En 2005 la autora publicó su poemario La más mía, donde narra la experiencia de acompañar a su madre durante una cirugía cerebral en un hospital. Foto: Especial

Los poemas nacidos en hospitales y que imitan reportes forenses de Cristina Rivera Garza

La escritora reúne en Me llamo cuerpo que no está  los poemas que ha producido y publicado desde 2005. El volumen se presenta este viernes en  la Librería Gandhi Mauricio Achar

La escritura se genera de instantes de vulnerabilidad, plantea la escritora Cristina Rivera Garza, quien reúne en Me llamo cuerpo que no está (Lumen, 2023) los poemas que ha producido y publicado desde 2005.

“Creo que en general la escritura, no sólo la poesía, se produce en estas aperturas que se hacen de vulnerabilidad. Y eso no solo por parte del autor, en la lectura también es un componente fundamental esta vulnerabilidad porque es una apertura”, expresa la narradora que ha sido elegida para ingresar a El Colegio Nacional a finales de julio.

La autora expresa esto al recordar que la escritura de los primeros poemas incluidos en este nuevo libro se dio precisamente en un momento de fragilidad en su vida: mientras acompañaba a su madre en un hospital público de neurología donde le realizaron una cirugía del cerebro.

“Pasamos mucho tiempo ahí, en una incomodidad absoluta, muy preocupados, pero lo que sí tiene o tenía el hospital es una biblioteca y yo me iba casi todos los días, un cierto número de horas, a ese lugar para poder escribir. Creo que de otra manera habría sido muy difícil, si no es que imposible, atravesar esa experiencia”, cuenta la autora que presentará el libro este viernes 23, a las 19:00 horas, en la Librería Gandhi Mauricio Achar.

De este ejercicio surgieron poemas que hablan del cuerpo enfermo, de las relaciones filiales madre e hija, la relación del cuerpo vulnerable con el hospital público, la eternidad de las salas de espera. La más mía fue el título de ese primer libro, dedicado a los médicos que salvaron a su madre de un aneurisma.

Ese poemario, junto a otros dos (Yo ya no vivo aquí y ¿Ha estado usted alguna vez en el mar del Norte?),  salieron a la luz en el volúmen Los textos del yo, publicado en 2005 en el Fondo de Cultura Económica. Ahora

‘Mis poemas son como rayos x de mis novelas’

En dicho volumen, así como en el resto de sus poemarios, la reconocida escritora y profesora en el departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Houston, esbozó las mismas inquietudes que ha desarrollado en sus novelas.

“Mis poemas son como una especie de rayos x de mis novelas porque están animadas por preocupaciones similares. La resolución, el trato, el abordaje, la problematización es distinta, pero hay definitivamente una relación”, dice la también ensayista, quien señala que, aunque su poesía ha sido publicada a la par de las novelas, no han tenido el mismo alcance que éstas.

Entre esos hilos conductores que vinculan su poesía con la narrativa está su hermana Liliana, víctima de feminicidio en 1990, y cuyo caso ha desarrollado en su más reciente novela El invencible verano de Liliana (2021), ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 2022.

“No era mencionada como personaje, no era traída a colación de una manera visible, pero siempre ha estado ahí. Está no solo en las dedicatorias, está como tema de reflexión, que tiene que ver con la violencia de género, la hermandad,  especialmente el ser hermanas. Finalmente es un trabajo que he estado haciendo a lo largo de los años, hay mutaciones, hay diferencias, pero también hay estos hilos y Liliana es uno de esos hilos”.

El auge de la escritura documental

Descrita por su autora como “escritura documental”, El invencible verano de Liliana se ha convertido en un referente de la literatura actual por ser un relato íntimo que también se ha convertido en una forma de denuncia de un caso de feminicidio que quedó impune.

Una forma de escritura que ha cobrado relevancia en un momento en el que están ocurriendo distintas movilizaciones feministas en el país y que refleja un cambio de paradigma en la poesía y narrativa mexicana actual al plantear nuevas formas de lenguaje.

“A la par de las movilizaciones de los distintos feminismos, que han ido produciendo un lenguaje para hablar de manera distinta a cómo habla el poder de la violencia, especialmente la violencia contra las mujeres, se han ido generando formas narrativas o poéticas de contar estas historias, lejos de o en contraposición con las narrativas patriarcales o las del Estado”, plantea Rivera Garza.

La también ensayista añade que la poesía que más le atrae es la que se está produciendo en ese contexto, la que reflexiona de la violencia desde múltiples miradas:

“Algunos de los proyectos de poesía que me interesan más trabajan muy de cerca con estos lenguajes, cómo (la violencia) aparece en el documento, cómo se han ido acumulando en archivos, cómo han estado presentes en el lenguaje de otros campos, otras disciplinas del saber. Estamos ante formas de la poesía documental, que se hacen de múltiples maneras”.

La autora de Autobiografía del algodón (2020) y Había mucha neblina o humo o no sé qué (2016) ha experimentado desde hace más de una década con esas formas del lenguaje en su poesía. Su poemario La muerte me da por Anne-Marie Bianco (2007), que incluye poemas que hablan de asesinatos, secuestros, la frialdad de una morgue, incorpora una serie de corchetes que indican los versos, palabras y párrafos ilegibles o que fueron eliminados a propósito por la autora, como una forma de “extirpación” del lenguaje. Esos poemas fueron publicados un año antes de  la novela homónima cuyo hilo conductor era la historia de una detective que investiga una serie de asesinatos que involucran castraciones.

En ese “juego intertextual”, explica la escritora, “las estrategias de escritura tenían que ver con tachaduras y borramientos, como en los mensajes de los secuestros, como se hacían antes, que era cortar palabras de distintas publicaciones y ponerlas juntas, de tal manera que no se reconociera la letra manuscrita, pues también ese corte y reincorporación era parte de las estrategias del libro, traer el lenguaje de reportes de la morgue, de la nota roja para hablar de ese de esa castración”.

Su llegada a El Colegio Nacional

El próximo 21 de julio, la escritora y poeta dictará su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, una de las instituciones públicas más prestigiosas del país.

La autora, que reside en Estados Unidos y actualmente se encuentra en el país para promocionar su libro de poesía, asegura que ya tiene listo su discurso, el cual será contestado por el escritor Juan Villoro, también miembro de la institución. “No te puedo decir de qué va ni de qué es, pero sí puedo decir que está muy cercano a mis preocupaciones, a las perspectivas con las que he estado trabajando”, comentó.

Toma Nota

  • Me llamo cuerpo que no está (Lumen) se presenta este viernes 23 de junio,  a las 19:00 horas
  • En  la librería Gandhi Mauricio Achar, en Miguel Ángel de Quevedo 121, Coyoacán, Ciudad de México
  • Participan: Astrid Romo, Adán Serret y la autora
Te puede interesar