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Gays: Las nuevas víctimas de los ‘goteros’

Fernando, Sergio y César fueron víctimas de un hombre que los drogó y robó tras contactarlos por la app de citas Grindr, al igual que las llamadas ‘goteras’, mujeres que buscaban a sus víctimas en Tinder y mezclaban bebidas con medicamentos para drogarlos y robarlos

[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_lg6j8vvm” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Después de tomar un trago de vodka y recostarse en su cama para recibir un masaje, Fernando, Sergio y César perdieron el conocimiento. Su último recuerdo es una sensación de sueño y un par de manos recorriéndoles la espalda.

Los tres aseguran que fueron víctimas de un hombre que forma parte de una banda de “goteros” especializada en la comunidad homosexual mediante la aplicación de citas Grindr.

Caer en manos de este tipo de presuntos delincuentes es uno de los riesgos que implica usar esta app de citas, pues se amparan en el anonimato que proporcionan.

El 7 de febrero, Fernando fue contactado a través de dicha red social por un sujeto llamado Charly. Acordaron pasar la tarde juntos para ver películas y beber cerveza en el departamento del primero, en la Delegación Benito Juárez.

Él llegó alrededor de las 3 de la tarde con cuatro coolers de Sky. “Abrió dos botellas: me extendió una y bebió de otra. Antes de eso platicamos sobre con quién vivía, aunque ahora sé que lo hizo para considerar su margen de maniobra”, recuerda Fernando

“Antes de subir al cuarto me terminé la bebida. Me propuso un masaje, por lo que me quité la playera, el pantalón y sólo me quedé en calzones. Le dije que se desvistiera y también se quedó en calzón. Eran como las 4:15 de la tarde cuando me puse boca abajo, sentí las manos en el cuello y hasta ahí… perdí el conocimiento”, narra.

Fernando se levantó aturdido tras 12 horas y con fuerte malestar físico se dirigió al baño, donde vio sangre, por lo que inmediatamente pidió ayuda y se percató que había sido robado. Con el apoyo de amigos acudió a hacerse exámenes de VIH a una clínica.

“En el sitio me confirmaron que había sido agredido sexualmente, por lo que debía tomar antirretrovirales y posteriormente ir a la Procuraduría General de Justicia a levantar una denuncia”, relata.

Posteriormente fueron a la PGJCM donde le confirmaron lo que le había dicho el médico particular y le pidieron muestras de orina hasta las 8 de la noche, es decir, casi 24 horas después de los hechos, por lo que ya no le detectaron ninguna sustancia. Hasta días después peritos fueron a levantar evidencias a su casa.

El monto robado en equipo de cómputo, fotografía y audio, además de dinero en efectivo, alhajas, ropa de diseñador, entre otros artículos, ascendió a cerca de 300 mil pesos.

“Todo el proceso ha sido muy largo desde el 8 de febrero que empecé a pedir justicia, porque me he topado con muchos obstáculos tales como que ‘a los gays no los violan’, mucha señalización de parte de la Policía e incluso en los Ministerios Públicos, ya que ahí me dijeron cosas como ‘tú tuviste la culpa’ y ‘para qué llevas personas desconocidas a tu casa’. Fuera de ello, no han habido avances en las investigaciones”, expresa.

Fernando acudió a las autoridades para que hicieran algo antes de que atacara a más personas, pero no hicieron nada, y un mes y medio después dos hombres más fueron agredidos por la misma persona.

Las tres víctimas buscan justicia para evitar que otras personas puedan caer en manos de este tipo de agresores, pero las autoridades han sido omisas

Las ‘goteras fue como se le conoció a una banda de presuntas trabajadoras sexuales que supuestamente dormía a sus clientes al mezclar bebidas embriagantes con medicamentos o gotas oftálmicas para luego robarles.

El segundo afectado

El pasasdo miércoles 9 de mayo, poco antes de las 12 de la tarde, César fue contactado a través de Grindr por un hombre llamado Andrés. Acordaron un servicio de masaje y en menos de un hora se quedaron de ver en el departamento del primero, en la Delegación Cuauhtémoc.

“Sacó dos botellas de Sky y me ofreció una, esto aunque le dije que sólo lo probaría porque el vodka me hace daño… ¿me vas a dejar tomar solo? me preguntó y yo le dije que sí, que no tenía problema en que se la acabara… Yo le di dos tragos, dejé la botella a un lado y no volví a tomar”, dice César.

“Seguimos con el plan del masaje y me colocó una sábana a la altura de la cintura. Comenzó a masajearme la espalda y cuando llegó a las piernas ya sentí el contacto de sus manos como muy lejano… es de lo último que me acuerdo y eso debió haber sido como a la 1:40 de la tarde”, sostiene.

César despertó como a las 5 de la tarde todavía bajo los efectos de la droga y se percató de que sus dispositivos móviles, equipo fotográfico profesional, un smartwatch y efectivo habían sido robados.

Al otro día un amigo médico especialista lo revisó completamente y descartó toda clase de agresiones físicas y sexuales, por lo que sólo fue el robo. Al contarle los síntomas, le dijo que se trataba de GHB, una droga que utilizan para violar.

El lunes 14 de mayo levantó la denuncia por robo en un agencia del MP y a la fecha no ha tenido seguimiento de esa situación, a pesar de que le dijeron que investigarían el caso, señala.

“Estamos conscientes de que los que nos robaron no lo vamos a recuperar… pero queremos que esto que nos pasó sirva de experiencia para otras personas y sobre todo para que autoridades capitalinas actúen, porque estamos seguros de que a estos casos no se les están prestando la atención adecuada… no sé si sea por la situación de que somos homosexuales, por puro olvido o dejadez”, dice César.

Investigaciones sin avances

El 9 de mayo pasado, un hombre de nombre Álvaro contactó a Sergio a través de Grindr. Tras sostener una plática e intercambiar fotografías, acordaron un encuentro sexual en el departamento de este último en la Delegación Miguel Hidalgo.

“Le pasé mi dirección y llegó a mi casa con dos botellas de Sky, me ofreció una y él tomó la otra”, dice Sergio, “al beberla no sentí nada extraño en el sabor de la bebida y cuando llegamos a la habitación yo seguía sintiéndome bien. Me colocó boca abajo y dijo que me daría un masaje… unas manos sobre mi espalda es lo último que recuerdo, debieron ser las 3 de la tarde”.

Un día después despertó a las 11 de la noche. Tras escuchar un ruido, su roomie se acercó para ver si estaba bien. Sergio le dijo que se sentía por las nubes y que posiblemente lo habían drogado, porque incluso todavía balbuceaba. Su compañero de departamento le respondió que era un hecho y que le habían robado su DVD.

Al día siguiente fue a realizarse unos estudios que descartaron la presencia de VIH, pero le fue detectaron una sustancia llamada benzodiazepina. En la tarde de ese viernes se dio cuenta de todo lo hurtado: equipo de computo, audio, telefonía, fotografía, plumas de marca, dinero en efectivo y demás.

Hasta el 11 de mayo levantó una denuncia por robo en un MP de la Delegación Miguel Hidalgo, explica Sergio. Ahí le dijeron que poco se podría hacer ante las modificaciones del Sistema Penal Acusatorio y porque el hecho no había sido captado en flagrancia. Hasta el momento las investigaciones se mantienen sin avances, acusa.

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