Iceage: Furia danesa

Escuchar a Iceage puede resultar un reto auditivo para aquellos oídos no–entrenados en el frenético ritmo del punk y las afiladas guitarras del hardcore. 

Sin embargo, con "You're Nothing" el joven cuarteto de daneses (apenas llegan a los 20) ha producido uno de los sonidos más "limpios" del post–punk: la descarga de su furia parece estar amortiguada por algún tipo de efecto, lo que provoca que puedas escucharlos a todo volumen y con audífonos sin inmutarte. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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Escuchar a Iceage puede resultar un reto auditivo para aquellos oídos no–entrenados en el frenético ritmo del punk y las afiladas guitarras del hardcore. 

Sin embargo, con “You’re Nothing” el joven cuarteto de daneses (apenas llegan a los 20) ha producido uno de los sonidos más “limpios” del post–punk: la descarga de su furia parece estar amortiguada por algún tipo de efecto, lo que provoca que puedas escucharlos a todo volumen y con audífonos sin inmutarte. 

Después de robarse la atención a finales de 2011 con “New Brigade”, su álbum debut, Iceage salió de Dinamarca para tomar por asalto tanto a festivales de música como al mercado estadounidense. 

Con una serie de desenfrenadas y sangrientas presentaciones que pueden ser consultadas en YouTube, los daneses –que en ese entonces tenían entre 17 y 18 años de edad– lograron hacerse de un aire de misticismo que provocó que las expectativas crecieran para su segundo álbum. 

No decepcionaron. Ahora bajo el cobijo de Matador Records, una de las disqueras indie de mayor renombre, Iceage casi de manera milagrosa entrega su nuevo álbum de 28 minutos de duración con 12 tracks que, como el guitarrista y vocalista Elias Bender Rønnenfelt dijo a Rolling Stone, provocan que sientas “estar en el ojo de un tornado”, rodeado del colérico sonido de la batería, el bajo, la guitarra y la voz de Rønnenfelt.

Iceage suena a Joe Strummer llevando su voz al extremo, acompañado del hardcore de los suecos de Refused rebajados con el punk de Joy Division en sus inicios. 

Eso es lo que provoca iniciar un álbum con un ansioso track como lo es “Ecstacy”, que nunca termina por explotar y por el contrario, se detiene para rendirse ante la “presión”. 

Pero también hay momentos experimentales, como en “Morals”, una canción que roba su ritmo de “L’Ultima Occasione”, una canción de mediados de los 60 interpretada por la cantante italiana Mina, pero “reimaginada” con el sombrío sonido de Iceage. 

Pero es en el uno–dos–tres de canciones como “Everything Drifts”, “Wounded Hearts” y la sofocante “It Might Hit First”,  en donde Iceage realmente despega. 

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