El bailaor Ricardo Rubio platica sobre su espectáculo Puntales del cante, un homenaje al cante a través de las cuatro raíces del flamenco

Celebra el Día Internacional del Flamenco con Ricardo Rubio

El bailaor Ricardo Rubio platica sobre su espectáculo Puntales del cante, un homenaje al cante a través de las cuatro raíces del flamenco. Además, narra sobre cómo fue conocer a esa presencia conocida como ‘el duende’ y su acercamiento a esta disciplina dancística

La casualidad o el destino, o quizá esa presencia llamada “el duende” invocó al bailaor Ricardo Rubio para que pasara en el momento y día exacto por un teatro donde habría un espectáculo de flamenco.

Sin saber nada de este arte, Rubio, quien hace poco más de 30 años se dedicaba a la danza contemporánea, incluso, tenía la duda de ser director de cine, descubrió que “algo” se apoderó de él, desde entonces, su cuerpo y alma se entregaron al flamenco.

“No tenía, hasta ese entonces, un contacto específico con el flamenco, decidí entrar a la función, se abrió el telón y comenzaron a bailar, a los cinco minutos fue un llamado muy claro, una inteligencia divina me dijo ‘esto es lo que tienes que hacer’. A la semana siguiente comencé a buscar clases, en el Instituto Mexicano de Flamencología; resultó que esa persona que vi en el escenario era mi maestra, lo fue por 10 años”, relata Ricardo Rubio a Reporte Índigo.

Desde entonces, el bailaor no ha soltado el flamenco, disciplina artística que celebrará junto con su compañía INTERflamenca en el marco del Día Internacional del Flamenco, proclamado el 16 de noviembre.

El director y coreógrafo cuenta que ofrecerá un par de funciones de su montaje Puntales del cante, a partir del 19 de noviembre y hasta el 9 de diciembre en distintos puntos de la República Mexicana.

A través de las cuatro rutas del flamenco, fandangos, tonás, soleares y tangos, se exaltará el misterio que sucede en el cuerpo cuando baila acompañado del cante.

“Es importante para nosotros mantener viva esta celebración y la idea de que el flamenco forma parte de uno de los lenguajes de la danza. Será un homenaje, de compartir nuestra forma en la que nosotros comunicamos y expresamos nuestro cuerpo”, cuenta.

El eje del espectáculo es el cante, la raíz, el gen y donde se encuentra “la sabiduría” de este estilo dancístico. Cada cuadro mostrará desde la emotividad y los imaginarios conceptuales con los que el flamenco va desarrollando sus lenguajes.

“En el flamenco hay un elemento que es muy humano, la posibilidad de la falla, que produce que estemos alertas; es la invitación a estar aquí y ahora”
Ricardo RubioBailaor

Pero, principalmente, el deseo, el motor que en palabras de Rubio es lo que provoca que siga existiendo el flamenco.

“Puntales del cante es un ajuste de cuentas donde hablo de mi territorio flamenco, donde puedo dialogar. Es de mucha riqueza y abundancia expresiva que me ha regalado el flamenco, por eso es un honor y placer compartirlo con el espectador.

A uno lo motiva el deseo, cuando empecé a bailar era el deseo de dedicarme a este mundo, de reconocerlo, habitar estos imaginarios”, narra.

Sobre la presencia conocida como “el duende”, Rubio explica que para muchos bailaores aún está la duda si es algo que llega desde el interior del cuerpo o es un llamado desde el exterior.

No obstante, para el coreógrafo el llamado está en cada paso y respiración que ejecuta, sólo a través del movimiento se invoca a esa presencia energética.

“Puede ser una vibración que viene de tonalidades de la guitarra, en la forma de respirar el cante, formas que adquiere el bailaor. Se habla mucho de una parte espiritual y energética, pero se llega a partir del cuerpo. Quizá y es a la combinación de un polo positivo y negativo, que cuando está en el enchufe genera luz”, detalla.

El director de INTERflamenca está convencido de que el flamenco sigue demostrando el estado idóneo de una disciplina: la hibridez, la constante conexión con el presente, la contemporaneidad y el trabajo colectivo.  Además, de ser una forma de vivir que le ha enseñado las cosas más hermosas.

“El flamenco me ha enseñado a vivir el tiempo, a saborearlo, entenderlo y experimentarlo, porque se fundamenta en posiciones, las cuales se construyen en una cama rítmica para llegar a estados elevados  de conciencia donde se profundiza el aquí y el ahora”, reflexiona Ricardo Rubio.

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