¡Fuera Peña Nieto!

Sábado 19 de mayo de 2012. Poco más de una semana fue suficiente para hacer de lo difícil, algo posible. A través de las redes sociales se convocó a la #MarchaAntiEPN, para mostrar el rechazo de muchos mexicanos por el candidato priista Enrique Peña Nieto.

A medio día, capitalinos y ciudadanos de todo el país fueron llegando a la plancha del Zócalo. Minuto a minuto el contingente comenzó a cobrar forma y los que primero eran cinco o seis mil manifestantes llegaron a rebasar los 46 mil, según la Secretaría de Seguridad Pública.

Cristina López Santillán Cristina López Santillán Publicado el
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Sábado 19 de mayo de 2012. Poco más de una semana fue suficiente para hacer de lo difícil, algo posible. A través de las redes sociales se convocó a la #MarchaAntiEPN, para mostrar el rechazo de muchos mexicanos por el candidato priista Enrique Peña Nieto.

A medio día, capitalinos y ciudadanos de todo el país fueron llegando a la plancha del Zócalo. Minuto a minuto el contingente comenzó a cobrar forma y los que primero eran cinco o seis mil manifestantes llegaron a rebasar los 46 mil, según la Secretaría de Seguridad Pública.

 Aunque en México las manifestaciones parecen cosa de todos los días, más aún tratándose de la capital, ésta tuvo un toque especial, los protagonistas. Jóvenes que en su mayoría jamás habían salido a las calles a protestar.

 La juventud, que hasta la última elección presidencial representó el sector más apático en lo que a votación se refiere, fue la que ahora decidió organizar a la sociedad dejando en claro su deseo por cambiar su realidad.

A las 12:36 horas del día, la gente decidió dar el paso siguiente y la marcha anti EPN inició su recorrido. Entre pancartas, gritos, cánticos, máscaras, brincos y reclamos contra el PRI, Televisa, la manipulación de los medios, y en particular, contra Peña Nieto, familias enteras fueron avanzando.

Los lineamientos de la convocatoria eran claros: la manifestación debía ser pacífica y antipartidista, se pedía usar sólo un carril vial  y vestir de blanco o negro.

Recorrer las calles y avenidas del centro del Distrito Federal siempre resulta un deleite, pero hacerlo entre una multitud, codo con codo, es un espectáculo que enchina la piel. Gente de todas las edades decidió tomar las calles para demostrar que son ellos quienes tienen la última palabra y esta vez quieren ejercer un voto informado.

Los papeles se invirtieron. Los adultos esa tarde decidieron escuchar y aprender de ellos.

Los jóvenes tomaron el control y, a su manera, hicieron sentir su descontento y frustración ante la posibilidad de que el candidato priista llegue a ganar las elecciones presidenciales.

Padres y madres agradecieron a los estudiantes por haberles devuelto la fe y la ilusión.

A una sola voz, los manifestantes se hicieron escuchar bajos protestas y gritos como: “No somos acarreados, somos ciudadanos”, “Encuestas vendidas, Peña no va arriba”, “Ni un voto al PRI”, “Peña entiende el pueblo no te quiere”, “No vine por mi torta vine por mis huevos”, “Si hay imposición habrá revolución”, entre muchas otras más.

A través de gritos y mantas se expresó el rechazo a Peña respecto a lo sucedido en San Salvador Atenco en 2006, bajo su mandato como gobernador del Estado de México.

Un grupo de personas cargaban machete en mano con leyendas como “Los muertos no pudieron venir, nosotros sí”, “Tenemos memoria, Atenco no se olvida”.

Nunca se sintió miedo.

A pesar de que la marcha anti EPN reunió a decenas de miles de ciudadanos, no se dejó ver ningún policía, ningún granadero.

La seguridad pública brilló por su ausencia, pero no fue necesaria, la gente demostró que hacerse escuchar no está peleado con la organización y el respeto.

Durante el recorrido que duró más de tres horas, el apoyo de muchos capitalinos se hizo presente desde los balcones donde observaban la marcha, incluso muchos automovilistas levantaban sus pulgares y aplaudían a los manifestantes.

Bajo el sol, alrededor de la columna del Ángel de la Independencia, la gente cimbró la tierra al brincar y gritar.

La marcha anti EPN fue por momentos fiesta, por momentos silencio, por momentos protesta, pero siempre dejó en claro su absoluto rechazo por Enrique Peña Nieto y el regreso del PRI a Los Pinos.

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