En 2015 Roberto Wong ganó el premio Dos Passos a la primera novela con su obra París D.F. Foto: Especial

Bosques que se Incendian. Conoce la nueva novela de Roberto Wong

La segunda novela del escritor tamaulipeco busca explorar los múltiples caminos de la memoria mediante una narración con distintos puntos de vista en donde las historias de múltiples personajes se van encontrando en un hotel infinito

Dicen que la literatura abre puertas a nuevos lugares, que leer es una forma de viajar y adentrarse en realidades diferentes a las propias. Leer puede llevar a las atrocidades del Congo con Joseph Conrad, a salas de baile y grandes mansiones con Jane Austen, al México más rural de Juan Rulfo e incluso a lugares que no existen y que aun así son reales como el Macondo de García Márquez. Sin embargo, la literatura no solo es una puerta a lugares físicos, las mejores obras permiten merodear en exploraciones profundas de la condición humana, el miedo, el rencor o el olvido dejan de ser palabras y se convierten en temas que permiten la conexión entre personas. Así es la literatura de Roberto Wong en su nuevo libro Bosques que se incendian.

La segunda novela del escritor tamaulipeco es una historia que busca adentrarse en la memoria, lo cruel que puede llegar a ser y cómo el olvido se puede convertir en un mecanismo de supervivencia.

Bosques que se incendian es una novela sobre cuatro personajes en un hotel extraño, que dentro del universo de la novela funciona como una especie de purgatorio o lugar de paso entre la vida que tenían estos personajes y un misterio que no se resuelve. En este lugar los personajes van enfrentando a las vidas que tuvieron en el pasado, es un espacio en donde se confrontan con su memoria”, comenta el autor, quien también apunta que sus caracteres no recuerdan su llegada al hotel y es a partir de ese misterio que la trama confluye con los temas de la memoria.

La forma de la obra

La difícil infancia de su madre llevó al escritor a preguntarse sobre los recuerdos y darse cuenta de que la memoria no siempre es un lugar agradable al cual regresar. Con estas cavilaciones como punto de partida, Wong crea la metáfora del Hotel Hilbert con la cual pretende hacer una expedición a la manera en la que las personas se relacionan con su pasado, desde el arrepentimiento, la melancolía o la nostalgia.

Para ello el libro está contado desde el punto de vista de cuatro personajes distintos. “Uno es Rafael, el personaje con el que abre la novela y cuya relación con la memoria tiene que ver con la culpa. Luego está Nina, a quien ya la conocemos en el hotel y se vincula con la memoria desde la extrañeza y el perdón. También hay un escritor sin nombre que se relaciona con los recuerdos desde el registro y obtiene mucho de una biblioteca infinita, que para mí funciona como una metáfora de nuestra vida digital por cómo vamos capturando pedazos que resguardamos en un repositorio temporal. Por último, hay un personaje que se llama Filiberto, un guiño al escritor uruguayo Felisberto Hernández que está referenciado en la obra, y su vínculo con la memoria viene de la nostalgia y la melancolía”, adelanta el novelista sobre su obra.

Bosques que se incendian está construida con un juego de voces de los cuatro personajes que se adentran en el hotel al tiempo que presenta una estructura no lineal. Para Wong, esta forma de narrar la historia lleva al lector a una inmersión más profunda, pues requiere su atención a detalle para edificar teorías y visiones de lo que está sucediendo en la novela al ser un texto que no ofrece todas las respuestas de manera sencilla.

“Las preguntas siempre duran más que las respuestas, en este sentido la obra abre muchas preguntas sobre la manera en la que nos relacionamos con la memoria y es ahí donde me quiero detener para decirle al lector que, quizá, todo esto que venimos considerando alrededor de nuestros recuerdos tiene capas más profundas de las que hemos formulado. La memoria no es una especie de cajón del que sacas cosas sino es algo que se va reconstruyendo y transformando y esa es la primera oferta hacia el lector”, señala Roberto al respecto de la estructura de su novela.

El camino de un autor

La literatura no llega al mismo tiempo para todos, no siempre es en la infancia cuando los cuentos y las novelas conquistan a sus lectores, para algunos el encanto tarda en encontrarse y Roberto fue uno de ellos.

“Cuando comencé a escribir lo hice relativamente tarde, en la universidad, y no llevaba muchos años leyendo, pues empecé a leer a profundidad en la universidad. Cuando comencé a escribir lo primero que me movió fue el encuentro con la lectura, el hecho de encontrarme con libros que expandían mi visión del mundo, que ampliaban mis horizontes y mi manera de ver la vida. A partir de ahí eso creó una especie de envidia que me hizo querer participar activamente de ese mundo”, relata el ganador del premio Dos Passos en 2015.

“Me interesaba, número uno, compartir y explorar distintos puntos de vista alrededor de la memoria y los distintos personajes y voces me parecía una forma de llegar ahí. La estructura no lineal me parece un juego de complicidad con el lector, requiere que el lector vaya construyendo sus propias lecturas acerca de la novela”
Roberto WongAutor

Wong confiesa que esa primera novela publicada hace ya ocho años, París D.F., nació de un impulso juvenil, de una incapacidad por escribir como en los libros que a él le gustaban leer.  A diferencia de su primer trabajo, Bosques que se incendian se origina de un proceso diferente, la incertidumbre de la pandemia y la ansiedad provocada por eventos fuera de su control llevaron a Roberto a querer regresar a los recuerdos y a una figura poética de su país natal.

“A mí lo que me interesa es descender a las obsesiones que tengo en ese momento y tratar de transmitirlas y compartirlas con los lectores a partir de imágenes y metáforas que sean accesibles y también atractivas”, comparte el autor.

Para el tamaulipeco su aproximación a la escritura tiene que cumplir con dos requisitos, el primero es toparse con una imagen o una historia que quiera contar y, segundo, que esa imagen conecte emocionalmente con él. “Mi proceso de escritura ha cambiado en la medida que soy consciente que puedo descender a mis obsesiones y entender como imágenes o anécdotas se conectan con cosas que me importan”, remata el escritor.

El origen

El libro se empezó a escribir en un hotel de Dubai en el que el autor estaba atrapado debido a la pandemia de COVID-19. Para ayudarse a escribir Roberto Wong utilizó una pista sonora que lo acompañó en el encierro, en la parte de atrás de la novela se encuentra un código QR con una selección de 14 canciones que referencian algunas páginas de la novela.

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