La verdad sin velo

Pocos momentos fueron de ruido fuerte en los premios de la Academia el domingo pasado, pero uno de los que cimbró el teatro Dolby fue claramente cuando llegó el momento de entregar el Oscar a Mejor Película de Lengua Extranjera, donde “El cliente” se coronó con la victoria.

Pocos momentos fueron de ruido fuerte en los premios de la Academia el domingo pasado, pero uno de los que cimbró el teatro Dolby fue claramente cuando llegó el momento de entregar el Oscar a Mejor Película de Lengua Extranjera, donde “El cliente” se coronó con la victoria.

El cineasta iraní Asghar Farhadi no asistió a la premiación porque bajo el nuevo mandato presidencial de Donald Trump se estipuló vetar la entrada a personas de países como Siria, Sudán, Somalia, Iraq, Yemen e Irán. El realizador expresó en un comunicado que a pesar de que se le pudiera dar un permiso especial para atender la ceremonia él se negaría a ir en protesta y apoyo al gobierno republicano.

Aunque no estuvo presente, el discurso fue claro y por un momento los reflectores mundiales se postraron sobre Anousheh Ansari –la primera mujer musulmana en ir al espacio– cuando recibió la presea a nombre del director y leyó una misiva proveniente desde Irán.

“Dividir al mundo en las categorías de ‘nosotros y los enemigos’ crea temor, una justificación engañosa para la regresión y la guerra, estas guerras impiden la democracia y los derechos humanos en países en los que ellos mismos han sido víctimas de la agresión”, expresa parte del comunicado de Farhadi.

Hay que recordar que Farhadi no es ajeno al máximo galardón de Hollywood, en 2012 ganó en la misma categoría su filme “Una separación”, ocasión en la que si estuvo presente para reclamar el premio.

¿Por qué la filmografía de este iraní causa tanto furor?

Farhadi se atreve a poner la cámara donde a pocos les gusta observar su realidad, ahí donde están los problemas sociales, donde se necesita denunciar la violencia, donde la verdad necesita ser observada sin velo.

En su nueva historia, “El cliente”, vemos a una pareja cambiar de residencia, una pareja que a los pocos días la mujer sufre de un brutal encuentro en su propio domicilio, momento para el que se van enterando que ahí vivía una prostituta y seguro dejó rencilla con algún cliente rencoroso.

Así es como a través de esa espiral de incertidumbre el marido se obsesiona con buscar al agresor de su esposa, sin saber qué pueda toparse en el camino de la venganza.

El cineasta se apasionó tanto por desarrollar su película que inclusive dejó en pausa otro proyecto que iba a filmar junto a Javier Bardem y Penélope Cruz en España y volvió a su natal Irán para primero sacar adelante a “El cliente”.

Dentro de la ficción, Farhadi exploró la obra de teatro “La muerte de un vendedor” de Arthur Miller ya que le pareció interesante hacer contrastes en el tema de la humillación. ¿1Quién fuera a pensar que a un año de haber sido filmada su cinta, en Estados Unidos sus connacionales vivirían más que nunca este tópico en carne propia?

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