mucha preocupación por los problemas que se puedan generar dentro del territorio vecino con la llegada de los migrantes, discurso que, según el investigador, se utiliza para ganar elecciones y dista mucho de una lógica económica.

“En cuestiones políticas, hay que generar un enemigo externo para generar unión dentro del país, y eso les permite ganar.[…] No es la lógica económica la que prevalece”, indica el experto.

Señala que en el presente nacional de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador realiza una barrera económica para que los centroamericanos tengan una opción de quedarse. Hay ciudades en el país, que son el ejemplo de que no ha crecido la inseguridad con la llegada de migrantes. Al contrario, los datos señalan que la economía local se reactiva.

“Aquí lo que está en duda es si tendremos la capacidad de darles una buena calidad de vida. Un ejemplo es Ciudad Acuña, en Coahuila. Es un ejemplo de cómo llegan los centroamericanos a reactivar la economía de ciertos lugares y no todo es violencia e inseguridad. Todo depende de la capacidad económica que tengamos para recibirlos. Los centroamericanos se están dando cuenta que México no está tan mal”, concluye.

El futuro del Tratado de Libre Comercio

De acuerdo con Lorenzo Alejandro López Barbosa, profesor de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro y miembro del Sistema Nacional de investigadoras e Investigadores del Consejo Nacional de Humanidades de Ciencia y Tecnología, además de que el TLCAN no ha resuelto el tema migratorio, nuestro país igual carece de una estrategia clara para desarrollar tecnología, lo que lo convierte en un lugar atractivo sólo por su mano de obra barata.

El experto pone como ejemplo lo que sucedió con el tratado comercial entre los “tigres asiáticos”: Singapur, Taiwán y Corea, que aprovecharon su relación comercial con Japón para integrarse totalmente, no sin antes invertir cada uno en su desarrollo científico y tecnológico para reducir la brecha de desarrollo.

“Ellos destinaron buena parte de esos beneficios a fortalecer la densidad de talento, la formación de científicos y la formación técnica, cosa que no hicimos en nuestro país(…) Entre más nos tardemos en atender estos temas más difícil será revertir la crisis humanitaria de la migración”, apunta López Barbosa.

Las empresas buscan a México para reducir sus costos, por sus leyes flexibles, y para explotar los recursos naturales, pero el país sigue estancado sin poder generar su propia industria. Foto: Cuartoscuro
Las empresas buscan a México para reducir sus costos, por sus leyes flexibles, y para explotar los recursos naturales, pero el país sigue estancado sin poder generar su propia industria. Foto: Cuartoscuro

Si México no comienza a tomar en serio la inversión en ciencia y tecnología, el nuevo boom industrial que se espera con el nearshoring estará lejos de resolver problemas estructurales en el país, como lo es el mismo rezago educativo.

Un ejemplo es lo que pasó con la llegada de Tesla, y la industria automotriz en general. Las empresas buscan a México para reducir sus costos, por sus leyes flexibles, y para explotar los recursos naturales,  y llevarse la mayor cantidad de utilidad posible; y México sigue estancado sin poder generar su propia industria.

“¿A Tesla porque le conviene producir sus vehículos en Santa Catarina?, porque México puede importar algunas materias primas de otros países y que no se pueden utilizar en Estados Unidos (…) Eso no nos va a ayudar a resolver los problemas estructurales. Tesla está viendo que México tiene ventajas, en cuanto a aranceles, en cuanto a flujo de comercio, con Estados Unidos y  en cuanto a densidad de mano de obra.  Pero no va a ser un gran impacto. Es muy difícil que se pueda dar la integración de personas en un futuro si nosotros sólo significamos mano de obra barata dentro del tratado”, concluye el experto.

Te puede interesar