La pieza se trata de un reflejo de cómo el ser humano demuestra que es incapaz de revertir el curso de sus propias acciones. Foto: Especial

La luz del otro, obra que plantea la posible extinción del Ser Humano

El colectivo TeatroSinParedes estrena La Luz del Otro, obra ambientada en un mundo post apocalíptico que aborda el futuro de la humanidad y su posible extinción

Durante la Segunda Guerra Mundial, el filósofo lituano de origen judío, Emmanuel Lévinas fue recluido en un campo de concentración; gran parte de su familia fue asesinada por el régimen de la Alemania nazi. Después de este horror, Lévinas se dió cuenta de que siempre se ha buscado entender el mundo partiendo del Yo, es decir, desde una individualidad.

Bajo esta idea, el dramaturgo Sergio López Vigueras y el director David Psalmon llevan a escena La Luz del Otro, en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.

La Luz del Otro se presentará hasta el 7 de mayo, en el Centro Cultural del Bosque. Jueves y viernes a las 20:00 horas, sábado 19:00 y domingo a las 18: horas

“Este proyecto surge durante la pandemia, nos preguntábamos qué tipo de teatro queríamos hacer después de haber vivido una experiencia tan fuerte, tan traumática y al mismo tiempo tan rara de la acción del ser humano en el planeta Tierra”, comenta Psalomon sobre la pieza que cuenta con las actuaciones de Bernardo Gamboa y Diana Sedano.

Es el año 2123. La Tierra es una costra de asfalto en la que no quedan hábitats naturales. Guerras y pestes han exterminado a la humanidad casi por completo. Diana y Bernardo creen ser los últimos habitantes del Circuito 13. Con el tiempo se dan cuenta de que no están solos; por lo que se enfrentan a las posibilidades que plantea el encuentro con el Otro.

“Podríamos pensar que la pandemia, por ejemplo, ya terminó, pero regresamos a nuestras vidas con una inflación y un costo de la vida cada vez más insostenible. De eso hablamos en la obra, pues tiene que ver con qué significa el concepto del Otro, en términos ecológicos-políticos, y la relación que tienen los seres humanos con su entorno”, abunda el director a Reporte Índigo.

De acuerdo con David Psalomon la pieza busca que, al encontrarse los dos únicos habitantes del planeta, se cuestionen sobre cómo fue que ellos llegaron hasta ese punto y si es que seguirán actuando con desinterés y violencia.

Para el director, la pieza se trata de un reflejo de cómo el ser humano demuestra que es incapaz de revertir el curso de sus propias acciones.

“No soy ningún vidente que pueda afirmar que eso va a suceder, son las propias acciones de los seres humanos las que demuestran que hay forma de que esto  se acabe pronto, ahí tenemos el cambio climático. Mientras esperaremos que la luz divina nos ilumine y Dios baje a la Tierra y encuentre una solución que el ser humano es incapaz, fuera de eso es difícil imaginar que eso pueda terminar de otra forma”, opina.

“El planeta tierra se encuentra en un desastre, ahora sólo estamos viendo la punta del iceberg”
David PsalmonDirector

Un relato honesto

El montaje no pretende mostrar una visión “ingenuamente esperanzadora o catastrófica”, son, a decir del director, reflexiones para entender un poco más a la humanidad y cuál es el curso de sus acciones.

Asimismo, a partir del presente, ahondar en el ser humano y cómo cada una de sus acciones, individuales y colectivas, tienen un impacto en el  sistema económico, político y social.

“Estamos metidos en un ciclo que parece imposible de detener; nosotros, de alguna forma, alimentamos esa maquinaria. No somos los grandes empresarios y gente poderosa que toma decisiones  para que la situación ecológica del planeta cambie, pero para que eso suceda hay que parar lo que llaman ‘progreso’, lo que nos han vendido durante tanto tiempo, pero no estamos dispuestos a hacerlo.

“Como no cambiar el celular cada año, comprar ropa cada mes, y ese ciclo desenfrenado provoca la destrucción de nuestro entorno y por lo tanto de nuestra especie”, agrega.

Psalom, sostiene, que “es un simple director” arrojando dudas al escenario, no tiene las respuestas sobre un posible exterminio de la sociedad, pero que, con esta pieza, quiere dejar una huella sobre lo que, quizá, sea algo inevitable.

“Qué pretencioso sería decir que tengo una respuesta contra el fin de la humanidad, si creyera que eso es inevitable no haríamos el tipo de obra que hacemos. Siempre nos alimenta la esperanza de que algo nos va a suceder como humanidad, una toma de conciencia para que podamos revertir lo que está sucediendo”, concluye.

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