El montaje recrea una escena de crimen y el público es
quien propone la historia

Detective por un día. En esta obra de teatro puedes convertirte en investigador criminal

Crimen a su gusto es una puesta en escena inmersiva que funciona como un espejo para ver las emociones primarias e instintivas del ser humano. Ofrecerá funciones los viernes en La Teatrería, hasta el 26 de febrero

¿Qué te parecería ir al teatro y convertirte en un detective que resuelve casos criminales? Esto es posible en Crimen a su gusto, una puesta en escena que derriba la cuarta pared para que el público sea quien desarrolle la historia y resuelva los enigmas.

La obra inmersiva estrenó nueva temporada este fin de semana en La Teatrería (Tabasco 152, colonia Roma), donde ofrecerá funciones cada viernes, hasta el próximo 26 de febrero.

Dirigida por Adrián Aranda, la obra sumerge al espectador en una auténtica escena del crimen tomada de una historia propuesta por el público. La trama se desarrolla con un elenco de improvisadores, una maestra detective y el público convertido en estudiantes de criminología.

Esta función lúdica comienza desde que el público llega al teatro, explica el director a Reporte Índigo: “Tenemos a actores que juegan el papel de peritos, dramatizadores y dramatizadoras y, desde que la gente entra y compra su boleto, ellos están en la antesala del teatro y reparten al público algunas preguntas específicas que tienen que contestar, de ahí sacamos información que después usará una maestra detective en escena”.

Creada a partir del interés del director por explorar desde el teatro el género policíaco, la obra se propone como un espejo donde el espectador puede ver reflejado sus emociones primarias e instintivas al ser parte de la resolución de un caso criminal.

En ningún momento es un juicio moral. Se trata de que el público termine dándose cuenta de que todo lo que sucedió, sea sórdido, simpático, estresante o dramático, fue gracias a ellos, ya que fueron ellos los que crearon absolutamente todo. Se trata de poner como un espejo, narrativamente hablando”, plantea Aranda, también tallerista creativo.

¿Por qué atraen tanto las historias de crimen?

La primera temporada de la puesta en escena en agosto del año pasado fue todo un éxito, lo que permitió a la producción organizar esta segunda vuelta.

Aranda atribuye esa buena recepción al interés del público por las historias de crimen y misterio, un género que no pasa de moda y que atrae en cualquier formato.

“Creo que es algo que genera muchísimo morbo y el morbo nos llama la atención siempre. Por ejemplo, el tráfico que genera un accidente de coches es porque a todos nos dan ganas de ver qué pasó. Creo que esa es también la raíz del chisme, que a todos los seres humanos nos encanta, por eso son tan exitosas tanto las secciones de nota roja, como los periódicos específicos que se dedican al chisme”, comenta.

Para el director, esas historias de crímenes e historias policiacas también despiertan interés por la ambigüedad que pueden llegar a provocar, pues a la vez que atraen, muchas veces provocan culpabilidad en quienes las consumen.

“Creo que también en eso radica muchísimo el que los podcast más exitosos hoy por hoy sean los que hablan de ese tipo de casos, de crímenes reales. Nos genera algo el saber que estas personas que cometen crímenes existen”, reflexiona.

Ese juego psicológico es lo que se va desvelando en esta propuesta teatral que en cada función tiene una historia diferente, ya que es el público quien la propone.
El riesgo de esta propuesta lúdica y de improvisación es que la historia se salga de las manos o que se quiera recrear historias sórdidas, comenta el director al hablar de los retos de la improvisación teatral.

“En ningún momento es un juicio moral. Se trata de que el público termine dándose cuenta de que todo lo que sucedió, sea sórdido, simpático, estresante o dramático, fue gracias a ellos, ya que fueron ellos los que crearon absolutamente todo. Se trata de poner como un espejo, narrativamente hablando”
Adrián ArandaDirector de teatro

Lo que tiene la improvisación es que quita completamente este concepto de la cuarta pared y el público se vuelve una parte activa del espectáculo. En este caso se vuelve un personaje más de la obra porque todos juegan como si fueran estudiantes de criminología que van resolviendo un caso. Tenemos muchos parámetros de control para no caer en temas sórdidos o que puedan sentirse de mal gusto, gracias a la maestra detective, que juega como host del espectáculo y es la que va poniéndole orden.

“Lo bonito es que mucho de lo que sucede es a través de la percepción del público y lo que sucede en sus cabezas”, añade Adrián Aranda, quien refiere que en la temporada pasada hubo funciones que se prolongaron más del tiempo estimado debido al entusiasmo del público por resolver el caso.

“Es interesante ver cómo el subconsciente e inconsciente del público empieza a atar cabos con información que nunca se dio. En la última función de la temporada pasada dos personas se tomaron casi 10 minutos tratando de explicar su teoría, los hilos conductores y los móviles, involucrando absolutamente a todos los personajes. La gente estaba metidísima y completaban las teorías entre ellos. Fue una cosa fabulosa de ver”, relata.

Creadores teatrales deben pensar en el público

A partir de esa experiencia, el director considera que el teatro en México sí cuenta con públicos, contrario a lo que se dice constantemente en el ámbito teatral. El secreto, dice, está en saber cuál es el público al que te quieres dirigir.

“A lo mejor va a sonar muy capitalista, pero creo que la responsabilidad que tenemos como compañías y como hacedores de teatro es encontrar a nuestro público y muchas veces esto es a través de promociones, de sistemas de mercadeo que nos permitan alcanzar al público. Así como vemos estas obras que traen grandes recintos como el Teatro de los Insurgentes, que tiene un aparato de promoción muy grande. Creo que es un poco jugar a ese nivel, buscar la manera de que el público se enganche y lo consuma”, plantea.

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