La delicia visual del misterio

Este 2016 es designado “el año del Bosco” en el mundo del arte, ya que hace cinco siglos falleció Jheronimus van Aken, mejor conocido como Jheronimus Bosch o “El Bosco”, en español.

 

Hidalgo Neira Hidalgo Neira Publicado el
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Este 2016 es designado “el año del Bosco” en el mundo del arte, ya que hace cinco siglos falleció Jheronimus van Aken, mejor conocido como Jheronimus Bosch o “El Bosco”, en español.

 

Al enigmático artista plástico se le han hecho tributos a lo largo del año, reconociendo su legado pictórico, trayendo al mundo y a las nuevas generaciones sus creaciones llenas de imaginación medieval.

 

Inclusive Leonardo DiCaprio, el 28 de enero, tuvo una audiencia privada con el Papa Francisco en la que compartió el arte de “El Bosco” en un libro que le regaló al Sumo Pontífice.

 

Ahora toca al cine también rendirle homenaje al pintor holandés con el documental “El Bosco, el jardín de los sueños”, mismo que fue realizado con el apoyo del Museo del Prado en Madrid, 

España, justo para celebrar los 500 años de la partida de “El Bosco” del mundo terrenal.

 

“La experiencia de rodaje ha sido una maravilla, hemos rodado muchas noches en el (Museo) del Prado, mientras estaba cerrado sin un solo espectador, solo para nosotros y nuestros invitados en la película, es un sitio muy especial”, compartió José Luis López-Linares, director del testimonial audiovisual para Reporte Indigo.

 

El filme podrá ser observado en Cinépolis sólo el 17 y 19 de septiembre en salas selectas de México, por lo que vale la pena acercarse al análisis profundo que ofrecen figuras del arte como Miquel Barceló, Laura Restrepo, Cees Nooteboom, Albert Boadella, Carmen Iglesias y más académicos culturales que observaron con detenimiento “El jardín de las delicias”, tríptico pintado por “El Bosco” del que fue tema central el documental.

 

Lo sublime, el misterio en cada pincelada y las mil y un ideas que brotan de cada persona que opina en el filme, embelesan los sentidos de los cinéfilos, haciéndolos partícipes como si estuviesen enfrente de la obra plástica.

 

Para López-Linares fue un reto a contrarreloj el realizar el documental, ya que a lo largo de un año se llevó la filmación con un presupuesto estimado de 250 mil euros.

 

“Mantener a la gente entretenida en el filme y que tenga ritmo, aunque el cuadro es riquísimo y está lleno de detalles, es difícil, también el no aturdir al espectador, es difícil porque esto se pudiese hacer en un ensayo en un libro pero no en una película”, indicó el cineasta vía telefónica desde España.

 

El realce de la pintura es llevado detenidamente a cuadro, tomando cadencia y tiempo necesarios para saber apreciar a detalle cada minúsculo trazo que “El Bosco” plasmó en él.

 

Además son gratos los momentos en que se invita al onirismo de “El Bosco”, y cómo es que posiblemente él concibió la idea de esta obra llena de símbolos subjetivos hacia la religión católica.

 

“Yo creo que el cuadro y la pintura de ‘El Bosco’, es tan actual ahora como lo fue en su momento, es una pintura que atrae mucho. En la sala en la que está expuesto la gente lo observa y es de culturas muy distintas y que no necesariamente están involucradas con la cultura de ‘El Bosco’ del mil 500 o con el cristianismo, y se fascinan con el cuadro”, explicó.

 

Este jardín lleno de enigmas, de delicias visuales, de misterios que se bifurcan es hasta ahora por todos admirado, pero a su vez incomprendido, ya que en el silencio de los trazos guarda la magnificencia de su arte.

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