MMF hace referencia a masculino, masculino, femenino; es decir, a Daniel, Miguel y Julia, una trieja cerrada que tiene que salvar su relación.

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¿Qué pasa cuando el poliamor se acaba? Disfruta en el teatro una reflexiona sobre el amor a partir de un trio

“MMF: Amor, deseo, apego y la gente que no entiende la diferencia” regresa al Foro Lucerna para reflexionar sobre las relaciones y la importancia de la comunicación en ellas

La relación poliamorosa de Daniel, Julia y Miguel llega a su fin, uno de ellos decide irse, ya no es feliz, así que los otros tendrán que intentar seguir su relación, ¿podrán hacerlo? De eso va MMF: Amor, deseo, apego y la gente que no entiende la diferencia, que regresa con nueva temporada al Foro Lucerna.

“La verdad es que es una historia linda. Yo estaba en Nueva York y una de mis cosas favoritas cuando estoy por allá es ir a la Drama Book Shop, donde hay muchísimo teatro, y ponerme a buscar textos, entre ellos encontré MMF. Me encantó, me pareció un tema súper vigente, un texto con el que empaticé muy rápido, me sentí muy identificada y lo quise montar”, cuenta la Fernanda Mijares-Bracho.

MMF hace referencia a masculino, masculino, femenino; es decir, a Daniel, Miguel y Julia, una trieja cerrada que tiene que salvar su relación.

“Lo que vamos a ver, o lo que van a ver los espectadores, es una relación, el por qué termina una relación y el cómo es fundamental siempre cuando te estás vinculando con alguien de manera romántica el tener una buena comunicación, el tener límites claros, el tener responsabilidad afectiva y cómo cuando estos elementos no están, el amor no basta y es inevitable lastimar a las demás personas, independientemente de si esta relación es de dos, de tres o de las personas que sean”, comenta Fernanda.

La actriz Fernanda Mijares-Bracho asegura que su obra provoca risas, llanto y enojo

Además de Fernanda Mijares-Bracho, la obra es protagonizada por Axel Arenas y Solkin Ruiz, y dirigida por Valeria Fabbri y se estrenará hoy, a las 20:45 horas, en el Foro Lucerna.

En el escenario, además de los actores, el público podrá ver una especie de departamento construido, es ahí el lugar en el que ocurre toda la historia. Y en ese mismo espacio, a través de la iluminación de Miguel Pérez Cuesta, el espectador es transportado entre el presente y el pasado, con algunos flashbacks.

“Es una delicia escuchar a los espectadores, es una obra con la que es bien fácil empatizar, es bien fácil verse reflejado en estos personajes, son tan humanos y tan imperfectos. Entonces, de pronto, así como los personajes están atravesando por mil emociones, también escuchamos a los espectadores reírse, llorar, enojarse y sorprenderse”, afirma la actriz.

Fernanda recuerda cómo al finalizar las funciones “era padrísimo” de pronto escuchar cómo las personas vivían el texto desde su trinchera, de pronto había unos que estaban saliendo de una relación y entonces salían devastados u otros que salían súper molestas con uno de los personajes, porque se reflejaban. “Es cómo realmente el teatro es un arte vivo que te toca, te toca como espectador”, opina.

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