Border, un espacio de resistencia

Este centro cultural busca ser un espacio para la reflexión abordando discursos propios de las ciencias sociales y las humanidades; su fundador explica la importancia del arte en la lucha contra la discriminación

El Centro Cultural Border ha logrado posicionarse como uno de los principales espacios de arte emergente del país al proponer y desarrollar una estructura de gestión cultural y artística inédita y auto sustentable, pero además se ha consolidado como un refugio para la reflexión, abordando discursos propios de las ciencias sociales y las humanidades.

Para Eugenio Echeverría, fundador del Centro, el arte es un medio de divulgación que ayuda a combatir la discriminación, ya que le permite a las personas entablar un diálogo consigo mismas a través de exposiciones, sin ningún intermediario, sólo con una suma de obras, de dispositivos museográficos, de textos que se desarrollan y que se desenvuelven defendiendo un discurso específico.

“Las encuestas que realizamos de la exposición que hicimos sobre identidades trans en el 2016, Lo que se ve no se pregunta, y la del año pasado, El chivo expiatorio, reflejaban que, efectivamente, el espectador vivía un reposicionamiento con respecto a lo que creía saber en torno a las identidades trans y a las personas que vivimos con VIH y eso me pareció sumamente interesante”
Eugenio EcheverríaFundador del Centro Cultural Border

Echeverría asegura que muchas veces las personas tienen prejuicios heredados, no son realmente suyos, y asignan asco y odio a esos cuerpos diferentes, porque así les han dicho que deben sentir, por lo que únicamente responden a un contexto.

Así que de repente ir a una exposición, a una intervención, leer un texto, apreciar una obra de arte o ver una película, les puede y les permita cortar ese continuo.

Desde su fundación en el 2006, Border ha presentado el trabajo de aproximadamente 200 artistas y 30 curadores y gestores invitados. A partir de sus programas, Temático Anual, Educativo, Culturas Disidentes y CC Jauría Trans, busca detonar diversos procesos que tienen por fin el estimular conversaciones colectivas en comunidades específicas.

Acabar con la discriminación

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), 20.2 por ciento de los mexicanos han sufrido de este porblema social en el último año por alguna característica o condición personal, tono de piel, manera de hablar, peso o estatura, forma de vestir o arreglo personal, clase social, lugar donde vive, creencias religiosas, sexo, edad y orientación sexual.

Eugenio Echeverría afirma que erradicar ese problema es un tema complejo, porque tiene que ver con el miedo que se instala en los cuerpos y genera un dispositivo a partir del cual se segrega a ese otro diferente a mí, que por cuestiones de raza, de clase, de género, de sexualidad o de condición serológica, se piensa que representa una amenaza.

“Ese discurso político y social de manipulación se basa en el divide y vencerás, entonces es a raíz de esa lógica —que es milenaria— que efectivamente se desarrollan primero los prejuicios, luego se pasa a la violencia y la discriminación es parte de ella, por lo que erradicarla tiene que ver con entender que el otro no es distinto a mí y para eso creo que ninguno estamos capacitados para entenderlo de otro modo, sería muy atrevido decir que somos personas libres de prejuicios, quizá lo que podemos hacer es advertirlos y hacerlos conscientes para poder desmontarlos”, opina el fundador y director del Centro Cultural.

Como espacio social, Border ofrece actividades de vinculación con poblaciones específicas, servicios pensados y diseñados para la comunidad trans, centrándose en necesidades que se desprenden del área de salud, legal, académica y laboral.

También imparte talleres, diplomados, seminarios, encuentros y proyecciones, para así darles otro punto de vista a los visitantes y entre todos ir cortando esos continuos, porque además siempre son los mismos cuerpos los estigmatizados, violentados y discriminados, y no es casualidad, es un discurso global.

A Eugenio, más que los mitos que existen alrededor de los grupos vulnerabilizados, le preocupa cuando la gente, teniendo la información, sigue estigmatizando y dejándose llevar por ese continuo, por ejemplo, que una persona sepa que si un portador de VIH es indetectable es intransmisible, decida no convivir, no compartir nada con él, porque impregna su cuerpo de esa sensación de asco.

“Los mitos son un problema de ignorancia, pero lo segundo ya es una cuestión de no querer enfrentar mis propios prejuicios y cuestionarme. Creo que no por tener información voy a cambiar mi relación con ese otro diferente a mí, la información sirve para que me cuestione y es eso lo que va a permitir un reposicionamiento para que pueda relacionarme de una manera diferente con aquellos que me rodean”, considera Echeverría.

Entonces, a lo que invitaría Eugenio es a cuestionar nuestros propios prejuicios, miedos, a lo que me han dicho que debo pensar y sentir, pero que nunca me he cuestionado si yo lo quiero pensar y sentir de esa forma. Eso, para él, es la antesala del quiebre de los procesos de discriminación de las personas.

Actualmente, el Centro Cultural Border, ubicado en la calle de Zacatecas, número 43, colonia Roma Norte, está trabajando en una segunda edición de la exposición El chivo expiatorio, que se presentará el 1 de diciembre en coordinación con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
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