La ciencia del ‘blockbuster’

Los algoritmos ya han emigrado de ambientes financieros y científicos para formar parte de nuestra cultura (y no solo digital). Específicamente en el cine, complejas operaciones matemáticas están detrás de la realización de una producción, incluso desde que se concibe un guión.

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Los algoritmos ya han emigrado de ambientes financieros y científicos para formar parte de nuestra cultura (y no solo digital). Específicamente en el cine, complejas operaciones matemáticas están detrás de la realización de una producción, incluso desde que se concibe un guión.

Detrás de su uso hay expectativas económicas. ¿Qué efecto en la taquilla tendrá hacer tal o cual cambio en el guión? Por supuesto, esto a ocasionado algunas fricciones entre la producción y la parte creativa; a escritores y guionistas no les parece tener que adaptar su trabajo a lo que las estadísticas y el análisis de datos dicten. 

Se trata de una manera más descarada de trabajar en base a resultados en Hollywood. 

El culpable de esta revolución numérica hollywoodense es Vincent “Vinny” Bruzzese, un profesor de estadística que obtiene alrededor de 20 mil dólares por cada guión que analiza.

El proceso es, en apariencia, sencillo. Bruzzese somete al script a un proceso de “evaluación” en el que se compara su estructura con el de películas que ya se estrenaron, esto con el fin de captar pistas o claves para que se convierta en un éxito en taquilla.

The New York Times describe a Vinny como el “científico loco de Hollywood” y no es para menos: con su compañía Worldwide Motion Picture Group (MPG) se está convirtiendo en la mano invisible detrás de la fórmula perfecta de las blockbusters (películas taquilleras).

MPG también estudia y analiza una inmensa base de datos con los resultados de grupos de enfoque sobre cintas parecidas. Su sistema compara los datos obtenidos de encuestas realizadas a mil 500 cinéfilos potenciales. 

Así que cuando te enteres del presupuesto de una película, alrededor de 20 mil dólares fueron destinados a Vinny y su equipo. Por muy increíble que parezca, su trabajo ha dado frutos y se ha vuelto casi tan codiciado como Clint Eastwood en sus más de 50 años de carrera.

Su compañía ya ha analizado casi 100 guiones, entre ellos el de “Oz, El Poderoso” (2013). La cinta recaudó alrededor de 484 millones de dólares en la taquilla y los rumores apuntan a que se rodará una secuela y que los actores ya firmaron.

Por el contrario, en el caso de la cinta “Abraham Lincoln: Vampire Hunter” (2012), la producción no siguió del todo los consejos de MPG y la película fue un rotundo fiasco.

En palabras de Bruzzese, “Un superhéroe maldito nunca vende como un superhéroe guardián” y en el caso de demonios o zombies, si éstos buscan o persiguen gente tendrá más éxito en taquillas, mientras que si se convoca a los demonios, no será así, “así que a deshacerse de esa escena (con la) Ouija”, dice Vinny.

Los guiones no se tocan

A pesar de que el cine es un arte con toques de industria, o viceversa, para muchos la influencia de sistemas como el de MPG es un atentado en contra de la creatividad.

Si de por si, los guiones suelen ser arrebatados de las manos del escritor para ser comercializados –acribillados– para fines de lucro, ahora el híbrido script de un escritor es sujeto de las matemáticas para vender y arrasar en las taquillas, así como ser mutado a franquicias.

Procesos como el que hace MPG son “el enemigo de la creatividad”, dice Ol Parker (no confundir con el actor y director del mismo nombre), escritor de películas como “The Best Exotic Marigold Hotel” (2011).

“Es mi peor pesadilla”, añade Parker, “no es más que un intento de imitar lo que ha trabajado antes. Solo puede dar lugar a una homogeneización cada vez más suave, una carrera en tropel por el medio de la carretera”.

En entrevista para The New York Times, Vincent Bruzzese señaló: “Todos los guionistas piensan que sus bebés son hermosos (…) Estoy aquí para decirles las cosas como son: Algunos bebés son feos”.

Un algoritmo para el ‘casting’

Hay producciones de cine que invierten alrededor de 20 millones de dólares tan solo para contratar a Tom Cruise como protagonista.

A las estrellas de Hollywood se les paga de más y no solo lo dicen los tabloides, también un algoritmo.

Ha llegado el momento de dejar atrás las audiciones de largas horas y montañas de fotografías, incluso los sueldos millonarios también podrían reducir gracias a que el casting ideal puede ser seleccionado por un software con algoritmos.

De acuerdo a Nick Meaney y su compañía Epagogix, las productoras cinematográficas pierden su dinero tratando de tener al actor más cotizado en sus roles principales.

Según Malcolm Gladwell de The New Yorker, Epagogix consta de un ático al sur de Londres y su perfil es lo más alejado al glamour que se acostumbra en Hollywood.

En el software de análisis que utiliza Epagogix solo hay tres actores que generarían dinero para una película. También indica que hay por lo menos una actriz, de las top del mercado, que vale la pena pagarle por no aparecer en tu largometraje.

Los resultados que se obtienen del trabajo de la compañía fundada en 2003, se basan en el mencionado software de análisis y en redes neuronales, con los que se predice si una película tendrá éxito. 

El sistema de Epagogix puede probar “un guión de cine y decir, de manera cuantificable, si será una película de 30 millones de dólares o una de 200 millones de dólares”, dice Kevin Slavin, profesor y fundador de Playful Systems del MIT Media Lab, en su plática en TED sobre el control de los algoritmos.

No se trata de información o estadísticas financieras, añade Kevin, “esto no es Google (…) es cultura. Y si estos algoritmos, como los de Wall Street, acaban estrellándose un día y todo falla, ¿cómo podríamos saber lo que se vería?”.

‘Nuestro cliente es la película’
Página oficial de MPG

El éxito de las predicciones
Sitio Web de Epagogix

Primero la música, después los deportes, ahora Hollywood

Kevin Slavin, de Playful Systems del MIT Media Lab, señala en su conferencia en TED que vivimos en un mundo controlado por algoritmos y que éstos determinan cómo se hacen las cosas en todos los ambientes y disciplinas, desde la arquitectura, hasta el cine y el espionaje.

La industria de la música es una de las más proclives a analizar con fines de lucro si un producto será factible para comercializar o no, al igual que en el deporte, el ir y venir de contratar y vender jugadores es todo un negocio de los números. Incluso los resultados de los partidos, también son analizados estadísticamente.

Como refiere Slavin, el cine no está exento y para prueba de ello está una nueva tendencia en Hollywood.

Plática de Kevin Slavin en TED

 

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