Le dan vida a El Animal Herido en el arte

La exposición se propone como un ensayo expositivo que rinde homenaje a una generación de posguerra desde la visión contemporánea de artistas; además, complementa las indagaciones del programa anual del Eco, basado en el manifiesto plástico que Goeritz desarrollaría a su llegada a México
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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La exposición El Animal Herido se propone como un ensayo expositivo que rinde homenaje a una generación de posguerra desde la visión contemporánea de artistas.

En 1952, el escultor y docente Ángel Ferrant cuestionaba el dilema filosófico de la deshumanización del arte en Europa por los movimientos de vanguardia. Ferrant argumentaba que de entre todas las obras que el hombre ejecuta, el arte es la única que conlleva una finalidad de regocijo legítimamente humano, de manera que plantear una supuesta deshumanización del arte era incomprensible; en todo caso, lo que se deshumaniza, a su juicio, era la misma humanidad y no el arte.

Al mismo tiempo, Mathias Goeritz, amigo de Ferrant, comenzó una serie de obras talladas en madera, desarrollando una iconografía propia a través de varias esculturas de animales y humanoides que daban cuenta de un espíritu de posguerra proveniente de los horrores de la Alemania nazi y de los efectos del régimen franquista.

La escultura titulada El animal herido es uno de los resultados de ese proceso; un manifiesto plástico que representa la muerte de los valores de la humanidad, que simboliza el efecto de los agravios que el pensamiento occidental propinó al resto del mundo y que ahora le da título a una nueva exposición que se presenta en El Museo Experimental Eco.

“El animal herido es un proyecto que hemos estado trabajando durante varios meses, es una especie de homenaje a los artistas de vanguardia que dieron origen a este espacio en el marco del 70 aniversario de la llegada de Goeritz a México. En el 49 llega y trae consigo, aparte de inquietudes para trabajar en la escena, un estado de ánimo a partir de un espíritu de posguerra relacionado con una discusión que tuvo con los artistas con los que trabajó en la Escuela de Altamira”, explica David Miranda, curador de la muestra.

La exposición señala la crisis de la subjetividad individual moderna, el desquebrajamiento de un sistema político-económico vinculado a la sociedad de consumo, posindustrial, armamentistas, eurocentrista y patriarcal; entonces, el resultado de ese modelo de ordenamiento de la sociedad ha generado tensiones en problemáticas de raza, clase y género.

Dichas tensiones que tiene como territorio receptor Latinoamérica han creado muchos de los problemas que en estos momentos se están viviendo, como las protestas en varias latitudes con respecto a los derechos de las mujeres y de los indígenas.

En El animal herido se revisan esas tensiones a partir del relato artístico de 15 creadores que trabajan en Latinoamérica, ampliando esta exposición que estará hasta febrero de 2020.

Los artistas de El Animal Herido

Una vez que se definió el tema de El animal herido, a partir de ampliar la conversación que Ángel Ferrant había tenido con Mathias Goeritz para establecer las líneas discursivas en los años 50, el equipo curatorial entabló un diálogo con artistas que coincidieran con lo que estos personajes habían discutido hace más de 60 años.

“Ese fue el eje rector para hacer una curaduría que pudiera generar lazos generacionales y disciplinares; así fue como la hicimos la selección”, asegura Miranda.

Teresa Olmedo, Laura Muciño, Mauro Giaconi, Fritzia Irízar, Rafael Ibarra, Marilá Dardot, Sandra Valenzuela, Lorena Ancona, Sofía Echeverri, Eduardo Ponce, Aurora Noreña, Marcos Castro, Felipe Zúñiga y el colectivo Ixiptlah forman parte de exposición.

A pesar de que han pasado tantos años del trabajo y la visión de Ferrant y Goeritz, es sorprendente cómo sigue siendo vigente su pensamiento sobre la sociedad, cualidad que le pareció muy interesante al equipo curatorial del Eco.

Miranda dice que cuando Goeritz llega a México el discurso cultural estaba vinculado más con un relato nacionalista y el reconocimiento cutral del país tenían como motor válido el relato postrevolucionario, nunca se habló del dolor dela guerra civil.

“Ellos tenían muy claro, a partir del régimen franquista o del holocausto nazi, el dolor que dejaban los movimientos armados civiles; digamos que esa lectura del dolor de las tensiones sociales es en este momento donde están emergiendo con plenitud en el campo del arte, no es que sean nuevas, sino que es el tiempo de interconexión social y de lenguajes académicos más vinculados al decolonialismo”, afirma el curador.

El animal herido se encuentra en el Museo Experimental hasta el 9 de febrero de 2020. De Martes a domingo de 11:00 a 18:00 horas. Entrada gratuita

Una muestra del arte

Estos son algunos de los artistas y trabajos que se presentan en la exposición:

Fritzia Irízar Culiacán, Sinaloa 1977

Su pieza es una pollera colorada, una falda gigante de terciopelo con incrustaciones de lentejuela que alude a la indumentaria de mujeres indígenas en Ecuador, que comúnmente las familias le compran a la jefa de familia.

“Este proyecto se llama Imponer gracia y es una crítica al estado patriarcal latinoamericano donde se le impone una indumentaria a las mujeres para señalar su rol social y de alguna manera la pieza es una analogía al movimiento de cadera, a la gracia impuesta por una sociedad a una mujer”, asegura el curador.

Es una instalación con movimiento que al borde tiene una serie de frases de líderes políticos de toda Latinoamérica que son denostativas de la imagen de la mujer, por ejemplo.

El colectivo Ixiptlah Eduardo Ponce, Izak Peón, Fernando Sandoval y Ernesto Alejandro Salgado

Ellos proponen una intervención procesual en la sala principal del museo a partir de una escultura participativa que consiste en la creación colectiva de un telar de cintura de gran escala a partir de sesiones de conversación con los visitantes del museo.

“Es un textil hecho por fibras sintéticas de plástico encontradas en la Ciudad de México. La pieza se construirá a lo largo de lo que dure la exposición, se le invita a la gente a participar con algunas de las técnicas de textil, nos sentamos a tejer, el objetivo consiste en construir un conservatorio sobre temáticas de género”, comenta Eduardo.

Laura Muciño Metepec, Estado de México, 1996

Retoma el mito de la Coyolxauhqui mexica para hacer un señalamiento de los feminicidios en México. Muciño resignifica la imagen prehispánica a partir de un collage realizado con el detritus de fotografías de mujeres publicadas en la revista para caballeros Playboy.

“El collage pertenece a una serie en la que estoy trabajando que aborda el tema del feminicidio. Desde hace dos años empecé con un proyecto que se llamó Siempre viva, era una intervención en el espacio público. En este caso son puras imágenes de chicas desnudas mexicanas. A partir de romperlas, rasgando para formar imágenes”, afirma Laura.

Mauro Giaconi Buenos Aires, Argentina, 1977

Antes de dedicarse al arte, Giaconi trabajaba en el espacio la construcción y la restauración de monumentos históricos. Esta pieza se llama Sembrar dudas y es un emplazamiento de cascajo de demolición de una de las construcciones que se cayó en el sismo del 19 de septiembre de 2017; son restos originales con restos falsos.

“Hay restos escenograficamente construidos con verdaderos, esta idea de sembrar la duda es una crítica a cómo construimos la memoria histórica, de alguna manera el oficializar la memoria de los hechos genera vacíos de realidad”, explica Miranda.

En conexión

eleco.unam.mx/eleco/

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