La estética de los videos del rapero combina elementos tradicionales del folclor con ritmos de hip hop. Foto: Especial

Simpson Ahuevo se presentará en el Cervantino

El intérprete sonorense de canciones como “Manos de anillos” o “Duele” será uno de los invitados de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino

Pocos eventos culturales son tan emblemáticos como el Festival Internacional Cervantino, la ciudad de Guanajuato se convierte en una fiesta en la que por algunos días las artes escénicas son el principal atractivo. Danza, teatro, música y más son convocados a una experiencia imposible de capturar con palabras en la que los afortunados que la disfrutan pueden respirar el arte.

Este año más de 2 mil artistas se presentarán en las coloniales calles de Guanajuato, y la música no puede faltar. Simpson Ahuevo, el nombre artístico del sonorense Jorge Alberto Beltrán,  es uno de los invitados al 51 aniversario de esta fiesta.

El domingo 15 de octubre la capital guanajuatense será testigo de la energía del rapero, quien proveniente del estado invitado dice sentirse muy honrado de representar a su entidad. “Me siento muy orgulloso porque el tema es el estado de donde yo pertenezco. Es mi primera vez en ir al festival y he escuchado muchos buenos comentarios y hay mucha gente con mucho talento involucrada y eso me hace sentirme orgulloso de ser sonorense”, comenta Simpson.

Originario de Hermosillo, Sonora, Jorge lleva más de 20 años dedicándose a la música. Desde sus inicios  en el 2000 con el grupo Ataque Furtivo del Desierto, una compañía de hip hop  iniciada por dos hermanos de su ciudad natal, hasta el inicio como solista ya como residente de la Ciudad de México, Simpson Ahuevo ha marcado una carrera con canciones como “Mextasis”, “Arre” o “Duele”.

“El proyecto nace a partir de las  ganas de empezar a tener canciones como solista y empezar a conectar con gente de ciudades como La Paz y localidades en el estado de Sonora como Ciudad Obregón, Nogales o los pequeños municipios. Al hacer canciones como ‘La escalera’, ‘Manos de anillo’ y otras más se hace un poco más fuerte el personaje de Simpson Ahuevo”, cuenta Beltrán, quien tuvo que salir de Hermosillo a los 25 años para expandir su proyecto en la Ciudad de México.

Si bien para probar suerte e independencia Jorge salió de Sonora, su experiencia formativa en el norte del país lo marcó y lo llevó a poder combinar la estética del regional mexicano, ese término que engloba desde lo norteño hasta el mariachi, con los beats y las barras del rap.

“Mi música la definiría como poderosa, con mensaje, con mucho entretenimiento. Me gusta ser muy versátil, no me gusta clavarme en un género, en un tema, me gusta mostrar mis habilidades cuando llega el momento de componer sobre un beat y me dejo llevar por lo que veo mucho en la calle, en la televisión o los temas con los amigos y con gente nueva que conozco”, declara el compositor de “Duele”.

El rap a la distancia

No es sorpresa para nadie que la escena musical mexicana está dominada por el género urbano y, más recientemente, por el regional; sin embargo, Simpson ve en el hip hop un potencial aún no explotado por completo.

 “Veo al rap muy fuerte, es muy apasionado, veo mucho talento en diversos estados de aquí de México. Pero faltan muchos espacios para que se entere más gente que hay muchas personas haciendo hip hop en el país”, señala el rapero.

Jorge se plantea la posibilidad de apertura de nuevos programas de radio, televisión y los medios, incluso áreas escolares de educación musical,  para que el talento de las nuevas generaciones continuara desarrollándose y encontrara canales de salida.

El visualiza su papel en está contínua búsqueda por visibilidad no como un mentor pero si como alguien con la posibilidad de compartir la experiencia que 20 años picando piedra le han dado. “Darle chance a las nuevas generaciones, a escuchar sus canciones, a no abandonarlos”, comenta el artista.  Jorge ve al hip hop mexicano caminar de la mano con las tradiciones musicales de la región, una mezcla de temáticas, ritmos e instrumentos con géneros aparentemente tan ajenos como el mariachi o los corridos; todo para cruzar fronteras.

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