El ganador de la UdeG

Con la designación de Ricardo Villanueva como rector de la UdeG, las voces oficiales hablan de un cambio generacional y una sana cooperación entre gobierno y universidad, pero los críticos señalan los límites y debilidades de su perfil burocrático y político

Ahora que Ricardo Villanueva Lomelí es el rector electo de la Universidad de Guadalajara se abren las interrogantes sobre el papel que fungirá esta figura para la máxima casa de estudios de Jalisco, tanto al interior como con otras instancias, donde la relación con el grupo que controla la universidad es endeble con el gobierno federal, a la inversa de su alianza con Enrique Alfaro.

Desde el oficialismo la cúpula universitaria vislumbra un cambio generacional que mantenga la estabilidad del poder que se ostenta y el gobierno ya ha dado señales de apostar por una buena relación, con balances para ambos grupos

Sin embargo los críticos de quienes hoy tienen las riendas de la UdeG señalan que sus expresiones de cambio no apuntan al desplazamiento en los cotos de poder. Por ello se enfatizan sus limitaciones y defectos como máxima figura de autoridad.

Los pronósticos de la designación del nuevo rector en la Universidad de Guadalajara se cumplieron. Ricardo Villanueva Lomelí, rector del Centro Universitario de Tonalá, fue oficializado con 106 votos del Consejo General Universitario.

Desde las primeras horas los otros aspirantes cedieron a cualquier intento de impugnación y expresaron que aún no llega su oportunidad, como declararon a medios locales los rectores de centro Ruth Padilla y José Alberto Castellanos Gutiérrez, éste último uno de los mejor posicionados y quien se bajara de la contienda la noche previa a la votación.

Alfaro, la alianza

Las principales figuras del gobierno local, como el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, ya mostraron su respaldo a Villanueva Lomelí. El mandatario expresó, como se había anunciado que se trabajará muy de cerca con la UdeG.

“La Universidad de Guadalajara y el gobierno del estado tienen que ser aliados para defender a Jalisco y lo vamos hacer, yo estoy seguro que lo vamos hacer”, expresó Alfaro Ramírez sobre los resultados de la votación.

Sin embargo Enrique Alfaro matizó que esta relación será de balances, donde ambas instituciones tendrán que negociar. Ya que antaño las relaciones entre Raúl Padilla y Alfaro habían marcado una intención de ponderar las decisiones del exrector.

“Creo que tenemos que realinear la relación entre el gobierno del estado y la universidad, ya no puede ser una relación ni de confrontación abierta como la vivimos hace dos sexenios, ni de entreguismo para un proyecto político.

“Con el Estado y la Universidad habrá una relación de respeto y sobre todo de cooperación, sin confundir esa voluntad con otras nociones que ya demostraron su ineficacia, vamos a trabajar en una relación de sano respeto”, agregó el gobernador de Jalisco.

Contrario a la visión oficial que apuesta por relaciones institucionales y un personaje a la altura de la coyuntura, Román Munguía Huato, miembro del Colectivo de Reflexión Universitaria y académico del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, expresó que la decisión de colocar a Villanueva Lomelí es más operativa que académica, pues éste carece de una amplia trayectoria en esta materia.

“No cubre los requisitos. El perfil para que él cubra la capacidad de hacer un proyecto académico mínimo. No, él no tiene ninguna trayectoria académica, él ha sido un burócrata dentro de la universidad y ha tenido una carrera política frágil”
Román Munguía HuatoMiembro del Colectivo de Reflexión Universitaria

El día previo a la votación el Colectivo Reflexión Universitaria (CRU) emitió un comunicado en donde se refirió el proceso como una simulación electoral y sucesión ilegítima, ya que uno de sus principales puntos era que todos los aspirantes carecían de trayectoria con propuestas educativas y evidenciaban el carácter corporativo y burocrático que se tiene en la UdeG.

Alfredo Peña, la sombra

Ricardo Villanueva Lomelí es un producto completo de la UdeG. Desde su juventud fue presidente de preparatoria, bajo el oficialismo de la Federación de Estudiantes Universitarios, y hasta llegar a presidir este organismo, pasando de ahí a gozar becas y un puesto como profesor que apuntalaron su carrera en la política local.

Pero tras su derrota en la política electoral volvió a las filas universitarias, pasando automáticamente de regidor de Guadalajara por el PRI a rector del Centro Universitario de Tonalá en 2016, lo que desde entonces se anunció como un paso previo a la rectoría.

“Podemos suponer que era el candidato de Alfredo Peña “El Atenguillo”, que es el secretario general, porque son muy cercanos. Yo creo que por ahí hubo una negociación ante la evidencia de que el secretario general no iba a participar como candidato. Digamos que negoció para que fuera uno de sus pupilos”, señaló Román Munguía Huato, del Colectivo de Reflexión Universitaria.

La cercana relación entre el rector electo y Alfredo Peña es antigua. Ya que Villanueva llegó a la presidencia de la FEU como integrante de la corriente que controla el secretario. Antes de asumir funciones como rector de centro, Peña Ramos designó a Ricardo Villanueva como secretario interino durante unos meses, el coto de poder más importante que ostenta pues desde ahí la UdeG mantiene relaciones institucionales con los sindicatos y la organización estudiantil oficial

La negativa a que Peña Ramos sea rector nunca ha sido pública. Desde años atrás se le ha nombrado como el siguiente en la etapa posterior a Raúl Padilla por su pertenencia al llamado ‘Sanedrín’ —que integran los ex rectores Tonatiuh Bravo, Raúl y Trino Padilla, además del secretario general—.

Aunque ahora, como explica Munguía, el secretario general tendría posibilidad de poder tener un margen de acción en esta máxima área, e incluso la posibilidad de conservar el puesto que ha ostentado desde 2007

Las camionetas de redilas y los semirremolques son los más usados.

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