La voz que defiende al Ártico

Ha sido catalogado como “un tesoro nacional”, mote nada despreciable en un país con el talento artístico que tiene Inglaterra. 

Ha escrito por lo menos dos himnos de música pop contemporánea –y en el mismo álbum– que todavía tienen relevancia: "Disco 2000" y "Common People", esta última, la canción por excelencia de la clase trabajadora británica. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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Mil millones de USD es la "inversión” de Shell para perforar el Ártico
"No es que sea un experto erudito, pero cuando escuché que quieren perforar el Ártico, pensé: ‘esperen un minuto, eso no está bien'"
Jarvis CockerLíder de la banda Pulp

Ha sido catalogado como “un tesoro nacional”, mote nada despreciable en un país con el talento artístico que tiene Inglaterra. 

Ha escrito por lo menos dos himnos de música pop contemporánea –y en el mismo álbum– que todavía tienen relevancia: “Disco 2000” y “Common People”, esta última, la canción por excelencia de la clase trabajadora británica. 

Jarvis Cocker tiene guardado un lugar importante en la historia de la música pop del Reino Unido (RU). Ningún artista británico ha envejecido tan cool como él. El paso de los años no solo le ha sentado bien al estilo del líder de la banda Pulp, también a su voz. De ser un carismático rockstar más, hoy es un referente de la cultura pop. 

Desde hace dos años y medio, cada domingo llena con su seductora voz la frecuencia de la BBC para presentar no solo buena música, también para leer poesía, ensayos y otras reflexiones literarias, científicas, políticas y culturales. “Jarvis Cocker’s Sunday Service” es uno de los programas de radio más esperados cada domingo en el RU. 

Después de una vertiginosa y al final conflictiva carrera al frente de Pulp, Jarvis lanzó como solista dos buenos álbums. Pero en sintonía con la tendencia de los reencuentros en festivales de música, Pulp está de regreso desde 2011. 

Me tocó ver su reencuentro en el festival de música San Miguel Primavera Sound 2011, en Barcelona. Para los que hayan tenido la oportunidad de verlo en vivo, saben que a Jarvis le gusta el micrófono. 

En esa ocasión, el movimiento de los “indignados” en España tenía apenas unos días de gestación. En medio del concierto, Jarvis le dedicó unas palabras de apoyo al movimiento, lo que me hizo confirmar su conciencia político-social. 

La causa ambiental

En 2008, Jarvis asistió a una de las expediciones al Ártico que organiza Cape Fareweel, un proyecto creado en 2001 por David Buckland con la intención de “provocar una respuesta cultural al cambio climático”. 

Este programa de expediciones invita a artistas, científicos y comunicadores para sensibilizarlos en el tema de los efectos que tiene el cambio climático, particularmente en el Polo Norte. Hasta el momento Cape Fareweel ha organizado siete expediciones con personalidades como el propio Jarvis Cocker, las cantantes Vanessa Carlton, Leslie Feist y KT Tunstall, el músico Ryuichi Sakamoto y el novelista Ian McEwan (autor de “Atonement”). 

A raíz de esta visita, Jarvis compuso “Slush” para su segundo álbum “Further Complications”, canción que ironiza con el descongelamiento del hielo ártico y el desamor. 

Este año se han dado a conocer datos desconcertantes sobre el ritmo de descongelamiento de los polos. Pero no solo eso, existe la posibilidad de que comience en julio la perforación en búsqueda de petróleo, gas y otros minerales, una reserva no explorada en gran parte debido a los bloques de hielo que poco a poco están desapareciendo. 

Greenpeace en su capítulo del Reino Unido ha alzado la voz con la campaña #savethearctic. Para reforzar esta lucha ambiental, Jarvis Cocker surge como el líder de este esfuerzo que ya comenzó en los medios británicos el pasado fin de semana con un extenso artículo que le dedica Observer Magazine. 

“Estamos a punto de ver otro lado de Jarvis: como un embajador (de voz suave) del medio ambiente. Greenpeace está preparando el lanzamiento de lo que se espera que sea la campaña ecológica de nuestra generación, y Jarvis es el líder de parte del Reino Unido”, dice el artículo de la edición dominical de The Guardian.

Cape Fareweel
El canal de YouTube del proyecto: bit.ly/capefare

Descongelamiento 
De 1980-2012, animación de la NASA: 1.usa.gov/hieloartico

 

Menos hielo

A finales de febrero de este año, la NASA publicó un preocupante reporte en el Journal of Climate sobre el descongelamiento del hielo marino en el Ártico. 
“El hielo marino más antiguo y grueso está desapareciendo a un ritmo más rápido que el más nuevo y delgado que se forma en los bordes de la capa de hielo flotante del Océano Ártico”, sentencia la investigación firmada por el científico Josefino Comiso.
Este tipo de hielo –antiguo y grueso– es conocido como “multi-anual”, se caracteriza por sobrevivir por lo menos dos veranos seguidos y cubre aproximadamente el 15 por ciento de la superficie del océano. Según el reporte de la NASA, el ascenso en la temperatura en esa zona del mundo ha provocado que éste disminuya a un ritmo de -15.1 por ciento por década.
Además, lo preocupante es que los niveles de hielo multi-anual han llegado a dos mínimos históricos en los últimos 5 años: en el invierno de 2008, cuando se redujo un 55 por ciento de la extensión promedio que mostró en la década de los 70, y en el invierno 2011-2012, cuando registró el segundo nivel más bajo. 
Aunque alarmante, el tema sobre el descongelamiento del hielo ártico no es una causa ambiental popular. Tal vez porque ha sido bandera recurrente del cambio climático, ya no sorprende como para atraer la atención internacional que merece. Pero si a la ecuación se le agrega la palabra clave “petróleo”, el panorama cambia.  
 
Petróleo ártico:
la disputa se avecina
El descongelamiento ha provocado que se acelere la apertura de nuevas rutas marítimas en el Polo Norte, y con ello nuevas oportunidades no solo para la pesca, también para la perforación. Se trata de una de las últimas fronteras sin explorar en el mundo, con depósitos de petróleo, gas y minerales. 
Pero el problema está en los intereses que confluyen en la zona. En la carrera por este depósito natural de recursos no renovables compiten Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega, con una combinación de empresas estatales y privadas, como Exxon Mobil y Royal Dutch Shell. 
Las dos visitas a Noruega –en lo que va de 2012– de Hillary Clinto, demuestran este interés.  
Según un análisis reciente de The New York Times, expertos de la industria del petróleo y funcionarios ligados al tema de la seguridad nacional apoyan la exploración en Alaska porque es el “último gran prospecto petrolero doméstico, uno que con el tiempo podría acercar al país a reducir su dependencia sobre el petróleo extranjero”, un deseo históricamente anhelado por EU. 
Pero los defensores del medio ambiente y nativos en Alaska dicen que la perforación en la zona “amenazaría la vida silvestre y costas vírgenes, y perpetuaría la dependencia del país de los combustibles fósiles sucios”. 
Lo que llama la atención es el cambio de discurso de Obama, quien se había pronunciado por abandonar los fósiles por recursos limpios. Pero en una época de crisis económica, no siempre se puede hacer lo que se promete. Y aunque la propia comisión petrolera del presidente –”Deepwater Horizon”– apenas y le ha dado un grado aprobatorio a los planes de perforar este verano, se espera que Shell comience en julio a buscar el codiciado recurso. 
Según esta comisión, uno de los argumentos en contra para no apresurarse a una exploración a fondo es que “todavía no hay un método probado para limpiar derrames petroleros en hielo”.

 

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