¿Gobernador de Nayarit? 

Layín, el polémico alcalde de San Blas, que reconoció que cuando fue presidente municipal por primera vez sí robó, pero robó poquito; que en un arranque de euforia levantó la falda a una mujer que bailaba con él; que a pesar de ello es el político que tiene el mayor índice de popularidad y aceptación de entre la población de Nayarit, ya alista su carrera a la gubernatura del estado.

J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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"En donde hay muchas carencias y la gente necesita que le ayuden, y creo que Dios me ha puesto allí por algo"
Hilario Ramírez VillanuevaAlcalde de San Blas, Nayarit
"Siempre hay gente que intenta cerrar el paso a los que estamos trabajando. Yo cuando hablo, hablo con mi gente: somos directos, bromeamos. Bromeo con algunos, y otros me bromean. Así somos en Nayarit"
"Sí ayudé (en la campaña de Jaime Rodríguez), pero lo hice con mis oraciones, con mi pensamiento positivo, con mi mejor deseo para mi amigo ‘El Bronco’"
"Antes les daba billetes de a 500, pero como se ha puesto la economía tan de la chingada, que le fui bajando a billetes de 200, luego 100, 50 y ahora de 20. El caso es no dejar de darle a la gente un poquito de lo que Dios me socorre"
Se dice un hombre con suerte en los amores. Dice que no tiene una relación sentimental estable, pero que acude a la cita del amor cuando Dios le da licencia

Layín, el polémico alcalde de San Blas, que reconoció que cuando fue presidente municipal por primera vez sí robó, pero robó poquito; que en un arranque de euforia levantó la falda a una mujer que bailaba con él; que a pesar de ello es el político que tiene el mayor índice de popularidad y aceptación de entre la población de Nayarit, ya alista su carrera a la gubernatura del estado.

No lo dice abiertamente, pero presume la cifra del último sondeo que él mismo mandó hacer. Trajo un despacho de reconocidos encuestadores y le dieron la buena noticia: Layín se encuentra 15 puntos por encima de los tres precandidatos más mencionados en medios locales para llegar a la gubernatura. Se quita el sombrero y menciona en voz baja una especie de mantra: “Dios así lo permita”.

El ‘Amigo Layín’, como se autonombra Hilario Ramírez Villanueva, es un hombre de fe. Todos los días habla con Dios. Su primer pensamiento que le llega en el día es pedir la protección divina para sacar adelante su encomienda de gobernar. Siente que cada minuto que pierde platicando con periodistas y otros políticos, es un minuto que al final del día le hará falta para atender a alguien de la interminable fila de personas que se acercan a sus oficinas de la presidencia municipal en busca de ayuda.

No le gusta perder el tiempo en banalidades, reconoce. Por eso mismo ni siquiera se quiere detener a pensar en la mañana la ropa que se ha de poner. Todo su guardarropa lo integran al menos 120 pantalones idénticos de mezclilla azul y 200 camisas a cuadros azules y blancos. En las botas sí le varía, a veces son color café, casi no le gustan las botas negras. La camisa solo va abotonada a la mitad. Le gusta lucir el pelo en pecho.

La desabotonada camisa es su sex appeal. Él sabe. Se dice un hombre con suerte en los amores. Dice que no tiene una relación sentimental estable, pero que acude a la cita del amor cuando Dios le da licencia. Y le da licencia de manera muy frecuente, reconoce, “pero no por eso hay que abusar”. A su edad, se toma la vida con mesura, y el amor es una de esas cosas que se las toma con mucho cuidado.

Se dice un hombre con suerte, pero sobretodo muy querido por Dios. La prueba de ese amor –dice en su lógica- es haberle permitido llegar a gobernar por segunda ocasión el municipio de San Blas, “en donde hay muchas carencias y la gente necesita que le ayuden, y creo que Dios me ha puesto allí por algo”. Por eso no quita el dedo del renglón, y le insiste a Dios para que le ayude a llegar a la gubernatura.

Los escándalos de los que ha sido el epicentro hasta tener réplicas a nivel nacional, le han favorecido. Lo llevaron de ser el alcalde de un minúsculo municipio a la posibilidad de ser el segundo gobernador independiente en México. Baja la vista cuando se le pregunta si es cierto que robó poquito. Es un niño atrapado en la travesura. Se ríe. El bigote se extiende sobre sus labios que a veces llegan a la gesticulación extrema al deletrear algunas palabras que quiere resaltar. Niega que haya robado.

-Es como todo periodista –explica-, uno a veces hace chascarrillos y bromas que se malinterpretan. Siempre hay gente que intenta cerrar el paso a los que estamos trabajando. Yo cuando hablo, hablo con mi gente: somos directos, bromeamos. Bromeo con algunos, y otros me bromean. Así somos en Nayarit. Aquí somos pura gente buena.

-¿Y la gente mala es la que sacó del contexto sus palabras?

-No digo que haya gente mala, solo que a veces no entienden cómo nos hablamos entre nosotros, los de Nayarit. Yo siempre que hablo con mi gente trato de hacerla pasar un rato agradable, y en ese calor dice uno muchas cosas, muchas ciertas, muchas de mentiritas.

En torno a la figura de Layín, el que se promueve en redes sociales como “Sencillo, Trabajador y Jalador”, se ha integrado ya un grueso equipo de simpatizantes. Empresarios, políticos, académicos y estudiantes están empujando la posibilidad de la candidatura independiente de Hilario Ramírez Villanueva. Frente a los escándalos que lo han catapultado mediáticamente se promueve la imagen del político transparente. El que no tiene dobleces al hablar. Aquí lo ven como una réplica del fenómeno ‘Bronco’.

De hecho, Layín se asegura amigo personalísimo del gobernador electo de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, ‘El Bronco’. Se han reunido en múltiples ocasiones. “A veces solo para cotorrear, a veces para hablar de política”. La cercanía entre los dos políticos independientes es lo que hace suponer que en el peor de los escenarios políticos para Layín, termine siendo parte del equipo de trabajo de la nueva administración en Nuevo León.

-¿Dicen que usted financió la candidatura de Jaime Rodríguez?

-¡¡Qué voy a financiar yo!! –dice capoteando la pregunta-. Yo no tengo forma de eso. Sí ayudé –recapitula-, pero lo hice con mis oraciones, con mi pensamiento positivo, con mi mejor deseo para mi amigo ‘El Bronco’.

-¿’El Bronco’ sabe de esa ayuda, de sus rezos y buena vibra?

-No lo sé, pero eso no es importante. Lo importante es que ‘El Bronco’ ganó y que hoy es parte de una esperanza nacional para cambiar el sistema de los partidos, en el que la gente ha dejado de creer y se ha comenzado a alejar.

En Nayarit, Layín es considerado la réplica del efecto ‘Bronco’. El mismo Hilario Ramírez Villanueva es un disidente del sistema de partidos políticos, fue alcalde de San Blas, primero abanderado por el Partido Revolucionario Institucional. Después se dio un divorcio entre las dirigencia del PRI y terminó por ser candidato independiente. Como alcalde apartidista no pierde la ocasión de demostrar al comité directivo estatal del PRI la pieza política que dejó perder.

En el comité directivo estatal del PRI en Nayarit saben del crecimiento político de Layín, por eso ha iniciado el coqueteo. En los últimos tres meses le han mandado sendos emisarios, uno por mes, para sondear la posibilidad de que el hoy alcalde independiente de San Blas se sume al partido y sea parte de los cuadros políticos a lanzar en la próxima elección estatal, en donde estará en juego la gubernatura que actualmente es priista.

Layín lo sabe. No desconoce que en el PRI lo quieren reclutar de nuevo. Y que en el Comité Directivo Estatal del PAN también hay una corriente que ve con buenos ojos la posibilidad de que Hilario Ramírez sea parte de sus activos políticos en las próximas elecciones estatales, pero lo dice bajito: “yo me quedo donde estoy. No voy con ningún partido político. Yo voy a seguir siendo independiente. Es mejor así. Se trabaja mejor a favor de la ciudadanía y se quita uno de compromisos políticos. El rumor de que Layín será parte del gobierno de ‘El Bronco’ en Nuevo León es cada vez más creciente en Nayarit.

-¿Se incorporará al equipo de trabajo de Jaime Rodríguez Calderón, en Nuevo León?

-Eso no es decisión mía –se zafa-, en el último de los casos ‘El Bronco’ es quien tendría que decir si su amigo Layín le sirve para los planes de gobierno que tiene.

-Bueno, si lo invitan ¿se incorporaría al equipo de trabajo de Jaime Rodríguez Calderón?

-Si me convida, sí. Claro que me sumo al trabajo del nuevo gobernador de Nuevo León…

-¿Por qué?

-Porque yo creo que la administración de ‘El Bronco’ será pionera en muchas cosas y será ejemplo para otros estados donde se pretenda un régimen de gobierno ciudadano. Creo que con ‘El Bronco’ llegó el momento de los ciudadanos. Creo que ese gobierno será histórico para México y quienes entren en esa administración van hacer historia.

-¿A qué cartera le gustaría ir?

-Que pasó –se queda serio. Mira al reportero. Entrecierra los ojos. No aguanta la risa- Yo no soy de carteras. 

-¿Digo que a qué dependencia le gustaría ir?

-Sin duda yo soy de trabajo en el campo. Yo conozco el tema de la problemática de los agricultores, de los productores rurales. Yo creo que esa sería mi área en la que yo podría ayudarle en algo a mi amigo ‘El Bronco’. Pero –recompone- yo todavía tengo un compromiso con mi gente de San Blas. Tengo que trabajar duro para cumplir con la meta de obras y servicios que le ofrecí a la gente cuando el pueblo me bendijo con su voto.

A Layín se le ha cuestionado la táctica ortodoxa para ganarse el cariño de la gente: a su paso por las calles de San Blas va regalando dinero. A cada persona que se encuentra le entrega un billete y un abrazo. La estrategia se ha extendido. Ahora entrega dinero cuando pasea por las calles de Tepic o cualquier localidad de Nayarit. A la entrevista acude con un fajo de billetes en la bolsa derecha del pantalón.

-¿Qué trae en su bolsa derecha?

-Nada –dice inocentemente mientras saca un fajo de billetes de 20 pesos-. Es dinero para saludar a la gente. Antes les daba billetes de a 500, pero como se ha puesto la economía  tan de la chingada, que le fui bajando a billetes de 200, luego 100, 50 y ahora de 20. El caso es no dejar de darle a la gente un poquito de lo que Dios me socorre.

-¿Es usted un hombre rico?

-Sin duda alguna –se sonríe a punto de la carcajada- tengo la fortuna de Dios en mi corazón, eso me hace inmensamente rico.

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