‘Le llegaron al precio a Fox’

Incongruente, desleal, ingrato, convenenciero, ignorante y “loco que no conoce la historia”, así califica a Vicente Fox el ex secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón tras comentar las recientes declaraciones que hizo en contra de Felipe Calderón al diario El País.

Acerca del desmedido apoyo que Fox ha da al priista Enrique Peña Nieto, el candidato panista al Senado por Puebla dijo a Reporte Indigo que esas expresiones hacen pensar que “muy pronto le llegaron al precio” en relación al Centro Fox. 

Mario Alberto Mejía Mario Alberto Mejía Publicado el
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“Yo conozco a Felipe Calderón, al ser humano, al ciudadano padre de familia, al político, al estudioso, al presidente de México, y va a dejar de serlo muy joven: a los cincuenta años”
Javier Lozano Candidato al Senado
Como amigo de FCH, para él, la denominada “guerra contra el narco”, es más una “lucha contra la inseguridad pública”

Incongruente, desleal, ingrato, convenenciero, ignorante y “loco que no conoce la historia”, así califica a Vicente Fox el ex secretario del Trabajo Javier Lozano Alarcón tras comentar las recientes declaraciones que hizo en contra de Felipe Calderón al diario El País.

Acerca del desmedido apoyo que Fox ha da al priista Enrique Peña Nieto, el candidato panista al Senado por Puebla dijo a Reporte Indigo que esas expresiones hacen pensar que “muy pronto le llegaron al precio” en relación al Centro Fox. 

“Hoy está cobrando muy caras esas facturas (…). Tengo una seria sospecha de que, más que de ideología, es un tema de pesos y centavos. (…) Lo elogia (a Peña Nieto) más que los priistas”.

Lozano dice que como miembro del gabinete le tocó ver que el presidente Calderón “jamás se metió con él”.

“Jamás lo criticó ni ordenó pesquisas, ni investigaciones por consigna, ni mucho menos.”

–Se compara con Mandela, con Churchill…

–Esa comparación es de un loco que no conoce la historia. Es un caso para el diván.

“Sorprende que le importen más los derechos humanos de los delincuentes que de las víctimas. Su ignorancia no le da para más. Con el tiempo, a diferencia de los buenos vinos, se convirtió en una pócima rancia”, asegura Lozano.

Y concluye lapidario: “Estamos frente a un caso de incongruencia, deslealtad, ingratitud y vulgar conveniencia política. (…) Destila un rencor irracional”.

A Calderón le duele la guerra

Amigo y defensor de Felipe Calderón, Javier Lozano está convencido de que el huésped de Los Pinos ha vivido con un “gran dolor” la guerra contra el narco. 

“Duele perder tantas vidas humanas, y gastar tanto dinero y tanto tiempo, tanto sacrificio, de las fuerzas armadas”.

En ese sentido también le duelen otras cosas: 

“La punta de oportunistas ardidos todavía por las elecciones del 2006 (que) se organizan y van y presentan ante la Corte Penal Internacional una demanda como si el presidente fuera un criminal de guerra”.

Los ex presidentes de la República que no actuaron “por cobardes, por negligentes, por tolerantes o por corruptos. O por todas las anteriores”. 

Y algunos gobernadores que siguen moviéndose “con cobardía, con complicidad”.

A los denunciantes de Calderón les dice: “¡No tienen madre! Eso no se hace. En lugar de apoyar resueltamente al presidente, que está enfrentando como se debe enfrentar a la delincuencia, le estén regateando ese apoyo”. 

El ex secretario del Trabajo está convencido de que “la historia le va a dar un justo lugar al presidente”. Y no escamotea elogios: “Lo considero el mejor presidente que hemos tenido en la historia moderna de México”. 

Entrevistado en los jardines del Fraccionamiento La Vista, en Puebla, Lozano aborda la denominada “guerra contra el narco”, expresión que, confiesa, no le gusta al presidente Calderón.

Como su amigo, prefiere otra: “La lucha contra la inseguridad pública”. 

Y abunda: “Yo te diría que lo he visto con el mismo temple que lo vi tomar decisiones muy fuertes en la crisis económica del 2009, en la crisis sanitaria de ese mismo año, con la muerte de Juan Camilo, con la muerte de Blake, con la extinción de Luz y Fuerza del Centro”. 

Lozano tiene su propia visión acerca de las víctimas de la guerra: “La enorme mayoría de esos muertos es porque se quisieron poner en esa posición de peligro y de arriesgarlo todo, de apostar su propia vida y las de sus familias, por estar en la delincuencia. Es una decisión, es una voluntad, propia”. 

Y no titubea: el gobierno tiene el monopolio de la violencia y en consecuencia la ejerce en contra de la delincuencia organizada: “Si entra el gobierno es porque hay violencia. El gobierno no genera la violencia. La violencia es de los violentos y de los criminales”. 

Las noches más largas 

En el 2009, época en la que el presidente Calderón estuvo más bajo en la percepción de la opinión publica, es cuando se toman las decisiones más graves, confía Lozano.

Meses atrás había muerto Juan Camilo Mouriño. 

“Todo nos había pasado. Las peores sequías en sesenta años. Ahí cuando ve que nos faltan ingresos y nos sobran gastos por hacer toma la decisión de aumentar impuestos y se va la popularidad a los suelos.

“En medio de eso toma la decisión, por congruencia, de extinguir Luz y Fuerza del Centro. ¿Por qué con congruencia? Porque dice ‘¿con qué cara le puedo pedir a los mexicanos que me den más dinero de sus impuestos, de su trabajo si yo sigo manteniendo un organismo ineficiente, costoso, inútil y corrupto?”. 

En ese contexto, el presidente toma la decisión y Lozano Alarcón recuerda cómo algunos les decían “aprovechen y métanlos a la cárcel a todos”. 

–¿Cómo? 

–El “Quinazo”, nos decían. El “Quinazo”. Como le hicieron con “La Quina”. Le sembraron armas y le sembraron un cadáver, y lo metieron a la cárcel y se acabó. Esas voces nos pedían inventar delitos. 

–¿Lo viste quebrarse con lo de Mouriño o de Blake?

–Fueron los dos momentos más difíciles. Quizá la noche más larga fue cuando tuvo que tomar la decisión de aumentar los impuestos o aquella en que nos enfrentamos a lo desconocido de la influenza. No sabíamos ante qué estábamos. Y sí llegamos a pensar que si al día siguiente las pruebas que se habían mandado a los laboratorios de Estados Unidos no nos daban, o una de dos: o que la vacuna servía para la influenza o el medicamento para poder atajar esta que era ya una epidemia en vías de ser pandemia. 

“Pensamos que todo se acababa, Se acababa. Pensamos en cercar el Distrito Federal. Que nadie pudiera entrar ni salir. Era brutal, fue brutal”.

El candidato del PAN al Senado destaca los valores humanos del presidente Calderón en otros momentos complicados. 

“Lo vi pasarla mal con lo de Juan Camilo y quizás más fuerte con lo de Blake. Le dolió mucho. Lo vi como el ser humano que despide a su amigo y a un leal colaborador como lo era Blake y, sin duda, Juan Camilo. 

“Yo conozco a Felipe Calderón, al ser humano, al ciudadano padre de familia, al político, al estudioso. al presidente de México, y va a dejar de serlo muy joven: a los 50 años”.

–¿Que va a hacer el presidente cuando se acabe su sexenio? 

–No lo sé. No lo ha decidido. No lo ha dicho. Probablemente se queda en México con tantos enemigos. Yo creo que él va a escribir, va a leer, va a hacer memorias, va a hacer libros. Pienso que va a estar en la academia.  (…) Quizás más adelante en algún organismo internacional. Lo veo –no exagero– como un líder mundial en algún organismo. 

El amigo del presidente

La amistad entre Calderón y Lozano data de hace unos diez años. 

“Somos conocidos desde el 81. Fuimos contemporáneos en la Libre de Derecho. Retomamos la relación por ahí de 2002 gracias a su cuñado, compadre y muy buen amigo mío: Juan Ignacio Zavala. Él nos junta y empezamos a vernos nuevamente”. 

“Recuerdo que una vez Margarita Zavala me dijo en una cena en casa de Juan Ignacio: ‘Caramba, Lozano, pareces panista. Ya nada más te falta cambiarte al partido’. Su gente más cercana se refería a mí delante de él como ‘tu amigo el priista’. 

“Un día, en su casa, Felipe Calderón me sienta a su lado derecho. Había varios, incluido Juan Camilo (Mouriño). Estaban Ale Sota, Memo Valdez… Mucha gente. Entonces dijo Felipe: Es cierto que Javier Lozano es priista, pero está de nuestro lado. Le tengo toda la confianza del mundo. Es un hombre honorable, un hombre honesto y va a participar en nuestro proyecto”

“Un día, platicando con Juan Ignacio Zavala, muy profundamente le dije: ‘Este hombre tiene que ser Presidente de México y yo lo quiero ayudar. Dile que me tenga confianza’. Poco antes de que esto ocurriera, y cuando pocos creían en Felipe Calderón, en su proyecto, yo estaba ahí. Y me decían: ‘qué oportunista’. No. Oportunistas estos: los Fox, los Espino, que están brincando del barco como ratas y están con Peña Nieto”.

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