A lo largo de su existencia, el mundo sonidero ha sido discriminado por ser la voz de las vecindades, motivo que lo mantiene en pie de lucha para ser reconocido y valorado. Foto: Especial

Los sonideros: una oportunidad para la igualdad y la sororidad

El movimiento sonidero está próximo a declararse Patrimonio Cultural Inmaterial en la Ciudad de México, lo que permitirá que más personas participen y se conozca su historia, la cual inició a mediados del siglo pasado

“¡Oye ese cumbión-ón-ón!”, se escucha a través de una bocina. La gente busca una pareja de baile y con sus mejores pasos hacen vibrar la pista, que en esta ocasión, son las aceras de las vecindades y barrios de la Ciudad de México. La calle suena y se expresa, pero también se siente a través de los sonideros.

La cultura sonidera es un fenómeno del siglo XX que nace a finales de los años 50 y se consolida en los 60. Se enriqueció de la música proveniente de distintos países como Cuba y Colombia.

Sin embargo, a lo largo de su existencia, el mundo sonidero ha sido discriminado por ser la voz de las vecindades, motivo que lo mantiene en pie de lucha para ser reconocido y valorado.

Actualmente, derivado de las políticas de administraciones capitalinas y delegacionales que decidieron cancelar o reducir al mínimo los bailes en espacios públicos, los sonideros y las sonideras se han visto en una situación de renovada marginación en el ejercicio de su oficio.

Para revertir la situación que enfrentan, a través de la Secretaría de Cultura de la CDMX y la UNESCO, se está buscando que el movimiento sonidero, que congrega a más de 10 mil personas en esta urbe, sea declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México, y con ello se garanticen sus derechos de expresión e igualdad.

En busca de la Declaratoria

Si bien la cultura sonidera no se encuentra en una situación de riesgo que amenace con su desaparición, es necesario que se lleven a cabo acciones de manera conjunta entre los tres órdenes de Gobierno, agrupaciones sonideras y representantes de la sociedad civil para garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos culturales.

Por ello, la Secretaría de Cultura de la CDMX, Claudia Curiel de Icaza, aclaró que el movimiento sonidero será declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial, documento que se concretará de cuatro a cinco semanas.

“La declaratoria se ha trabajado desde hace mucho tiempo, no es una ocurrencia ni una coyuntura política. Desde que la exjefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, llegó al cargo, tuvo un acercamiento con muchas de las comunidades”, precisó.

Este documento, tiene que pasar por un proceso profundo de investigación y de trabajo junto de las y los sonideros. Por lo que se realizarán una serie de foros en donde la misma comunidad externe sus necesidades y requerimientos.

Por su parte, el director general de Gestión Institucional y Cooperación Cultural de la Secretaría de Cultura local, Jorge Muciño Arias, recordó que en 2020 se promulgó la Ley de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural de la Ciudad de México, que determina que solo la persona titular de la Jefatura de Gobierno es quien puede emitir una Declaratoria de este tipo, mientras que la Secretaría de Cultura se encarga de la parte técnica.

El antes y el después

Con la declaratoria se abre el campo para que, tanto las instancias del Gobierno de la Ciudad de México, lideradas por Secretaría de Cultura, como las y los agentes que conforman las comunidades del movimiento sonidero, inicien un trabajo conjunto que integre la investigación, la educación, la promoción y la difusión de la cultura sonidera, proveyendo del resguardo necesario para la creación y protección de los inventarios de este patrimonio, conformados por los repertorios musicales, los pasos de baile y las colecciones que los nutren.

“La cultura sonidera está en un momento muy potente, en su cuarta generación, los nietos y bisnietos están integrándose al mundo sonidero. Esta declaratoria es algo que se había buscado desde hace mucho tiempo por distintos grupos, organizaciones y personas individuales.

“Ha sido todo un proceso que se abriera a la esfera pública el concepto del sonidero como cultura, y no nada más como la idea marginal y estigmatizada del ruido, del desmadre.

“Creo que en los últimos 15 años ha habido mayor visibilidad, apreciación y apropiación, en algunos puntos, hasta gentrificación de sus estéticas y mayor entendimiento de sus lógicas”, explica a Reporte Índigo la investigadora y productora, Mariana Delgado.

La también cofundadora de El Proyecto Sonidero, declara que aunque ha habido mucho ruido en torno a la declaratoria por los diversos intereses de cada grupo sonidero, incluso, que se viera como una competencia de poder y control, lo importante es que esto marca un antes y un después.

Antes, explica, no había ninguna disposición del gobierno de voltear a mirar al movimiento.

Miguel Ángel Mancera, básicamente, prohibió todas las grandes celebraciones del calendario sonidero, los bailes de aniversario de la Merced, del Peñón y la ceremonia de Tepito, había una relación muy ríspida con el gobierno central”, opina.

Delgado expone que, aunque las mujeres siempre han estado presentes en el mundo sonidero, el sistema ha sido patriarcal y de mucha desigualdad.

“Es un sistema muy problemático y un ambiente muy masculino. Es un trabajo muy fuerte, de mucha circulación, viven en todos lados, sin embargo, siempre han estado las mujeres, desde la primera sonidera, ‘La Socia’ o ‘La Morena’, del Peñón de los Baños, quien viene de la gran dinastía Perea, hija de Fascinación, sobrina de Arcoíris, prima de La Conga.

“Luego viene la generación de Lupita, ‘La Batichica’, ‘La Dama’, y ahora hay de pronto una explosión hermosa, donde vemos a mujeres de 15 a 65 años rifársela en las tornamesas, reclamar, ganar a pulso ese espacio y trabajar con muchísima inteligencia”, relata.

Delgado confiesa que ellas se han enfrentado a comentarios como “Tú no tocas tan chido, no tienes el equipote, no eres tan técnica, no tienes mis colecciones o carros”.

“También hay un factor económico fuertísimo y ese es de toda la vida. Las mujeres trabajan como productoras, promotoras, como jefas de logística y publicidad. Si piensas en los sonideros gigantes, no solamente están cobrando su nombre, prestigio o calidad, también tienen el equipo, el sistema de sonido, las luces, los camiones, pero las mujeres todavía están lejos de llegar a eso”, concluye Delgado.

‘Ya no queremos ser invalidadas’

La escena sonidera tiene 70 años de existencia, pero hasta el día de hoy, no había ninguna protección para los sonideros.

Marisol Mendoza, fundadora de la colectiva Musas Sonideras, espera que ahora que el gobierno las volteó a ver, no sólo se garanticen sus derechos como artistas, sino que también el apoyo llegue a otras entidades donde el movimiento trasciende, como en: el Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos, Guerrero, San Luis Potosí; Nuevo León, Monterrey, Oaxaca y Veracruz.

En Estados Unidos, precisa Mendoza, el movimiento es intenso en los estados de California, Texas, Arizona, Nuevo Mexico, Illinois, Carolina del Norte, Virginia y Florida, y dondequiera que se encuentre una comunidad migrante de origen mexicano.

El término sonidero se refiere a la persona que opera como DJ en las fiestas populares de México. Foto: Especial
El término sonidero se refiere a la persona que opera como DJ en las fiestas populares de México. Foto: Especial

“Ellos también son parte de esto, son mexicanos que quisieron llevarse la cultura sonidera y la hicieron valer en otro país. No queremos que este movimiento sea exclusivo, sino inclusivo. Donde todos quepamos: las infancias, las mujeres, las disidencias, los pioneros y los emergentes”, apunta.

Musas Sonideras está por cumplir seis años de existencia; sin embargo, Marisol lleva poco más de dos décadas dentro de la escena como productora.

En esos años, por desgracia, se ha tenido que enfrentar a la discriminación por parte de la comunidad sonidera.

Precisa que ha recibido comentarios donde la critican por no tener la trayectoria necesaria o porque no tiene todo el equipo como la mayoría de los sonideros más reconocidos.

“Nadie nació sabiendo, tal vez los hombres fueron iniciadores, pero las mujeres también tenemos una pionera, Sonido La Socia, a quien invalidan porque fue una mujer que no mandó saludos en su momento, no sacó sus bocinas a los lavaderos en una vecindad donde vivían 100 familias.

“Ya no queremos ser invalidadas ni por nuestras congéneres, por los pioneros, ni nadie. Queremos hacernos valer, porque sí hemos sido discriminadas cuando vamos a tocar”, apunta.

Para Marisol Mendoza ser sonidera es activismo, musica, pasión y público. Foto: Especial
Para Marisol Mendoza ser sonidera es activismo, musica, pasión y público. Foto: Especial

Mendoza señala que ha recibido comentarios como: “nada más seleccionan la música”, haciendo menor su labor como sonidera y DJ.

Por lo que, así como menciona su eslogan “Mujeres apoyando mujeres hasta que la sororidad se haga costumbre”, espera que pronto esta tradición patriarcal termine en la escena.

“Hay personas que se han acostado en su consola para que no la toques porque dicen que la podrías descomponer o nos dan poco tiempo y te exigen una cabina, cuando a veces vienes de lejos y no la tienes”, relata.

El camino trazado

Hasta la fecha, Marisol Mendoza considera que la lucha de las sonideras ha tenido un gran avance, pues ya las toman más en cuenta.

Gracias al movimiento femenino muchas mujeres se han animando a hacer cosas que se creía eran solo de hombres. Están surgiendo staff femenino, ingenieras de audio, iluminación y vídeo.

“Estoy muy feliz de encontrarme con muchas ingenieras que están haciendo lo que se creía únicamente de hombres, hemos avanzado bastante, gracias a todas las mujeres que se están empoderando y que están haciendo que las cosas sucedan, falta mucho, pero vamos por buen camino”, puntualiza.

Firme hasta el final

Guadalupe Tlacomulco Macías, conocida como Lupita “La Cigarrita”, creció “en el ambiente de la calle” con los sonideros.

Recuerda que desde pequeña bailaba al ritmo de La Sonora Matancera y de Sonido Cristalino Porfis, en Tepito, a quien una vez vio cómo la policía le quería quitar su equipo de sonido por tocar en la calle.

“En mi casa era pura tranquilidad, pero abría la puerta y era el baile. Ahora ya soy parte de la primera familia sonidera, donde tocan papá, mamá e hijos con Sonido Lavoe y Campos de Tepito, los cuales defiendo a capa y espada”, relata Lupita “La Cigarrita” de Sonido Radio Voz.

Desde Tepito, ‘La Cigarrita’ promueve la sororidad, con lo que busca que más mujeres se unan al movimiento sonidero. Foto: Especial
Desde Tepito, ‘La Cigarrita’ promueve la sororidad, con lo que busca que más mujeres se unan al movimiento sonidero. Foto: Especial

Desde Tepito, “La Cigarrita” lanza el lema “Hasta que la sororidad se haga costumbre”, con el cual ahora pretende que más mujeres se sigan sumando al movimiento sonidero.

Aunque el gobierno actual “las chiquea”, pues han tenido la oportunidad de tocar en lugares como instancias escolares, aún está presente la lucha.

Así inicia en los sonideros

“Cuando el papá de mis hijos, en 1990, se volvió sonidero, me pidió que lo apoyara, le dije que yo también quería ser sonidera, me contestó que me esperara, pero esperé y esperé y el momento nunca llegó, entonces yo me lancé sola en el 2002”, relata Lupita.

En su primer baile, dice que fue muy bien recibida, pero poco a poco fue descubriendo los retos de esta profesión.

“Ya era una mujer soltera y por eso la gente luego se confunde, entonces tuve que sacar las agallas, comportarme y echarle todos los kilos”, manifesta.

Sin embargo, todos los sacrificios han valido la pena, ya que puede presumir que ha tenido un largo recorrido musical, hasta llegar al Festival Cervantino 2022.

Agrega que ha tocado con “los mejores y los más rudos sonideros” como: La Changa, Sonorámico, Super Dengue y El Cóndor.

Las mujeres que practican este oficio se han tenido que enfrentar a la discriminación por parte de la comunidad sonidera. Foto: Especial
Las mujeres que practican este oficio se han tenido que enfrentar a la discriminación por parte de la comunidad sonidera. Foto: Especial

“Para ser sonidera debes amar el ambiente, sentir la música, que te tiemblen los piecitos, que se te mueva todo el cuerpo cuando oyes la música y que te llame la atención querer estar ahí y pertenecer. Hacer sentir a la gente.

“No soy  sonidera para que la gente se me quede viendo, eso me molesta, porque yo quiero que la gente baile, me pongo triste si no bailan. Es más, he dejado el micrófono y me he bajado a hacer bailar a la gente, porque a eso voy, a que la gente disfrute, los quiero ver alegres siempre”, cuenta.

Aunque inició sola, ahora está agradecida de pertenecer también a la colectiva Las Musas Sonideras, en donde ha recibido y ha dado el apoyo para que más compañeras se unan.

Así como ella a sus 57 años ha luchado por mantener esa energía, está consciente de que ya no es la misma de cuando empezó. No obstante, insiste que desea dejar un legado.

“Puedo decirles que les echen ganas, sí se puede. Suelten la escoba y el recogedor, dejen los trastes para otro día, o si les da tiempo de hacer todo, adelante, pero no dejen de tocar.

“Si yo hubiera sabido que había una mujer sonidera, yo creo que desde niña hubiera sido sonidera, pero según era de hombres. Somos mujeres sonideras, no mujeres mitoteras. Tenemos que apoyarnos y respetarnos las unas a las otras; el secreto es la música y ser auténticas”, asegura Guadalupe.

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