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Guerra azul

El Partido Acción Nacional podría experimentar un resquebrajamiento interno en los siguientes meses, previo a la contienda electoral del 2018.

El jaloneo por el control del partido y de sus decisiones rumbo a la sucesión presidencial mantienen a los grupos de poder en un enfrentamiento que podría ser de proporciones épicas en la historia del blanquiazul.

368,000
Personas renovaron su militancia a finales del 2012, solo el 20 por ciento de la cantidad inicial
A la par de la lucha por la candidatura presidencial, la salida de Anaya de la dirigencia encarnaría otra batalla: la de su sucesión
Para suceder a Ricardo Anaya se perfilan el actual secretario general del partido, Damián Zepeda, y el coordinador de la bancada albiazul en la Cámara de Diputados, Marko Cortés
Ya como líder nacional panista, Ricardo Anaya depuró el padrón de militantes; pero ahora se le ha acusado de tener secuestrado el padrón, que está cerrado desde hace casi dos años
Al tener control del padrón de militantes, el grupo de Ricardo Anaya llevaría mano en la elección interna para escoger al abanderado de Acción Nacional para la candidatura presidencial
“Hubo épocas en las que, lamentablemente, se pudieron transgredir los protocolos electrónicos del registro nacional de militantes del PAN. Siempre fue en horas de la madrugada; alguien contaba con las llaves electrónicas para entrar al sistema y aparecían de pronto listados de personas inscritas”
Ernesto Ruffo AppelSenador panista
En 2013, Madero acusó que el padrón de militantes estaba inflado en más de un 80 por ciento como consecuencia ‘de 12 años de gobiernos panistas’
“Necesitamos un árbitro imparcial, mientras él sea árbitro parcial en su favor, mientras en lugar de ser un juez justo sea juez y parte (…), es el tipo de cosas que no contribuyen a la unidad y por el contrario pueden dividirnos”
Felipe CalderónExpresidente de México
Los tres grandes grupos que pelean por el control del partido ya iniciaron la guerra que los panistas enfrentarán en los próximos meses

El Partido Acción Nacional podría experimentar un resquebrajamiento interno en los siguientes meses, previo a la contienda electoral del 2018.

El jaloneo por el control del partido y de sus decisiones rumbo a la sucesión presidencial mantienen a los grupos de poder en un enfrentamiento que podría ser de proporciones épicas en la historia del blanquiazul.

Por un lado, las quejas crecen en contra de Ricardo Anaya, el presidente nacional, por mantener al partido en vilo sobre sus aspiraciones presidenciales y por el uso de todos los recursos partidistas para conquistar la candidatura, en detrimento de los otros aspirantes.

Todo esto sin que haya hecho público su deseo de ser el próximo ocupante de la Residencia Oficial de Los Pinos.

Sin embargo, por el otro lado, la mayoría de los órganos de poder del partido se encuentran justo en manos de Anaya, por lo que las quejas contra él podrían topar con pared, lo que provocaría el rompimiento con el grupo de los cercanos a Felipe Calderón –Margarita Zavala- y a Rafael Moreno Valle.

Además de los spots institucionales con los que el partido posiciona su imagen, Anaya tiene el control del padrón de militantes, cerrado desde hace meses.

Con él, señalan sus detractores, pretende manipular las decisiones que se toman al interior de Acción Nacional, entre las que se podría incluir la designación de quién será el abanderado albiazul en el 2018.

Esta situación ha buscado resolución en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hasta donde han llegado las denuncias de quienes han visto violados sus derechos político electorales para afiliarse al PAN, o porque han sido excluidos de su padrón.

Los tres grandes grupos que pelean por controlar el partido –Ricardo Anaya, Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle- ya comenzaron la guerra. Este fin de semana arrancó la serie de batallas que los panistas enfrentarán en los próximos meses.

¿Unidad sin equidad?

Para la fotografía, todos los sectores del PAN se tomaron la mano y las levantaron en señal de triunfo. Fue el sábado pasado cuando se reunieron por primera vez los nuevos consejeros nacionales, esos que fueron elegidos en enero y que representan en su mayoría al grupo de Ricardo Anaya.

En el presídium estaban Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle, Margarita Zavala, Felipe Calderón, Damián Zepeda, Marko Cortés y los candidatos panistas a las gubernaturas del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Todos sonreían y levantaban los brazos; quieren el triunfo en los comicios de este año.

Este retrato casi familiar de los panistas contrasta con la realidad que se vive tras bambalinas, donde los grupos de poder buscan a toda costa hacerse del control del partido.

Mientras Ricardo Anaya avanza a paso sigiloso para amarrar el control de los órganos partidistas, que pudieran darle ventaja cuando el PAN decida quién será su abanderado o abanderada en 2018, los otros sectores se empeñan en decirle que si quiere ser candidato presidencial, se separe de sus funciones como líder nacional.

“Anaya, no seas gandalla”, es una de las frases que sus detractores han hecho popular en redes sociales para pedirle que use los recursos del partido con equidad.

A pesar de todas las batallas que se pelean adentro y afuera del partido en su contra, en la reunión del Consejo Nacional panista, Anaya llamó a la unidad por encima de todas las diferencias.

“Es tiempo de redoblar esfuerzos, de ganar las elecciones dentro de 36 días y de trabajar todos los días con todas nuestras fuerzas. Con ese objetivo en mente, yo no tengo duda, y les pido que ustedes tampoco la tengan, en 2018 vamos a ganar la Presidencia de la República”, afirmó Anaya ante los consejeros de su partido.

Los anayistas le aplaudieron, pero otros se quedaron de brazos cruzados ante el llamado obligatorio a una unidad que no se siente en el ánimo de los panistas.

Su más acérrimo crítico, en lo público y lo privado, es el expresidente Felipe Calderón. El sábado, después del discurso de unidad, el exmandatario acusó que Anaya “es el más obligado y quizá quien está más en falta”, por su falta de equidad como líder del blanquiazul.

“Es el tipo de cosas que no contribuyen a la unidad y por el contrario pueden dividirnos, está en sus manos la mayor responsabilidad para que la unidad del partido pueda darse y con ello ganemos las elecciones”, advirtió Calderón.

Después de ese llamado a la unidad, los panistas se enfrascaron en una discusión por el control del padrón de militantes, que terminó hasta con el amago de Felipe Calderón de abandonar las filas del PAN.

Padrón, la manzana de la discordia

El listado de militantes activos del PAN ha sido objeto de los más apasionados debates entre los miembros del partido.

Desde antes que Ricardo Anaya tomara posesión como presidente nacional del PAN, en agosto del 2015, el padrón de militantes ya era cuestionado por su predecesor, Gustavo Madero.

En 2013, Madero acusó que el padrón de militantes estaba inflado en más de un 80 por ciento como consecuencia “de 12 años de gobiernos panistas”.

Aunque el padrón de afiliados creció exponencialmente entre el año 2000 y el 2012 –por la afiliación de miles de personas que eran beneficiarias de programas sociales y de personas que apoyaron la alternancia-, lo cierto es que eran muy pocos quienes realmente estaban envueltos en las tareas del partido.

Una de las primeras acciones que ejecutó Ricardo Anaya, ya como líder nacional panista, fue realizar la depuración del padrón de militantes.

Y aunque en un principio la medida fue aplaudida por todos los sectores, ahora se le ha acusado de tener secuestrado el padrón, que está cerrado desde hace casi dos años.

Por un lado, el ala de los calderonistas ha sostenido que el padrón de Acción Nacional no da certeza sobre su legitimidad y sobre su uso.

“Padrón del PAN dejó de ser confiable. Por eso todos los candidatos fueron designados. Manipulado por grupos lleva años cerrado a los ciudadanos”, tuiteó el propio Felipe Calderón en junio del año pasado.

El padrón, sin embargo, creció exponencialmente durante el sexenio de Felipe Calderón en la presidencia de la República.

Al término de su sexenio, los panistas sumaban 1 millón 868 mil militantes. Tras un llamado a renovar su militancia, a finales del 2012, solo se reafiliaron 368 mil personas; solo el 20 por ciento de la cantidad inicial.

Para evitar que hubiera irregularidades en el padrón, como personas con registro en el PAN y en otros partidos; o el registro de un mismo nombre hasta 500 veces, con diferente fotografía, como fue denunciado en el padrón de Puebla, la administración partidista de Anaya inició con el depuramiento del padrón.

El encargado de tal tarea es el senador Ernesto Ruffo Appel, quien ha reconocido que el padrón de los panistas tiene graves irregularidades.

“Hubo épocas en las que, lamentablemente, se pudieron transgredir los protocolos electrónicos del registro nacional de militantes del PAN. Siempre fue en horas de la madrugada; alguien contaba con las llaves electrónicas para entrar al sistema y aparecían de pronto listados de personas inscritas.

“Y esos listados, algunos corresponden a listados de beneficiarios de programas de desarrollo social; otros, relacionados con militancia en otros partidos; otros, promovidos por alguien. Simplemente aparecían grupos de 80, 100, 300 personas que eran detectadas hasta que alguien hacía una gestión para algún proceso interno, en la localidad que se tratara, y de repente la sorpresa era que aparecía más gente. Sobre todo porque uno tiene conciencia, dentro de la vida interna de la localidad o de la región, de quiénes pertenecen y quiénes no, al PAN”, dijo Ruffo a Reporte Índigo en febrero pasado.

El problema es que la depuración ha llevado mucho más tiempo del previsto y ha disminuido al máximo el número de afiliados activos de Acción Nacional, quedándose en algunos casos apenas el 40 por ciento.

Esto ha provocado que los panistas acusen a Ricardo Anaya de manipular para su beneficio este padrón, que no ha sido usado para decidir quiénes serán los candidatos de una elección.

El asunto ha llegado hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), donde hay varios casos en que los ciudadanos argumentan que se les han afectado sus derechos político electorales, pero también donde han sido denunciadas afiliaciones masivas al PAN.

Al tener control del padrón de militantes, el grupo de Ricardo Anaya llevaría mano en la elección interna para escoger al abanderado de Acción Nacional para la candidatura presidencial.

Esto ha llevado a Felipe Calderón a amagar, por segunda ocasión, con dejar el PAN. Según un audio de la reunión del Consejo Nacional, revelado por el diario Reforma, el expresidente estaría dispuesto a dejar su militancia si no mejora la equidad y el padrón de electores.

Esto, sin embargo, ha sido criticado por algunos panistas.

“Es una amenaza; pero Calderón no se da cuenta que dejó al PAN desde cuando era presidente del país, cuando por allá en 2008 y 2009 impuso dirigentes, candidatos y rompió con el espíritu democrático del PAN. Y todo por tener el control del partido, que quiere volver a tener”, expuso un consejero panista del ala anayista.

La sucesión presidencial… panista

Aunque los panistas han dicho que estarán concentrados en los próximos meses en las elecciones en el Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, lo cierto es que tienen ya sus energías y sus estrategias concentradas en lo que viene después: el 2018.

Ricardo Anaya ha tratado de retardar lo más posible su destape público como aspirante presidencial de su partido. Su intención era hacerlo después de junio próximo, una vez que se conocieran los resultados de la elección y que, de serle favorables, podrían catapultarlo directo a la candidatura presidencial.

La creciente presión de los diferentes grupos de poder internos, podría provocar que ese momento deba acelerarse, en pos de evitar una ruptura mayor.

A la par de la lucha por la candidatura presidencial, la salida de Anaya de la dirigencia encarnaría otra batalla: la de su sucesión.

Para suceder a Ricardo Anaya se perfilan el actual secretario general del partido, Damián Zepeda; y el coordinador de la bancada albiazul en la Cámara de Diputados, Marko Cortés, quien ha buscado tener más notoriedad en la escena nacional en las semanas recientes.

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