La promesa de prosperidad

A cambio de que se les entreguen las tierras que necesitan para construir el aeropuerto de Santa Lucía, el Gobierno federal se comprometió con los pobladores de Xaltocan a mejorar las condiciones de la región, darles trabajo y terrenos más extensos, lo que a su vez ha provocado disputas internas por la manera en que buscan repartirlos
David Martínez David Martínez Publicado el
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Habitantes del pueblo de Xaltocan, municipio de Nextlalpan en el Estado de México (Edomex), esperan que el aeropuerto Felipe Ángeles de Santa Lucía les de las oportunidades que han buscado durante décadas y que el Gobierno federal les prometió a cambio de reubicar sus tierras.

El proyecto del aeropuerto internacional de Santa Lucía requiere 126 hectáreas de bienes de la localidad de Xaltocan, pueblo conformado en su mayoría por indígenas originarios, a quienes las autoridades aseguraron que su comunidad mejorará con la edificación del proyecto.

Leopoldo Arellano, habitante de Xaltocan y miembro de una de las familias originarias, cuenta que la asamblea del pueblo decidió el pasado 10 de marzo por unanimidad la construcción del aeropuerto bajo la promesa de las autoridades federales de cambiar la realidad social del lugar favorablemente.

“Nos han prometido plantas de cultivo, hospitales y plantas de reciclaje a través de cooperativas que vamos a conformar los habitantes de Xaltocan. Prometieron que iban a capacitar a la gente para trabajar en el aeropuerto como electricistas o de lo que haga falta”
Leopoldo ArellanoHabitante de Xaltocan y miembro de una de las familias originarias

También puntualizó que el Gobierno, a través de las Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu), el Instituto Nacional de las Poblaciones Indígenas (INPI) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), prometió que también se abrirá el mercado laboral para los habitantes de la comunidad.

Arellano explica que la aprobación al proyecto propuesto por el Presidente Andrés Manuel López Obrador se debe a que las opciones tanto laborales como educativas son limitadas.

“Tenemos muy pocas oportunidades de tener una educación universitaria porque todas las escuelas están lejos”.

En Nextlalpan solo hay una escuela de educación superior, Cetesuc Nextlalpan, dedicada a la computación

Ascensión Zambrano, representante de la comisión de Agua Potable del pueblo y del comité de negociación entre Xaltocan y las autoridades federales, afirmó que la demarcación tiene la intención de apoyar al proyecto aeropuertuario de López Obrador.

“Debemos estar de acuerdo, lo manifestamos así en la asamblea y para desarrollar un país hay que sacrificar algo. Hoy el Gobierno nos está abriendo las puertas para poder unirnos a este proyecto y no quedarnos como una mancha oscura a un lado”, destacó Zambrano.

El también miembro de una familia originaria expresó su satisfacción con el aeropuerto Felipe Ángeles y aseguró que será de primer nivel a escala internacional.

Zambrano explicó que el ayuntamiento  de Xaltocan no tiene la solvencia presupuestal para cubrir las necesidades del pueblo y por ello, las promesas del Gobierno federal tienen ilusionados a los habitantes.

“Una de las promesas es que que se va a mejorar la infraestructura porque el presupuesto del ayuntamiento no alcanza para cubrir las necesidades de la gente; habrá mayor desarrollo, económico, social y laboral, queremos más agua, drenaje y una planta de tratamiento”, indicó.

El integrante del comité de negociación recalcó que una parte del pueblo carece de encarpetado y en ocasiones el pozo de la comunidad falla, por lo cual, el abasto de agua es otro problema.

De acuerdo con información del Gobierno federal, Nextlalpan, municipio donde se localiza el ayuntamiento de Xaltocan, tiene como principales actividades económicas el comercio al por mayor de abarrotes, alimentos, bebidas, hielo y tabaco; comercio al por menor de artículos de papelería, para el esparcimiento y otros artículos de uso personal; así como venta de vehículos, refacciones y autopartes; fabricación de prendas de vestir; servicio de preparación de alimentos, reparación y mantenimiento, así como personales.

Dichas actividades que forman parte de subsectores económicos representan el 63 por ciento del municipio.

Leopoldo Arellano dice que hace más de 50 años la principal actividad económica de Xaltocan era la pesca y las actividades agrícolas, pero tras la construcción de la Base Militar de Santa Lucía las nuevas generaciones se fueron a otros municipios a laborar o se dedicaron a los subsectores mencionados.

La asamblea indígena del pueblo de Xaltocan aprobó el pasado 10 de marzo por unanimidad la construcción del aeropuerto bajo la promesa del gobierno de cambiar la realidad social del lugar favorablemente

Advierten riesgos

En la manifestación de Impacto Ambiental que se realizó para evaluar si el proyecto del aeropuerto de Santa Lucía era viable o no se advierten de una serie de riesgos los cuales son fundamentales que el Gobierno federal tome en cuenta.

Dentro del documento que cuenta con más de 900 páginas, hay dos puntos que destacan principalmente.

El primero de ellos son las dificultades y problemáticas que traerá la construcción de la vía que conectará al Aeropuerto Internacional de Santa Lucía con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

De acuerdo con el estudio el trayecto contará con dos carriles exclusivos para circulación de autobuses tipo BRT y su trazo completo será de 47 km, de los cuáles aproximadamente la mitad serán construidos como un viaducto elevado y el resto estará a nivel del Canal Central.

La ruta se erigirá sobre la Vía Tapo, el Anillo Periférico y Río de los Remedios, después correrá a nivel y paralela al Circuito Exterior Mexiquense sobre el Canal Central, para finalmente, dar un viraje hacia la derecha y elevarse sobre las vías del Ferrocarril Central.

A la altura de San Miguel Xaltocan se construirá un distribuidor vial que recibirá los BRT que circulen por el viaducto, así como los vehículos particulares que se dirijan o salgan del Aeropuerto Internacional Santa Lucía.

Por lo tanto en el estudio se advierte que estas obras afectarán a los pobladores de San Miguel Xaltocan y de los fraccionamientos urbanísticos de las colonias Pozos y Vías y de Paseos del Valle, además de daños a los terrenos agrícolas aledaños a Paseos del Valle y de saturación de las calles de la localidad, así como de la carretera federal 85.

El segundo punto que destaca el documento es el riesgo de que al reubicar a los pobladores indígenas de la región se afecten sus tradiciones, su cultura y su lengua, por lo que se solicita a las autoridades a respetar en todo momento los derechos de estas personas que se encuentran en una situación de vulnerabildad.

Conflicto interno

Como parte de las negociaciones para que los pobladores cedieran 126 hectáreas de bienes nacionales, el Gobierno federal se comprometió a regularizar y titular a nombre de las familias originarias de Xaltocan 567 hectáreas de la parte sur de la región.

Para lo cual, la asamblea del pueblo, representantes de los bienes comunales y el ayuntamiento realizaron un censo para saber a cuántas familias y fracciones se deben repartir. Pero el tema ya provoca diferencias entre los pobladores.

“El problema es la regularización de los predios, todos quieren participar y a muchos los han quitado del censo porque no han hecho sus aportaciones o no van a una junta”, afirmó Leopoldo Arellano.

El habitante indicó que su familia ya tiene una fracción de tierra; no obstante,  hay otras familias que no aportaron cooperación económica o no acudieron a las asambleas y ya no forman parte de la repartición a pesar de que también son originarios.

A cambio de entregar las 126 hectáreas de su tierra para la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el gobierno les ofreció a los pobladores de Xaltocan 567 hectáreas, lo que ahora ha provocado diferencias entre las familias originarias a la hora de repartirlas entre todos

“Las personas a cargo del censo están haciéndolo a su conveniencia para que les toquen dos o tres fracciones, quien lo lleva es la familia Paredes”, añadió.

Arellano indicó que la familia Paredes es representante de los bienes comunales y buscan obtener de dos a tres fracciones de los predios que el Gobierno proporcionará.

Sin embargo, señaló que todos los habitantes de la comunidad son familia o se han emparentado políticamente, por lo que la situación es triste.

“Me da tristeza ver cómo nos confrontamos, porque yo te puedo decir si estos ‘chavitos’ son de aquí o no, muchos somos primos o padrinos, ya quiero que se resuelva este tema”.

La comunidad de Xaltocan está dividida en zonas donde las familias originarias habitan; en el norte están los Paredes y Álvarez, en el oriente los Martínez y González; en el centro y poniente los Zambrano y los Arellano.

Según los acuerdos de la autoridad ejidal y la asamblea del pueblo, son 728 personas las que conforman la comunidad originaria a quienes en promedio les podría tocar entre seis mil metros cuadrados de tierra, explica Ascensión Zambrano, representante de la comisión del agua de Xaltocan.

La autoridad tradicional indicó que la comisión negociadora con el Gobierno conoce las situación respecto a los predios y su repartición pero negó que sea un conflicto.

“Algunos ya subdividieron y al final todos quedarán integrados y rotulados, hay que aceptar las diferencias pero los integrantes de la Comisión podremos sacar adelante la repartición de los ahora bienes nacionales por lo que no vemos un problema”, señaló.

Habitantes que no pudieron entrar al censo afirmaron que no lo hicieron por falta de recursos o porque no les pareció el manejo de los trámites de la repartición pero ahora que es una promesa del Gobierno, quieren integrarse.

“Fui censado pero no pude dar para mis cooperaciones y ya no aparezco en la lista, yo di recibos que sí coopere para la gestión de los trámites aunque poco y me dijeron que tenía que pagar para tener derechos del predio, pero ya no aparezco en la lista aunque soy comunero”
Manuel Rivero GarcíaIntegrante de una de las familias originarias

Rivero informó que su situación económica no le permitió aportar para llevar a cabo las gestiones burocráticas y legales para regularizar la situación de los predios, no obstante, recalcó que tiene derecho a una fracción.

“Es injusto que por no tener para abogados o mediciones de los terrenos nos quedemos sin nuestro derecho”, acusó.

A su vez, Felipe Rodríguez, otro colono con derecho a una fracción, mencionó que no entró al censo porque no estuvo de acuerdo con el proceso que llevaron a cabo las autoridades tradicionales.

“Quiero estar en el censo comunal porque no estoy en él, mi intención es integrarme ahora, antes nunca acudí ni estuve de acuerdo con los manejos porque siempre pedían cooperación y por eso no me integré”, refirió Rodríguez.

Xaltocan, pueblo en el olvido

De acuerdo con los pobladores, hasta que se anunció la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles en la Base Militar de Xaltocan, fueron tomados en cuenta por el Gobierno.

“El Gobierno federal llegó a negociar, llegó a ver qué necesitamos, no quiso imponer, primero nos preguntó si nos consideramos una comunidad indígena y cuando les dijimos que sí, se comprometió a respetar nuestros derechos”, afirmó Leopoldo Arellano

Recorriendo las calles del pueblo, Arellano recordó que Xaltocan era un islote en un lago que formaba parte de la Cuenca del Valle de México junto con Chalco, Texcoco y Xochimilco.

Fue habitado hasta el siglo XVIII por otomíes, después de que fueron desplazados por tepanecas, los nahuas llegaron a vivir ahí hasta la conquista española.

Por los predios donde se construirá el aeropuerto, el habitante originario de Xaltocan destacó que en la mitad del siglo pasado era posible ver vestigios de la vida prehispánica y aún había charcos de lo que fue el lago.

“Antes caminabas y podías ver pedazos de tepalcates, aún puedes encontrar obsidiana, piedra con la que hacían cuchillos”, destacó.

En 2017, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) llevó a cabo excavaciones en el patio de la iglesia de San Miguel Xaltocan donde encontraron restos óseos de niños y objetos quemados, lo que se interpretó como un indicio de que se celebraba la ceremonia del fuego nuevo en el islote antes de la conquista.

Los predios comunales actualmente están desocupados, pocos son usados para la producción agrícola, incluso, hay algunos en los que se aprecia la presencia de basura doméstica y parecen abandonados

Xaltocan se encuentra a 43 kilómetros del centro de la Ciudad de México, colinda con los municipios de Zumpango, Tecámac y Santa Lucía.

Los habitantes se consideran una población marginada pero sin mayores problemas, afirmaron que no padecen de delincuencia.

“Estamos en un rezago social y por eso nos da gusto que el Gobierno federal nos voltee a ver”, mencionó Ascención Zambrano.

En Xaltocan no hay centros de salud, solo hay tres escuelas y un pozo de agua que abastece a toda la comunidad de más de mil personas

Además, la zona sur del pueblo carece de carpeta asfáltica y servicios básicos como el agua, que es repartida a través de pipas.

Respecto a la orografía del pueblo, la Manifestación de Impacto Ambiental del proyecto indica que el suelo de Xaltocan tiene discontinuidades locales debido a que era un cuerpo acuoso, lo que provoca hundimientos y oquedades.

El documento también señala que existen residuos de bentonita y la zona es propensa a inundaciones, lo que se deberá considerar al construir el aeropuerto Felipe Ángeles.

El 29 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio el banderazo para iniciar los estudios preliminares del aeropuerto en la base militar.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), institución que estará a cargo de la construcción, informó que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) le otorgó la autorización de no Manifestación de Impacto Ambiental para realizar los estudios preliminares.

Gustavo Vallejo, ingeniero militar a cargo de los trabajos, informó que el resolutivo final de Semarnat sobre la Manifestación de Impacto Ambiental se podría dar hasta mediados de junio y las obras empezarían en julio, con miras para que en 2021 ya esté concluido el proyecto.

El  aeropuerto Felipe Ángeles, que tiene su origen tras la cancelación del proyecto de Texcoco en octubre de 2018, plantea la construcción de dos nuevas pistas en la base, un  edificio terminal con 33 posiciones y una torre de control con una inversión de 172 mil millones de pesos.

Con la llegada del aeropuerto de Santa Lucía los pobladores de la región, la cual carece de muchos servicios básicos, esperan que se revierta esta situación en la que se encuentran

Andrés Manuel López Obrador y la Sedena han argumentado en diversas ocasiones que el proyecto de Santa Lucía será un motor económico para el país y resolverá la situación de saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) que se rehabilitará y operará junto con el de Toluca.

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