Las legislaciones locales en materia de ciberseguridad y nuevas tecnologías no avanzan en la región debido a que muchos legisladores no conocen del tema. Foto: Especial

Ciberseguridad e Inteligencia Artificial, agendas pendientes

Mientras atravesamos la cuarta revolución industrial y sentamos las bases de la quinta, México y sus legisladores se encuentran rezagados en marcos normativos para regular las nuevas tecnologías, ofrecer derechos digitales y proteger al país de ciberataques

La ciberseguridad y regular el uso de la Inteligencia Artificial, son temas que no deben quedar fuera de la agenda legislativa. A pesar del avance de nuevas tecnologías y los riesgos que estos implican, el Congreso de la Unión se ha quedado rezagado para legislar al respecto.

Debido a esta situación, la empresa de ciberseguridad, Fortinet, publicó el libro “Tecnologías Generativas y Ciberespacio en la Agenda Legislativa”, el cual podría servir de guía para los legisladores.

En el caso de México el tema se encuentra en pañales, ya que los legisladores federales siguen sin publicar la Ley de Ciberseguridad.

De acuerdo con el vicepresidente de mercadeo y del vertical gubernamental para Fortinet en América Latina, el Caribe y Canadá, Marc Asturias, las legislaciones locales en materia de ciberseguridad y nuevas tecnologías no avanzan en la región debido a que muchos legisladores no conocen del tema.

“No avanzamos en ciberseguridad porque nuestros legisladores carecen de la información necesaria para que puedan opinar, escribir leyes y proteger tanto al Gobierno como a la ciudadanía en este ámbito”, comenta.

Debido a esta situación fue que Fortinet se unió con la Organización de los Estados Americanos (OEA) para dotar a los países que integran el organismo internacional de una guía para que puedan legislar al respecto.

El decálogo

El libro está dividido en 10 principios rectores para la ciberseguridad ciudadana, los cuáles son puntos que deben considerar los legisladores para elaborar nuevas leyes.

El primer punto recomienda a todos los países, garantizar el derecho a la conexión de internet y que este acceso sea igualitariamente, independientemente de la ubicación geográfica o situación socioeconómica.

El segundo punto obliga a los gobiernos a establecer la normativa necesaria para garantizar la soberanía digital. En el tercer inciso, los especialistas recomiendan impulsar una cultura de ciberseguridad.

“El Estado debe comprometerse a activar iniciativas tanto en el ámbito público como privado para que haya una sensibilización en el uso responsable y seguro del ciberespacio. Es un problema muy importante porque vemos muchos ciber ataques. Los ataques llegan en donde hay oportunidad”, comenta Asturias.

El decálogo también pide a los países resguardar la libre expresión y la protección de la privacidad en el ciberespacio, es decir, regular, no prohibir.

En el siguiente punto Fortinet recomienda construir un entorno ciberseguro y garantizar un ecosistema digital participativo y resistente ante ataques. Después sugiere delimitar de manera rigurosa la responsabilidad de quienes brindan servicios tecnológicos y que no haya abusos ni filtración de datos como ha ocurrido con gigantes tecnológicos como Google y Facebook.

En el punto siete la guía señala que la responsabilidad de la ciberseguridad es compartida, es decir, el Estado no es el único responsable.

“El sector privado también es responsable, el sector académico y el ciudadano es responsable. Todos lo somos, esto solo va a funcionar si reconocemos que es una seguridad compartida”, agrega el especialista.

El octavo punto recomienda el desarrollo de actitudes y habilidades en la población relacionadas con las nuevas tecnologías, algo de lo que estamos muy lejos en México.

“El Estado debe contemplar acciones que fortalezcan el desarrollo de actitudes y habilidades técnicas. En México hay una brecha de talento en Tecnologías de la Información y hay una brecha más grande en ciberseguridad. Los ciudadanos deben saber cómo proteger sus datos y conectarse de manera segura”, opina el especialista.

Por este problema, es que el libro en su punto nueve recomienda a los países incorporar la educación para la vida en el ciberespacio.

“Estamos en la cuarta revolución industrial, yo creo que vamos a llegar a una quinta, una vez que la inteligencia artificial sea completamente desarrollada y cuando la computación cuántica sea parte de esa foto. No vamos a estar preparados al menos de que tengamos una ciudadanía educada”, agrega.

Finalmente, el último punto recomienda involucrar a la ciudadanía en el proceso de creación de marcos normativos y que sea parte de la conversación activamente en esos procesos de transformación digital, algo similar a lo que ocurre en los foros de Parlamento Abierto en el Congreso de la Unión.

Sí es posible

Al preguntarle al especialista si llevar a cabo y echar a andar este decálogo en México es posible, responde que sí lo es, pero siempre y cuando exista voluntad política y coordinación entre todas las partes, es decir, autoridades, especialistas e iniciativa privada.

“La tecnología cada seis meses se duplica y lo que pasa es que los legisladores empiezan a escribir una ley, es aprobada y cuando se publica ya no sirve porque no la pudieron escribir con ejemplos de buenas prácticas, marcos de referencia y demás. Hubieran aprendido eso si se unieran con el sector privado. La gran mayoría de compañías tendrían mucho interés en ser parte de la solución.

“Estamos en un punto muy importante de la historia de México y es el momento de que al político deje la política, que el legislador sea abierto a prácticas nuevas para que pueda aprender de este ámbito y que las compañías acepten que son responsables al igual que el Estado y el ciudadano en tratar de solucionar este problema. México es más grande que sus problemas, es un país muy importante, con muchos recursos y creo que muchos de los problemas que tienen se pueden resolver colectivamente. Es el momento de hacerlo”, concluye.

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