Lluvias, a salvo de cañones antigranizo

Ante la preocupación de campesinos jaliscienses, la Sagarpa y el INIFAP concluyeron, a través de un estudio que analiza las nubes y las precipitaciones, que los cañones antigranizo no alteran el ciclo pluvial ni afectan los cultivos
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”0_3avia0co” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] El Gobierno federal elaboró un estudio sobre el impacto de los cañones antigranizo, que se han extendido por Jalisco y otras entidades del país, y llegó a la conclusión de que no existen evidencias de que su uso altere el ciclo de lluvias.

Estos artefactos generan una ola de presión de gas acetileno que trata de interrumpir las bolas de hielo que se están formando en las nubes, para que llueva y no granice.

El informe publicado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y elaborado por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), lleva por nombre “Análisis espacial y temporal de la presencia de cañones antigranizo y su relación con la precipitación pluvial en los estados de San Luis Potosí, Jalisco y Michoacán”

Ante la incertidumbre del impacto de los cañones antigranizo, el proyecto contó con una metodología geoestadística que evaluó la distribución espacial y temporal de lluvias en San Luis Potosí, Jalisco y Michoacán, a través de bases de datos climáticas generadas por diversos sensores remotos.

La investigación, que fue remitida al Congreso de la Unión en mayo pasado, consistió en analizar las áreas de influencia de 51 cañones antigranizo activos —14 en Jalisco; 22 en Michoacán y 15 en San Luis Potosí— en el periodo 2014-2017 para esclarecer si se había registrado alguna reducción o alteración de las precipitaciones pluviales

El INIFAP no pasa por alto que el uso de estos cañones por productores del campo y por compañías automotrices como Volkswagen, en Puebla, está despertando inconformidad social entre agricultores de temporal, quienes aseguran que esos equipos sí dispersan las nubes de lluvia.

Estudiar las nubes

El análisis se dividió en dos partes. La primera consistió en un estudio de cuántos eventos de formación de nubes de lluvia, llamadas cumulonimbus o generadoras de granizo, existieron por cada cañón con el objetivo era evaluar si se dispersaron.

A este primer análisis se le llamó punto a punto, es decir, la información se analizó de manera puntual para la ubicación de cada uno de los cañones donde, de acuerdo con los datos asimilados, se presentaron condiciones de cumulonimbos.

En el análisis de la información punto a punto, cuando se analizan eventos provocados por formaciones similares a cumulonimbos durante una misma tormenta, no se presentaron alteraciones sobre los patrones de la precipitación ocurrida.

“En total se identificaron 75 eventos con estas características a lo largo de los cuatro años: 47 en Michoacán, 13 en Jalisco y 15 en San Luis Potosí. (…) En este sentido, al analizar los patrones de lluvia punto a punto y para los diferentes intervalos de la lluvia de cada 30 minutos, no se identificaron alteraciones que pudieran ser consideradas fuera de un patrón de aleatoriedad normal”, revelan los resultados del estudio.

Analizar precipitaciones

La segunda parte consistió en comparar todas las lluvias ocurridas en las zonas de operación de los cañones con aquellos lugares en donde no había. Es decir, se realizó el análisis donde se ubicaron los eventos que provocaron lluvias en los cuatro años de estudio y no nada más en los cumulonimbus.

Así se tomó en cuenta el total de lluvia ocurrida a lo largo del año y en cada estación en particular, tanto en las áreas de influencia de los cañones antigranizo en comparación con las áreas donde no tuvieron influencia estos equipos.

El resultado fue el mismo al anterior, pues no se detectaron variaciones anormales en relación con la precipitación total atribuibles a los cañones.

Tampoco se encontraron evidencias estadísticas que indiquen que en las áreas de influencia se precipita una mayor o menor lámina de lluvia en comparación con aquellas áreas en las que los cañones antigranizo no tienen influencia.

Los resultados de este análisis sustentado por la Sagarpa y el INIFAP reafirmaron lo observado en los eventos de punto a punto, pues no existe una diferencia estadística entre la precipitación total ocurrida para cada una de las estaciones del año y la registrada en donde no tuvieron influencia los cañones.

Ni la secretaría ni el instituto encontraron evidencias de que los cañones antigranizo dispersen las nubes cumulonimbus, ni de que reduzcan las lluvias o alteren su desarrollo, incluso tampoco hay pruebas de que desintegren el granizo.

“Conforme al proceso e interpretación de las bases de datos observados y derivados, no se encontraron evidencias estadísticas que sustenten la influencia del uso de los cañones antigranizo en los eventos de lluvia, así como en los procesos de formación y acreción de granizo en las nubes cumulonimbus”, concluye el estudio.

Agricultores en contra

La manifestación más reciente de campesinos de municipios como Tecalitlán, Tamazula, Ciudad Guzmán, Tuxpan y Sayula contra esta tecnología se dio apenas el 21 de agosto y llegó hasta las puertas del propio Palacio de Gobierno de Jalisco.

Los trabajadores de la tierra que se mostraron inconformes se dedican principalmente al cultivo de maíz y caña y argumentaron que necesitan de la lluvia para tener una buena cosecha. Incluso, sostuvieron que la afectación al clima en la región es tanta que la formación de nubes se está inhibiendo.

Los agricultores pedían que se controlara o que al menos se regularan los cañones antigranizo y culparon a los productores de aguacate por recurrir a este artefacto.

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