Los culpables del fracaso del PAN

Para Miguel Ángel Yunes Linares -patriarca de una dinastía de políticos de todos los colores y sabores, veracruzano cercano al presidente Felipe Calderón-, no hubo ninguna alternancia pactada entre el primer mandatario y Enrique Peña Nieto, y la responsabilidad principal del fracaso electoral del PAN tiene nombres y apellidos: Roberto Gil Zuarth y Rafael Giménez.

Influyó asimismo, claro –reconoce Yunes- el desgaste natural de 12 años de gobierno. Y que siendo el PAN un partido de vocación democrática, experimente procesos internos que concluyan en divisiones.

Para Yunes, Josefina también tuvo errores. El principal de ellos fue nombrar a Gil Zuarth como su coordinador, y luego, en el llamado “golpe de timón”, confirmarlo

Para Miguel Ángel Yunes Linares -patriarca de una dinastía de políticos de todos los colores y sabores, veracruzano cercano al presidente Felipe Calderón-, no hubo ninguna alternancia pactada entre el primer mandatario y Enrique Peña Nieto, y la responsabilidad principal del fracaso electoral del PAN tiene nombres y apellidos: Roberto Gil Zuarth y Rafael Giménez.

Influyó asimismo, claro –reconoce Yunes- el desgaste natural de 12 años de gobierno. Y que siendo el PAN un partido de vocación democrática, experimente procesos internos que concluyan en divisiones.

Entrevistado por Reporte Índigo, el ex candidato a la gubernatura de Veracruz en 2010 cree que Josefina Vázquez Mota no es culpable por haber quedado en tercer lugar, luego de Peña Nieto y de Andrés Manuel López Obrador. 

“Fue una gran candidata”, opina. Pero no piensa lo mismo de su equipo. Por ejemplo, el coordinador general, Gil Zuarth, no tenía experiencia, ni como coordinador, ni como candidato. 

Se requería alguien con mayor experiencia. Diódoro Carrasco, ex gobernador de Oaxaca y ex secretario de Gobernación, “tenía mejores cartas”, opina.

Josefina no debía ser diferente

Gil Zuarth inició muy mal. El slogan de “diferente” fue contraproducente. Quien debe asumir esa responsabilidad es el chiapaneco. Porque se olvidó que esa palabra marcaba una distancia con Calderón, quien paradójicamente, gozaba de “buena salud política”, teniendo un 60 por ciento de aprobación entre la población abierta, y hasta un 90 por ciento entre los panistas.

“Se estaba lastimando al voto duro del PAN y no se estaba aprovechando la buena imagen del presidente calderón”.

Por lo tanto, no había que mostrarse “diferente”.

Yunes desgrana en su análisis postelectoral otros elementos. Los spots iniciales –de Pedro Torres- eran sombríos. Fueron un error.

Y el estadio Azul vaciándose es algo por lo que Gil debería responder. “Él fue el responsable”. Josefina llega ahí cuando Gil le dice que debe llegar. El estadio ya estaba lleno desde horas antes.

Josefina, por su lado, sí tuvo errores. El principal de ellos fue nombrar a Gil Zuarth como su coordinador, y luego, en el llamado “golpe de timón”, confirmarlo. 

Otro error de la ex candidata fue dejarse asesorar por Rafael Giménez, el famoso encuestólogo de Los Pinos, quien fungió durante la campaña como responsable de “estrategia”. 

Rafael Giménez y sus encuestas “a modo”

Rafael Giménez “hace encuestas a modo”, asegura Yunes. “Encuestas para endulzar el oído a quien él quiera endulzárselo”.

Le ofrecía a Josefina datos que no correspondían con la realidad, según los cuales sólo había una distancia de un solo dígito con Peña Nieto.

Y eso provocó que Josefina se confiara.

Gil y Giménez eran los dos personajes principales de la campaña. Todos los demás estaban por debajo de sus instrucciones. Por ello son los dos principales responsables.

Llegado el primer debate, “vemos a una Josefina que no está en su mejor momento”, porque no desarrolla todo lo que desarrolló después en el segundo debate.

Ya en el segundo debate, surge de nuevo la esperanza que Josefina pueda repuntar. Y entonces sucede algo que es “típico” de Rafael Giménez.

“Empieza a generar encuestas a modo, que dicen que está a un dígito de Peña Nieto, vamos muy bien… Otras encuestadoras le dan a Peña 20 puntos de ventaja, y Giménez dice que sólo estaba a cuatro o cinco”. 

Para ese entonces, Roberto Gil “ya no escuchaba a nadie y actuaba con soberbia”, tomaba las decisiones e ignoraba las sugerencias de importantes panistas.

Además, la planeación estratégica de las localidades a donde era muy importante que Josefina asistiera, falló. Yunes dice haberle insistido a Josefina unas cinco veces en ir a Veracruz, pero no la dejaron…

Josefina sólo iba a los lugares a donde Gil quiso que fuera. “No escuchó a quienes teníamos el conocimiento de la situación política de Veracruz”.

Por ejemplo, la llevan a Santiago Tuxtla, en Veracruz, a donde según Yunes no era necesario ir, porque es una población muy pequeña y no genera un gran número de votos. En cambio, no se presenta en Huatusco, donde el PAN gana con 90 mil votos.

Tampoco acude la candidata a Martínez de la Torre, ni a Álamo. Pero sí a Coatzacoalcos, enclave en donde queda en tercer lugar.

Gil -afirma Yunes-, no quería que Josefina fuera a Tantoyuca. Y nunca logra superar las divisiones causadas por la elección interna, algo que suponía una fina operación política de reconstrucción de lazos. Para Gil siempre existen “los corderistas y los josefinos”. 

Ernesto Cordero ganó la interna en Veracruz, recuerda el político jarocho, y lo sabe bien, porque él fue uno de sus principales promotores en esa entidad.Para Yunes, si el PAN ganó en Veracruz, es porque no le hizo caso a Roberto Gil.

Que renuncie Gil

Yunes piensa que, hasta el momento, Gil no ha asumido en nada su responsabilidad, y le pide que por dignidad renuncie a su encargo de senador plurinominal.

“Debe ofrecer disculpas y aplicarse él solo la sanción de renunciar a ser senador. Eso se vería muy bien”.

Compara a Gil Zuarth con el capitán del crucero Costa Concordia, Francesco Schettino, quien mientras se hundía su barco, se va a la costa y contempla el desastre cómodamente, con su novia y bebiendo champaña. 

“Gil hizo algo muy parecido”, considera. “Tener asegurada su curul luego de lo que pasó, es deshonesto. Debería habérsela jugado al 100 por ciento con Josefina. No debería tener un paracaídas en el senado, sería “poco ético”.

Incluso genera muchas dudas el hecho de que el coordinador general de una campaña sea al mismo tiempo candidato a senador. “¿No tiene la seguridad de ganar?”

Pero hay una notoria diferencia entre el ex capitán del Costa Concordia y Roberto Gil: el marinero ofreció una disculpa, fue sancionado, y se retiró. Pero Gil se va al Senado…

A Gil no habría que prestarle mucha atención, porque si se atreviera a querer dirigir a Acción Nacional, seguro la llevaría también al desastre, “al quinto lugar”, advierte Yunes Linares.

Calderón hizo lo que tenía que hacer

El presidente hizo lo que tenía que hacer para ayudar a que el PAN ganara, como lo es “gobernar bien”, dice Yunes. Recuerda que antes era habitual que los presidentes influyeran en las elecciones, pero eso es parte del pasado. 

Para él, Calderón es un demócrata y en tanto Jefe de Estado, no podía intervenir donde no le correspondía. En contraparte, el también abogado juzga como un error que los presidentes deban guardar un silencio sepulcral ante los candidatos de sus partidos.

E incluso va un poco más lejos. Pone de ejemplo la campaña a la reelección de la presidencia de Estados Unidos, que hace actualmente Barack Obama, quien se desplaza en el Air Force 1, sin que nadie lo critique por ello.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, a quien otros panistas acusan por presuntamente haber operado incluso en contra de Josefina, sólo fue institucional. “Es correcto que no use su cargo para cosas electorales”.

Inequidad

En cuanto a los factores externos que afectaron para mal a Acción Nacional, para el ex director del ISSSTE, está en primer lugar la falta de equidad. 

Del lado del PRI todos los gobernadores estuvieron metidos “al 100 por ciento”, inyectando recursos para Enrique Peña Nieto. 

El principio constitucional que habla de equidad, por lo tanto, no se da en la práctica en provincia.

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