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No son jaladas

Contrario al sentido común, arrancarse el pelo podría convertirse en la solución para la caída del cabello. 

Un nuevo estudio realizado con ratones por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sur de California, reveló que cuando 200 folículos pilosos fueron arrancados en la parte posterior de un ratón, uno por uno, y en un patrón de una densidad específica, se indujo el crecimiento de mil 200 pelos en el roedor. 

Contrario al sentido común, arrancarse el pelo podría convertirse en la solución para la caída del cabello. 

Un nuevo estudio realizado con ratones por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sur de California, reveló que cuando 200 folículos pilosos fueron arrancados en la parte posterior de un ratón, uno por uno, y en un patrón de una densidad específica, se indujo el crecimiento de mil 200 pelos en el roedor. 

En el experimento, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Cell, los científicos observaron que al arrancar pelo, los folículos de la piel lanzan señales de estrés mediante la liberación de proteínas inflamatorias, lo que funciona como una especie de “llamado” a las células inmunes a que se reúnan en el lugar de la lesión. 

A su vez, éstas envían señales al resto de los folículos cercanos de que es tiempo de regenerar más pelo. 

“El trabajo conduce a posibles nuevos objetivos para el tratamiento de la alopecia, una forma de pérdida de cabello”, dijo en un comunicado Cheng-Ming Chuong, profesor de patología de la Escuela Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California, y autor de la investigación.

Philip Murray, de la Universidad de Dundee y coautor del estudio, advirtió en The Guardian que los hallazgos ahora deben ser probados en personas, pues “sería un poco de salto de fe esperar que esto funcione en hombres calvos sin hacer más experimentos”.

A decir de Chuong, el estudio también arroja la posibilidad de que existan “procesos paralelos en los procesos fisiológicos o patógenos de otros órganos, aunque no se observan tan fácilmente como la regeneración del cabello”.

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